Dirigente del sindicato inglés de futbolistas asegura que varios de sus compañeros tienen miedo a salir del armario
El presidente del comité directivo de la Professional Footballers’ Association (PFA, la asociación que agrupa a los futbolistas profesionales de Inglaterra y Gales) ha revelado que hasta siete jugadores gays, de ocho con los que ha mantenido conversaciones, tienen miedo a salir públicamente del armario por las consecuencias que ello supondría para sus vidas. Clarke Carlisle asegura en cualquier caso que, tomen la decisión que tomen, la PFA los apoyará hasta el final.
Carlisle, jugador del York City, concedía hace unos días una entrevista a la Gay Football Supporters’ Network (GSFN), organización de aficionados LGTB, en la que admitía las enormes dificultades que supone combatir la homofobia en el mundo del fútbol y pedía comprensión hacia los jugadores gays que no se atreven a hacer pública su orientación. Carlisle acompañaba estas palabras con la revelación de que él mismo, como presidente del comité directivo de su sindicato, había hablado del tema con hasta ocho futbolistas gays, siete de los cuales le habían mostrado su rechazo a hacerlo. «Cualquier jugador que esté pensando en hacerlo necesita ser, desde luego, muy valiente», explicaba.
No han sido, sin embargo, las únicas declaraciones de Carlisle sobre el tema. El presidente del comité directivo de la PFA ha concedido otra entrevista a Inside Sport en la que asegura el apoyo total de su organización a aquellos jugadores gays que decidan hacerlo público. «Es algo que no podemos negar, el primer jugador en hacerlo desencadenará la intrusión de los medios y creo que eso es lo que les intimida. Todo en tu vida, tu familia, tus relaciones, estarán bajo escrutinio», comenta. Carlisle, de todas formas, cree que la acogida puede ser más favorable de lo que parece. «Habría beneficios sustanciales y oportunidades comerciales para la primera persona en hacerlo, eso también es verdad. Pero cualquier jugador que lo esté considerando tiene que sopesarlo», explica Carlisle, para el cual el momento en que un jugador profesional de su país salga del armario no está, en cualquier caso, muy lejano, aunque no da fechas concretas.
Reino Unido y Alemania, situaciones relativamente favorables
Las declaraciones de Clarke Carlisle se producen justo cuando en Alemania, otro país europeo de fuerte tradición futbolística, un jugador de la Bundesliga explicaba por primera vez en una entrevista anónima los problemas a los que se enfrenta por su condición de gay (este lunes la recogíamos con detalle). Lo cierto es que el fútbol alemán es uno de los más concienciados contra la homofobia. Hace unos meses informábamos de la sanción impuesta a un grupo de hinchas del Borussia Dortmund que desplegaron una pancarta homófoba. El presidente de la Federación Alemana de Fútbol animaba a principios de este año a los jugadores gays a salir del armario, y a pesar de que el capitán de la selección, Philipp Lahm, declarara que el fútbol no está preparado para aceptar a jugadores abiertamente gays, otros dos futbolistas alemanes, el delantero Mario Gómez y el portero Manuel Neuer, se han mostrado en algún momento a favor de que sus compañeros gays expresen abiertamente su orientación sexual.
Por lo que se refiere al Reino Unido, merece la pena destacar el esfuerzo que la Football Association está haciendo al imponer severas multas contra la expresión pública de la homofobia y al promocionar iniciativas inclusivas. También se aprecia un cierto esfuerzo político en ese sentido: el propio David Cameron se ha llegado a reunir con directivos, activistas y antiguos jugadores para intentar avanzar soluciones contra el racismo y la homofobia en el fútbol.
En cualquier caso, y como ayer también destacábamos, resulta llamativa la ausencia casi total de jugadores de fútbol profesionales fuera del armario. En dosmanzanas hemos conocido dos casos, pero no deja de tratarse de futbolistas de segundo orden: el estadounidense David Testo y el sueco Anton Hysén. Aún así, constituyen los únicos casos relevantes conocidos tras el de Justin Fashanu, probablemente el único futbolista profesional de primera línea que reconoció su homosexualidad mientras se encontraba en activo. Una visibilidad que le condujo al ostracismo y finalmente al suicidio.
Pues muy interesante la noticia desde luego pero además el futbolista sindicalista está como un queso 🙂
Vamos a ver… Yo creo que estamos sacando este tema de quicio. Lógicamente, es absurdo que no haya gays en el fútbol profesional. Pueden ser pocos (ocho de mil no es una gran cantidad), pero aunque sean 20 ó 50 sería una población (sea este término «estadístico») bastante escasa.
Está claro que los campos de fútbol son campo abonado, valga la figura, para la exaltación de conductas reprobables, razón por la que no me gusta el fútbol (además de porque me resulta soporíferamente aburrido). Ahí están los habituales grupos extremistas, los cánticos insultando al del equipo contrario o los cánticos racistas. La homofobia no iba a ser una excepción de ese grupo de conductas rechazables. Lo cual no es bueno; hay que eliminarlo.
Lo que me resulta ya un poco raro es esta obsesión por el mundo del fútbol, como si fuera un tótem. Veamos… ¿Está Cristiano Ronaldo bueno? Sí, lo está… ¿Suelen tener los futbolistas buenas cachas, piernas bonitas, culos como manzanas? Pues sí, también. Y digo yo: ¿no habrá un poco de esto también? De morbo, quiero decir…
Lo mejor que pueda suceder es que un futbolista salga del armario y a nadie le importe un carajo. ¡Bendito sea! Pero sabemos lo que va a pasar: un montón de gente gritando «maricón» en los campos, la prensa revolucionada, entrevistas en La Noria al que fue amante, al hermano, a la madre orgullosa… Y quizá también un montón de gente babeando por el chico veinteañero y buenorro. Ante esa perspectiva no me extraña que no haya un solo futbolista gay. Habrá que aplicar la famosa paradoja de Fermi sobre los extraterrestres: seguramente existan, pero, ¿dónde están?
Bajemos el diapasón del tema, por favor…
Pues a mí me toca un poco las narices cierto grado de «heroísmo», léase con todas las comillas del mundo, del que la mayoría de los articulistas dotan a los futbolistas siempre que se habla de este tema.
Entiendo que el caso de Fashanu no sea un antecedente demasiado halagüeño, y que evidentemente existe mucha homofobia en torno al fútbol y que los jugadores están expuestos a mucha presión social.
Ahora bien, a menudo se nos olvida que los mismos antecedentes y presión social (no voy a entrar en un juego de grados) tienen los chavales y chavalas LGTB de pueblos pequeños, las personas que realizan su actividad profesional en trabajos considerados tradicionalmente «de un sexo» determinado, o los mileuristas que ganan la milésima parte que estos señores, y que también tienen que comer todos los días. Y según la regla de tres de la mayoría de los periodistas, el 90% de los LGTB viviríamos en el armario. Y esto no es así.
Evidentemente cada uno es muy libre de vivir su vida como le apetezca y de hacer lo que crea más conveniente para su bolsillo y/o carrera.
Sin embargo, y es algo que me resulta muy llamativo, jamás los periodistas (quizás alguno sí) se preguntan por algo realmente interesante, y que estoy seguro de que muchos LGTBs desearíamos saber (y no, no se trata de la identidad de dichos señores).
Me refiero a si el éxito profesional y el reconocimiento social que lleva aparejado ser una estrella del fútbol compensan el hecho de tener que vivir una vida en el armario, por un lado, y por otro, las consecuencias emocionales que para estas personas conlleva su decisión.
Yo, al menos, tengo muy clara la respuesta. Y como creo que estas consecuencias no se corresponden con la imagen idílica y la referencia social que conlleva ser una estrella de fútbol, al final llego a la conclusión de que tampoco se hace demasiado hincapié en sacarlas a la luz, no fuera a ser que llegáramos a la conclusion de que ese idílico referente tiene los pies de barro.
Vivimos en la sociedad que nos ha tocado vivir. Pero a veces olvidamos que nosotros, como personas, siempre tenemos la última palabra de vivir la vida que queremos vivir. Con todas las consecuencias. Y admitir esto también conlleva asumir la enorme -y a la vez maravillosamente humana y nada divina- responsabilidad que tenemos sobre nuestro propio día a día. Y que es mucho más importante que cualquier yugo profesional que nos quieran imponer.
Saludos
Chapó, Carrington.
Encubrieron Boy Scouts en EEUU casos de abuso sexual
Mantenían en secreto las denuncias
Los Angeles – La organización Boy Scouts encubrió durante unas dos décadas casos de abusos sexuales de empleados a menores de edad en Estados Unidos, reportó el diario Los Angeles Times que revisó mil 600 archivos confidenciales.
En los archivos de 1970 a 1991 el diario encontró que directivos de Scouts con frecuencia instaban a empleados o voluntarios transgresores a dimitir tranquilamente y hasta ayudó a muchos a cubrir sus huellas.
Archivos confidenciales se mantienen ocultos
Los detalles están contenidos en archivos confidenciales, titulados “perversión” de presuntos abusadores que los Scouts han utilizado internamente desde 1919.
Abogados de los scouts de todo el país han estado luchando en los tribunales para conservar los archivos fuera de la vista pública.
http://noticias.univision.com/estados-unidos/noticias/article/2012-09-17/encubrieron-boy-scouts-eeuu-casos-abuso-sexual-la-times?ftloc=channel1479:wcmWidgetUimStage&ftpos=channel1479:wcmWidgetUimStage:3#axzz26qgybe4o