Kenia: impiden a una pareja gay celebrar una boda y la amenazan con represalias
Se intensifica la persecución de las personas homosexuales en África. En esta ocasión es una pareja de Kenia la que se ha visto obligada a suspender una ceremonia de boda que iba a tener lugar cerca de Mombasa. Una ceremonia estrictamente privada, pero que llegó a conocimiento de las autoridades locales en un país en el que la homosexualidad es ilegal. Lo peor es que la valentía de los dos hombres les puede costar muy caro: el Gobierno local quiere expulsarlos de sus casas y deportarlos.
«Me quedé de piedra… No podía permitirlo», declaró Hussein Swaleh, un jefe local, a la BBC. La boda fue interrumpida antes de llegar a celebrarse y tanto los contrayentes como los invitados se vieron obligados a abandonar el recinto privado en el que la boda iba a tener lugar. «Hemos decidido junto a nuestros jefes locales decirle a esos hombres que se vayan de aquí», declaró además Esther Kache, miembro del Consejo local de Mnarani, que quiere expulsar a los dos hombres de su comunidad.
Kenia, de hecho, castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas que pueden oscilar entre los 5 y los 14 años de cárcel. Y aunque la legislación no se aplica de forma demasiado estricta, su simple existencia permite que el acoso contras las personas LGTB por parte de las autoridades está a la orden día.
Una noticia que constituye un nuevo embate de la ola de homofobia que recorre diversos países del África subsahariana, y que se suma a lo sucedido estas últimas semanas en Uganda, donde se ha presentado un proyecto de ley que endurecería todavía más la persecución a los homosexuales, castigándolos con penas de muerte o cadena perpetua, o en Malawi, donde otra pareja que también cometió el «atrevimiento» de celebrar una ceremonia de boda ha sido encarcelada y se enfrenta a una posible pena de 14 años de cárcel.
Al margen de sus raíces locales, este recrudecimiento de la homofobia en África se estaría viendo alimentado por movimientos ligados a la derecha religiosa estadounidense que, al menos en el caso de Uganda, contribuyen económicamente a la promoción de líderes homófobos, tanto políticos como religiosos.
“Me quedé de piedra… No podía permitirlo”, declaró Hussein Swaleh…
Independientemente de la ley penal discriminatoria keniana ¿Acaso estaban obligando al señor Swaleh, o a la señora Kache, a casarse con una persona de su mismo sexo, como para que reaccionaran de ese modo? ¿O sea que está bien irrumpir en eventos privados, solo porque no nos gusten?
Vaya burradas.
qué poca verguenza tiene la gente de creerse con el derecho de controlar las vidas ajenas. El otro día leí una leyes obsoletas vigentes en varios estados americanos y varias tenían relación con prácticas sexuales prohibidas dentro de la casa propia como la felación de una mujer a un hombre…