La comadreja de Esopo
“Se introdujo una comadreja en el taller de un herrero y se puso a lamer una lima que allí se encontraba. Al cabo de un rato su lengua arrojaba sangre en abundancia, y la comadreja se puso muy feliz pensando que había arrancado algo al hierro, hasta que acabó por perder su propia lengua”.
Pero mami, en esta historia no aparece ningún loro ni ninguna ardilla y yo quiero un cuento de loros y ardillas.
Desde luego, Ana, eres incorregible. ¿Cómo le cuentas a la niña esas fábulas que además no son tuya, son de Esopo?
¡Ea! Pues siéntate aquí con nosotras y cuéntaselas tú. Elvira, “mamarrosa” nos va a contar una verdadera historia de loros:
“Se introdujo un loro en el nido de una ardilla y se puso a picar y a empujar con su pico para ver cuánto podía sacar fuera del hogar de la ardilla. Al final del trabajo su pico estaba destrozado por su ímprobo esfuerzo, y el loro se puso muy feliz porque creía haber sacado algo importante para los animales del bosque. Siguió y siguió hasta que no pudo más con su cuerpo; perdiendo el pico, las plumas y las fuerzas sin darse cuenta que lo que sacaba fuera estaba manido y seco producto de la larga hibernación de la ardilla. Y ya a nadie le interesaba. La ardilla ante el ruido de las nueces salió corriendo y, en la huida, una vez a salvo del loro, miró con curiosidad los efectos de su “espantá”. En verano, ningún animal del bosque se acordaba ya ni del loro viejo y maltrecho ni de la ardilla.
Pero… “mamarrosa”, lo único que has hecho es transformar la fábula de la comadreja. Además, para ese caso ya tenemos a los loros Pili y Sophie. Mi amigo Óscar, el niño de la clase que me gusta, dice que a estos loros no les echa cuenta nadie, solo su abuelo y su abuela. Pili y Sophie son dos loros que Óscar tiene en casa. Se los regaló Luis. Yo creo que ambos se gustan, ¡qué le voy a hacer, tendré que ir buscándome otro chico! (Elvira se marchó resignada a su habitación a estudiar Conocimiento del Medio).
Desde luego, Rosa, cómo eres. Ni siquiera has podido tergiversar otra fábula de Esopo, has tenido que coger la mía.
Moraleja: Los loros fracasan en su intento de comunicar con la gente a base de palabras repetitivas y manidas, las ardillas huyen ante el ruido y el movimiento y, las niñas (también los niños) son más listas de lo que creemos.
Juan Cruzado Romero
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Esta fábula formará parte del libro que estamos preparando con «Las fábulas del loro y la ardilla». ¿Quieres que tu fábula forme parte del libro? Envíanos tu fábula, ¿a que estás esperando?
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Actualizado a 15 de febrero, 21:07: ver los comentarios a esta entrada en la versión antigua del blog.