Mar Cambrollé: «la ley integral de transexualidad en Andalucía podría ver la luz en mayo»

Andalucía tendrá la que puede ser ley integral de transexualidad más avanzada de Europa, tras el acuerdo alcanzado por el PSOE andaluz, IULV-CA y varios colectivos transexuales para desbloquear el proceso. Gracias a la normativa, y entre otras cosas, las personas ya no tendrán que acreditar ante nadie su “género autopercibido”. “Creo que sentaremos un precedente a nivel internacional y que todo esto tendrá un efecto dominó”, asegura Mar Cambrollé (Asociación de Transexuales de Andalucía, ATA). Y el plazo para que la ley quede aprobada de forma definitiva será de “cuatro o cinco meses” a partir de la fecha de su registro, fijada para el próximo 15 de diciembre. “Esperamos que pueda entrar en vigor sobre mayo”, matiza.

A este respecto, y en una conversación con la presidenta de ATA, esta ha querido aclarar la polémica surgida en torno a la rotura de la unidad de los transexuales en Andalucía. Así, la activista granadina Kim Pérez decidió seguir adelante y comenzar una huelga de hambre en solitario, a pesar de que sus compañeras decidieron desconvocarla tras consensuar el proyecto de ley antes mencionado. Una huelga que Pérez abandonó hace una semana tras reunirse con representantes del PSOE e IULV-CA. “Desde un principio ella dijo que no se adhería a la huelga y que se representaba a sí misma, y lo que alega tampoco es cierto porque desde el primer borrador con el que empezamos a trabajar se han contemplado los mismos principios que ella señalaba”, afirma Cambrollé.

Asimismo, Cambrollé ha querido destacar la importancia de la igualdad en la atención sanitaria a las personas transexuales con respecto al resto de la ciudadanía. “Es importante hacer hincapié en que no existen tratamientos específicos para las personas transexuales, y que todos ellos, desde las terapias hormonales a las cirugías, son tratamientos de los cuales cualquier ciudadano puede ser beneficiario, con la única diferencia de que a nosotros sí se nos discrimina a la hora de prestárnoslos”, comenta la activista. Con ello, achaca esa leyenda urbana a la “mentira que nos ha impuesto la medicina desde hace sesenta años”. “Si un hombre o una mujer no transexual tiene una deficiencia hormonal, va a su médico y este le prescribe las hormonas necesarias sin cuestionarlo, sin evaluarlo, y sin presuponer a priori que es un enfermo mental, ni tampoco se le segrega a una unidad especial”, sentencia.

Uno de los puntos más polémicos de la ley es la inclusión de los menores transexuales, “tanto en el ámbito educativo como sanitario” y sobre la que ha existido una invisibilidad “tanto institucional como por parte de los colectivos LGTB”. La prescripción de inhibidores a niños no transexuales para frenar su desarrollo no es aplicada de la misma manera en el caso de los niños y niñas transexuales, “como sí ocurre en otros países de Europa y en Estados Unidos”. Para ello, desde ATA se pide “una atención psicológica, de ayuda, de darles herramientas a los padres recomendándoles permitir el libre desarrollo de la personalidad de sus hijos”. Lo que para algunos supone un dilema ético, para los colectivos transexuales es un asunto que debe ser abordado sin titubeos. “En esta primera etapa no hay tratamiento médico. Lo único que se le aplica a los menores en la etapa prepuberal son los inhibidores, y ya si hay una persistencia cuando tienen quince o dieciséis años, sí que serían ya aconsejables los tratamientos hormonales”, aclara Cambrollé para evitar “confusiones”.

Sobre el hueso más duro de roer en la lucha por la igualdad y contra la transfobia, Cambrollé tiene claro que, por encima de los políticos, “lo que hay es un beneplácito ante lo que son las batas negras, que sería la Iglesia, y las batas blancas, representada por la parte más rancia de la medicina”. En política, entra lo justo y necesario. “No soy ni de Rubalcaba, ni de Rajoy, ni de Llamazares. No soy partidista. Soy una mujer de izquierdas y feminista”.