El presidente de Sudáfrica rechaza condenar la ley homófoba de Uganda
Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica, ofreció el pasado martes en el parlamento de su país su “respeto” hacia la ley homófoba aprobada por Uganda el pasado mes de febrero, que castiga a las personas homosexuales con penas de hasta cadena perpetua y obliga a delatarlas.
“Sudáfrica respeta la soberanía de otros países para adoptar sus propias legislaciones”, declaró Zuma en respuesta a una interpelación del partido Alianza Democrática (DA) en la Asamblea Nacional sudafricana. “En este sentido, Sudáfrica colabora con Uganda mediante vías diplomáticas en áreas con intereses comunes, teniendo en cuenta la soberanía de Uganda”, añadió. El mandatario desoye así la petición de la Comisión de Derechos Humanos sudafricana, que instó al Gobierno a “mostrar de manera clara y visible su rechazo a la draconiana ley de Uganda”, cuando esta fue aprobada, y a “unirse a aquellos que respetan los derechos y libertades de todas las personas”.
La oposición ha expresado su preocupación por las palabras de Zuma. La portavoz de la DA Lindiwe Mazibuko invocó a Nelson Mandela y a la Constitución sudafricana, que prohíbe expresamente la discriminación basada en la orientación sexual. La líder de la oposición instó al presidente a sumarse a los países que condenan la homofobia en Uganda, comparando esta situación con el apartheid vigente hasta 1994: “No deberíamos estar a la espera mientras nuestro presidente adopta esta vergonzosa postura ante países que violan los derechos humanos de su pueblo”, declaró. Comportarse así sería, para Mazibuko, “enviar un mensaje al resto del mundo de que somos unos hipócritas”.
Lo cierto es que las declaraciones de Zuma no suponen ninguna sorpresa en un presidente que no se ha caracterizado precisamente por su apoyo a los derechos LGTB. Cuando en el año 2006 se tramitaba el proyecto de ley de matrimonio igualitario en el país sudafricano por mandato de su Tribunal Constitucional, Zuma, entonces vicepresidente del Congreso Nacional Africano (ANC, el partido de Nelson Mandela) declaró que “el matrimonio homosexual es una desgracia para la nación y para Dios”. Ante las protestas de los colectivos de defensa de los derechos LGTB, se vio obligado a rectificar, disculpándose por el dolor que sus palabras hubieran causado y expresando su “respeto, reconocimiento y aplauso a la magnífica contribución de muchos gays y lesbianas a la lucha que nos condujo a la libertad, y al papel que siguen desempeñando en la exitosa construcción de una Sudáfrica sin distinciones raciales ni discriminaciones”.
En una entrevista hace poco más de un año, el presidente ya afirmó resignado que el matrimonio igualitario en Sudáfrica “está constitucionalmente aceptado. No importa lo que yo pueda opinar”. Sin embargo, la presidencia de Zuma se ha caracterizado por el nombramiento en cargos relevantes de personas muy contrarias a los derechos LGTB, y ha sido muy criticada por la tardanza en reaccionar ante las espantosas “violaciones correctivas” de mujeres lesbianas que asolan el país.