Verdades y mentiras
Tengo que decir que le tengo un cariño especial a El primer caso de Cate Maynes (Clara Asunción García, Editorial Egales): fue compañero de edición de Hermano, en noviembre de 2011. Pero además me he divertido muchísimo leyéndolo y espero que esto no sea más que el inicio de una saga.
Intentaremos contar un poco de qué va la cosa sin desentrañar la trama: al fin y al cabo, que una mujer sea lesbiana no es (o no debería ser) ninguna sorpresa. O si lo fuera debería serlo tanto como ser de Cuenca o de Elche (caso de la autora) Así que una detective que resulta ser un poquito lesbiana conoce a una puta que resulta ser un poquito lesbiana y se ve envuelta en un caso de chantaje a una señora de la alta sociedad que resulta ser bastante lesbiana y que pretende salvar a su hija (¿adivinan?) de un escándalo mayúsculo con la inestimable ayuda de la muchacha de la casa con uniforme y todo y un poquito lesbiana también.
Bolleras homófobas, cuartos oscuros para mujeres, cartas misteriosas, parejas de mujeres góticas que buscan tríos, y mucha, mucha camarera y mucho alcohol y mucho sexo (¿hay algo más?: pregunta retórica que no requiere contestación de momento).
Reproduzco íntegro el currículum de Clara Asunción García, uno de los más bonitos que el infraescrito ha leído nunca: nació en 1968 en Elche (Alicante). Si hay un mar, un libro o una cerveza cerca, es feliz. Si está acompañada cuando eso sucede, lo es aún más. Este es su primer libro. Digamos que desea que no sea el único.
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No es Pequeñas mentiras sin importancia (Francia, 2010) una gran película, pese a haber sido todo un éxito en su país de origen (quizá sea eso). Montones de actores en estado de gracia y un director/actor (Guillaume Canet) que abusa de esos momentos en los que una canción (bonita, eso sí), interrumpe la acción ¡más de cinco veces! Quizá dos horas y media sea demasiado tiempo: contemplar a un grupo de parisinos gilipollas (no seáis malos, no es un pleonasmo, al menos desde el domingo pasado) que van de vacaciones a un idílico lugar de la costa bordelesa (¿Arcachon?) mientras uno de ellos (Jean Dujardin, ese, el de los oscars) agoniza en un hospital de París, es, desde luego, excesivo para una película. Quizá no para una serie de televisión.
Pero hay una historia interesante: uno de ellos (interpretado por Benoît Magimel, que se está convirtiendo en un señor mayor y quiera Dios no acabe como Depardieu), casado y con hijos, declara su amor al dueño de la casa. Él no es marica, que queda claro: simplemente se ha enamorado de sus manos (eso sí, parece que al amado le cabe por detrás algo más que el bigote de una gamba). Esto dará lugar a una serie de situaciones más o menos tragicómicas en la peor tradición del cine francés… y sin embargo hay algo más: un poso de verdad, la sensación de que estamos asistiendo a algo doloroso y conocido (reconocido) y que esa historia de amor no es más que una de esas pequeñas mentiras “sin importancia” de las que habla el título en castellano, que tenemos que decir de vez en cuando para mantener las formas y poder convivir en sociedad. Podría haber sido toda una oda a la hipocresía que alcanzaría el culmen en los panegíricos finales, pero el director se muestra ambivalente y cae rendido ante esa “amistad” de la que, sin embargo, no hemos sido conscientes en las dos horas anteriores.
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«(eso sí, parece que al amado le cabe por detrás algo más que el bigote de una gamba)»
Vaya, vaya, ¿no había otra manera menos homófoba de decir las cosas?. Se trata de luchar contra la actitudes homófobas y desde esta web se cae en el mismo error. Qué decepción. Así os va.
malo: el comentario en cuestión hace referencia al ambiente de hipocresía que rodea la peli y es responsabilidad exclusiva de un servidor y no de dosmanzanas.
Por lo demás, nos va estupendamente (creeemos): gracias por tu interés
Puto: le dije a mi médico,que el tragar las
pastillas que me había recetado me resultaba
difícil porque eran muy gruesas,y el me res-
pondió que seguramente me habría metido cosas
más grandes a la boca y así es,pero…puse en
su sitio a mi médico heterosexual (ortosexual)
y el se disculpó.Algunas veces y sin pensarlo
podemos molestar.Abrazos para Malo y para ti y
gracias por tus reseñas tan interesantes.
Si el mismo comentario lo hace un responsable del Pp, opinando sobre la película tambien, desde 2M llamarían a convocar una «caravana de palomos» y todo sería críticas muy duras, pero como lo dice uno que es gay y escribe habitualmente en esta web la cosa queda muy graciosa y normal.
voy a intentar explicarlo pero como estoy con las pastillas de la alergia igual es peor:
a un homófobo le encanta la expresión (Daliniana casi diría yo) sobre los culos y los bigotes de gambas, y no pierde la ocasión de decirlo en cualquier momento.
de repente tú descubres que el homófobo va a sitios de cruising y que es gay
y entonces tú le dices «yo creo que a ti te cabe por el culo algo más que el bigote de una gamba» (en el caso que nos ocupa, los dedos del quiromasajista)
ese es el contexto
y desde luego, el mismo comentario cambia en función de quien lo dice, eso no creo que requiera explicación