El nuevo código penal de Hungría protegerá a las personas LGTB frente a los crímenes de odio
Una noticia positiva de un país que no nos tiene acostumbrados a ellas: el Parlamento de Hungría ha aprobado un nuevo código penal, una de cuyas provisiones es la inclusión, por primera vez de manera explícita, de la orientación sexual y la identidad de género como categorías de protección frente a los crímenes de odio.
La ley entrará en vigor en julio del año que viene, después de que el presidente de la república János Áder la firmara el pasado viernes. Otra de las novedades positivas que incluye el nuevo código penal es la supresión de terminología ofensiva que se venía utilizando en la legislación húngara para cualquier tipo de relaciones sexuales distintas del coito vaginal.
Asociaciones LGTB del país magiar, que venían luchando por este cambio desde hacía años, han saludado la decisión, pero han recordado que, «como con cualquier legislación, el mérito está en la implantación«. El activista Tamás Dombos ha calificado el giro del gobierno en esta materia de «sorprendente«, pero lo ha definido como un «primer paso» que se tiene que complementar con otras medidas como la formación de la policía para que sepan cómo actuar ante un crimen de odio de carácter homófobo o tránsfobo.
Recordamos que Hungría experimenta una deriva autoritaria desde la arrolladora victoria de las fuerzas de derecha hace ahora dos años. Una tendencia que no se limita exclusivamente al ámbito de los derechos LGTB, pero que los afecta de lleno. Quizá el ejemplo más simbólico fue la aprobación, hace ahora un año, de una nueva Constitución que entre otras medidas “protege” explícitamente al matrimonio que se celebra “entre un hombre y una mujer”, excluyendo otras posibilidades. La nueva Constitución fue aprobada en solitario por el Fidesz (derecha conservadora), que obtuvo el 52,7% de los votos y dispone de más de dos tercios de los escaños. El otro gran ganador de las elecciones fue el Jobbik, un partido de extrema derecha abiertamente homófobo que con el 16,7% de los votos quedó en tercer lugar, a no demasiada distancia de los socialistas (que se hundieron hasta el 19,3%).
La prohibición constitucional del matrimonio igualitario parecería una especificación innecesaria, dado que de todas formas Hungría no permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero tiene un indudable valor simbólico. Hungría sí dispone de una ley de uniones civiles que fue aprobada antes de las elecciones por los socialistas (y los minoritarios liberales), y que tiene además el aval del propio Tribunal Constitucional húngaro.
Por otro lado, hace unos meses nos hacíamos eco de la prohibición por parte de la policía húngara de la celebración del Orgullo de Budapest, que fue finalmente permitido por la justicia y se celebró sin incidentes pese a la amenaza de grupos de ultraderecha, quienes también publicaron en Facebook una lista con los organizadores de los Eurogames 2012, que tuvieron lugar recientemente en la capital del país.
esta dualidad entre la legislación húngara y su política social parece venir de la recomendaciones de la UE que trabaja hace décadas en este sentido, de cualquier forma un pequeño soplo de aire fresco