Lituania: los derechos LGTB, en la encrucijada
La situación de los derechos LGTB en Lituania no deja de ser preocupante. A finales de diciembre el Parlamento del país báltico, miembro de la Unión Europea desde 2004, ha aprobado en primera lectura una modificación de la Constitución (que ya definía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer) que, si entrase en vigor, prohibiría cualquier reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo. La gran mayoría de los ciudadanos, por su parte, ha mostrado una vez más su oposición al reconocimiento de los derechos de las personas LGTB en sondeos recientes.
En los últimos meses, en Lituania, se ha vuelto a encender un gran debate social sobre la definición del concepto de familia. En 2011 el Parlamento aprobó una ley sobre la familia que preveía incentivos para las parejas heterosexuales casadas y discriminaba abiertamente al resto de parejas calificándolas de ‘familias incompletas’. Afortunadamente la Corte Constitucional la declaró inconstitucional, decisión que desató las iras de los parlamentarios conservadores que, el pasado 21 de diciembre, aprobaron una modificación muy restrictiva de la propia Constitución que identifica la familia únicamente con las parejas heterosexuales casadas, lo que haría virtualmente imposible cualquier reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo (al parecer, la medida cuenta con el respaldo de la opinión pública), frustrando así los esfuerzos de la diputada socialdemócrata Marija Aušrinė Pavilionienė, que ha propuesto un texto de ley de uniones civiles abierto a las parejas del mismo sexo. Esta proposición ha desatado la oposición enfurecida de los sectores católicos y de los diputados conservadores que quieren vetar cualquier reconocimiento de los derechos LGTB. El ministro de Justicia, Remigijus Šimašius, por su parte, ya había presentado el pasado noviembre una proposición de ley de uniones civiles abierta solamente a la parejas heterosexuales afirmando que las parejas de gays y lesbianas ya tienen reconocidos sus derechos y no necesitan nuevas medidas en su favor.
Es en este contexto que se ha conocido una encuesta realizada en noviembre que muestra que el 70% de los lituanos está a favor de la aprobación de una ley de uniones civiles pero solo para las parejas heterosexuales. El 25% está en contra y solo el 4% de los encuestados se ha manifestado a favor de que las parejas homosexuales puedan contraer unión civil. Los sectores sociales que muestran una mayor aceptación de los derechos LGTB son los jóvenes y las personas con rentas más altas. Otra segunda encuesta realizada también en noviembre pinta un panorama aún más sombrío al mostrar que el 56% de los lituanos no quiere como vecino a un homosexual y el 72% rechazaría a un vecino enfermo de sida. No solo la situación de las minorías sexuales alcanza, sin embargo, cotas alarmantes. La misma encuesta muestra un rechazo mayoritario a judíos, polacos, gitanos, inmigrantes y extranjeros.
La situación de los derechos LGTB
En los los últimos años el Seimas (Parlamento lituano) ha aprobado una larga serie de medidas socialmente muy conservadoras. Iglesia católica y políticos conservadores han promovido, en particular, la aprobación y/o tramitación de leyes abiertamente homófobas que limitan la posibilidad de divulgar contenidos relacionados con la homosexualidad a menores y adultos. Además se ha intentado prohibir las celebraciones del Orgullo y se ha discutido una ley que prohíbe la cirugía de reasignación de sexo.
Sin embargo, a pesar de esta situación tan difícil, las estadísticas prueban que la sociedad lituana se moderniza rápidamente. Cada vez son más los que eligen vivir en pareja de hecho: el 40% de las parejas conviven fuera del matrimonio y el 35% de los niños viven hoy en familias no ‘tradicionales’. Una parte significativa son criados en familias homoparentales cuya vida ha sido retratada en un interesante reportaje de la periodista Rasa Navickaitė.