Médico pierde la licencia en Australia por castrar químicamente a un “paciente” homosexual
Tras una consulta de 10 minutos que tuvo lugar en su propia casa en febrero 2008, Mark Christopher James Craddock, de 75 años, recetó a un joven de entonces 18 años una terapia a base de acetato de ciproterona -de propiedades antiandrogénicas- para “curar” al chico de su homosexualidad. Craddock es miembro de la secta fundamentalista cristiana Exclusive Brethren (“Hermandad Exclusiva”), a la que también pertenecía su víctima en aquel momento, y ha visto revocada su licencia para ejercer.
El joven denunció lo sucedido en una carta dirigida a la Comisión de Quejas del Servicio de Salud de Nueva Gales del Sur: el chico reveló su homosexualidad cuando contaba 18 años y aún era miembro de la mencionada secta, y la respuesta de uno de los líderes de la iglesia fue que había “medicación que podía ayudarle”, y le recomendó acudir a Craddock, miembro de la misma secta.
La medicación que el joven recibió de Craddock disminuye la líbido reduciendo la cantidad de testosterona, y se usa para tratar el cáncer de próstata así como trastornos sexuales graves en hombres. En una vista ante un comité del Consejo Médico de Nueva Gales del Sur, Craddock admitió haberse saltado procedimientos tales como obtener el historial médico del joven, efectuar un examen físico o un seguimiento del caso. Tampoco remitió al joven a un psicólogo, pese a las recomendaciones de la compañía farmacéutica, ni efectuó pruebas a su hígado o discutió los posibles efectos secundarios (que incluyen la impotencia).
Craddock ha reconocido que la administración de dicha medicación sin supervisión es potencialmente peligrosa, y que no debería haberla recetado. El pasado mes el comité lo consideró culpable de conducta profesional no satisfactoria, prohibiéndole ejercer la medicina. La actuación de este médico va de la mano de las denominadas “terapias” reparadoras, peligrosas intervenciones psicológicas para eliminar la homosexualidad que nunca nos cansaremos de denunciar.
…y ahora, ¿qué?