Italia: las primarias del centro-izquierda en clave LGTB
En esta entrada (la primera que dedicamos a la actualidad política italiana en este comienzo de campaña) hacemos un primer análisis de los resultados de las elecciones primarias que el Partido Democrático (PD) y la coalición Izquierda Ecología Libertad (SEL) celebraron los pasados 29 y 30 de diciembre para elegir sus candidatos a las elecciones generales anticipadas que tendrán lugar los días 24 y 25 de febrero. Por lo que a los derechos LGTB se refiere, los resultados son diversos. Dos candidatos abiertamente gays, Alessandro Zan (candidato de SEL en Véneto) y Sergio Lo Giudice (candidato del PD en Bolonia) tienen por lo pronto posibilidades de entrar, junto al líder de SEL Nichi Vendola, en el futuro Parlamento.
Muchos observadores han interpretado el resultado de la primarias (que pueden consultarse aquí) como una victoria del líder del PD Pierluigi Bersani, que ahora, afirman, cuenta con un partido por fin unido «y que presenta en sus listas a muchos jóvenes y mujeres”. La realidad es mucho más compleja. Es cierto que han ganado muchos jóvenes y mujeres, pero lo han hecho también muchos exponentes de la vieja guardia del partido y, si lo que afirman alguno diarios es cierto, individuos que no deberían estar en las listas de ningún partido por sus antecedentes de corrupción y clientelismo.
Por lo que a los derechos LGTB se refiere el panorama es bastante contrastado. Los candidatos LGTB eran solo nueve, todos hombres y casi todos exactivistas de Arcigay. Cinco (Sergio Lo Giudice, Benedetto Zacchiroli, Enrico Pizza, Enrico Fusco y Dario Ballini) eran candidatos en las listas del PD, y cuatro (Alessandro Zan, Carlo Cremona, Alessandro Golinelli y Paolo Oddi) en las de SEL. Desafortunadamente casi todos han sido eliminados. Solo dos han logrado conquistar una posición que les permite optar a escaño. Se trata del edil de SEL en Padua (Véneto) y ex dirigente de Arcigay Alessandro Zan, que encabecerá la candidatura de SEL en la circunscripción Véneto 1, y del candidato del PD y expresidente de ese mismo colectivo Sergio Lo Giudice, con grandes posibilidades de obtener un escaño en Bolonia. Se trata, en cualquier caso, de unos resultados interesantes, a falta todavía de que se completen las listas del PD: Bersani podría incluir a otros políticos abiertamente LGTB en el 10% de los puestos sobre los que tiene capacidad directa de decisión. Los rumores hablan, entre otros, de la diputada Paola Concia, del vicepresidente del PD Ivan Scalfarotto y de los también expresidentes de Arcigay Aurelio Mancuso y Franco Grillini.
A pesar de todo son muchos los que en la comunidad LGTB italiana valoran críticamente el resultado de estas primarias. No han faltado, en efecto, los aspectos negativos:
- El PD «contra» Paola Concia. Uno de los hechos más sorprendentes de esta precampaña ha sido el tratamiento que la dirección del PD ha dispensado a la diputada abiertamente lesbiana Paola Concia, que en los últimos años se ha convertido en el símbolo de la lucha por la aprobación de una ley contra la homofobia. En una reciente entrada aludíamos a la percepción de la prensa italiana de que la presidenta del PD Rosy Bindi había “obtenido la cabeza” de Concia, que corría el riesgo de ser excluida del 10% de los puestos en las listas sobre los que Bersani tiene capacidad de decisión. La dirección del PD no ha desmentido la información, y de hecho en las últimas semanas Paola Concia parece haber quedado aislada en su partido. Es más, cuando intentó presentar su candidatura para las primarias en Apulia, la dirección local la boicoteó, ignorando incluso sus llamadas. La diputada decidió finalmente retirar su candidatura y sigue a la espera de la decisión de Bersani. El comportamiento del PD ha sorprendido y indignado a muchos. El editorialista de La Repubblica Mario Pirani ha publicado un articulo muy duro calificando el trato a Concia de “autentica vergüenza”.
- Viejos y nuevos opositores a la igualdad LGTB. Entre los exponentes de la vieja guardia que han ganado en las primarias se encuentran en particular la ya mencionada Rosy Bindi, la misma que llegó a animar a las parejas del mismo sexo a marcharse de Italia si querían casarse, o la senadora Anna Finocchiaro, que en marzo respondía al diputado derechista Angelino Alfano (que había afirmado que en caso de victoria la izquierda aprobaría el matrimonio igualitario) que evocaba “peligros sociales” inexistentes. Pero tampoco entre los nuevos candidatos faltan opositores a la igualdad LGTB. Es el caso, por ejemplo, de Francesca Bonomo, una joven de 28 años que se opone al reconocimiento del matrimonio igualitario y solo acepta una legislación de uniones que otorgue derechos limitados.
- Los candidatos y los derechos LGTB. El colectivo Arcigay ha hecho públicos los resultados de un cuestionario sobre los derechos LGTB que envió a todos los candidatos a las primarias. Pese a lo que ha afirma el colectivo en su comunicado, los resultados no son demasiado alentadores. Es cierto que el 80% de los que contestaron afirmaron estar a favor del matrimonio igualitario, pero también es cierto que solo 90 de los casi 1500 candidatos llegaron a responder a las preguntas. Uno de los candidatos más importantes de entre los que contestaron, Stefano Fassina (que ha triunfado en Roma), no se ha pronunciado tampoco a favor del matrimonio igualitario, sino de una ley de uniones. El dato más grave es sin embargo el concerniente los derechos de las personas transexuales. Los candidatos han mostrado una absoluta ignorancia de la situación, muy difícil, que viven las personas transexuales en Italia, y muchos se han negado a comprometerse con los derechos de este colectivo.
En definitiva, un resultado con luces pero también muchas sombras. Los analistas, de hecho, no se muestran demasiado optimistas sobre el avance de los derechos de las minorías sexuales en la próxima legislatura. El responsable de la sección Gay Voices de L’Huffington Post Marco Pasqua, por mencionar un ejemplo, ha afirmado que 2013 será, una vez más, “el año de los derechos negados” para las minorías sexuales. Confiemos en que Pasqua se equivoque, aunque razones para opinar así no le faltan.