Nuevas detenciones de activistas LGTB en Zimbabue
Nuevas detenciones en Zimbabue, en esta ocasión de 44 activistas de la organización Gays and Lesbians of Zimbabue (GALZ), que este sábado eran objeto de violencia policial en la propia sede de la organización, en Harare, para ser luego detenidos sin cargos. Afortunadamente fueron puestos en libertad tras pasar la noche en comisaría, en lo que parece un nuevo acto de intimidación a este colectivo.
Recientemente la Policía de Zimbabue llamaba a declarar al presidente de GALZ, Chesterfield Samba, para interrogarlo y presentar presumiblemente cargos contra él por insultar al presidente del país, Robert Mugabe. Ya en 2010 informábamos del arresto de dos activistas de esa misma organización, acusados de estar en posesción de material pornográfico y “drogas peligrosas”. Cargos a los que se añadió también entonces el de “denigrar” al presidente, tras encontrar en el registro de la oficina una carta de Willie Lewis Brown, antiguo alcalde de San Francisco, en la que se criticaba a Mugabe por sus posiciones homófobas.
La situación de las personas LGTB en Zimbabue es muy delicada. Aunque se aplica con laxitud, la legislación persigue toda actividad homosexual. Hace poco más de un mes recogíamos, por ejemplo, la detención de dos hombres después de que un empleado de una tienda de reparación de móviles descubriera en el terminal de uno de los detenidos fotografías besándose. Declaraciones homófobas del presidente Mugabe tenemos en dosmanzanas un amplio repertorio para elegir: calificó de “satánica“ la propuesta de David Cameron de asociar la ayuda británica al desarrollo al respeto de los derechos de la población LGTB y unos meses después, mandó al mandatario europeo “al infierno“ por defender los derechos LGTB. Anteriormente había calificado a la homosexualidad de “inmundicia europea“. Una de sus últimas ocurrencias fue acusar a los gays de perjudicar los derechos de las mujeres.
Una posición más ambigua es la que parece mantener el primer ministro (y opositor a Mugabe) Morgan Tsvangirai, quien en octubre del año pasado se manifestó a favor de incluir los derechos de las personas homosexuales en la nueva constitución del país, rectificando así, al menos en apariencia, su posición anterior al respecto.