El presidente de la Corte Constitucional italiana critica al Parlamento por no haber legislado ya sobre derechos LGTB
Importantes declaraciones del presidente de la Corte Constitucional italiana, Franco Gallo. En un discurso pronunciado ante las máximas autoridades del estado, entre las que se encontraba el presidente de la República, Gallo ha criticado con fuerza al Parlamento italiano por no haber reconocido los derechos de las parejas del mismo sexo. El discurso de Gallo confirma el papel cada vez más importante que desempeña la judicatura en el lento proceso de reconocimiento de los derechos de la minorías sexuales en Italia, el único gran país de la Unión Europea cuyos políticos se han negado hasta la fecha a reconocerlos.
El discurso del presidente de la Corte Constitucional italiana (cuyo texto puede descargarse pinchando aquí) tuvo lugar con ocasión de una sesión extraordinaria de la Corte dedicada a presentar su actividad durante el año precedente y a analizar algunos de los problemas institucionales a los que se enfrenta actualmente Italia. Entre otras cosas Gallo cargó con dureza contra el Parlamento reprochándole su negativa a recoger las peticiones de la Corte para legislar en varios ámbitos. Gallo se refirió en particular a sentencias en las que se pedían una reforma de la compleja ley electoral italiana, cambios en la legislación que a día de hoy permite solo al padre dar su apellido a los hijos y medidas en favor del reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales. Gallo recordó que en 2010 la Corte Constitucional dictó una sentencia, nº 138/2010, que dejaba en manos del Parlamento la facultad para decidir sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo: “En dicha sentencia la Corte excluyó la ilegitimidad constitucional de las normas que limitan la aplicación de la institución del matrimonio a las uniones entre un hombre y una mujer pero al mismo tiempo afirmó que dos personas del mismo sexo tienen en cualquier caso el derecho fundamental a obtener el reconocimiento jurídico, con los derechos y deberes anexos, de su unión estable y confió entonces al Parlamento la reglamentación de esta materia con los límites y modo más oportunos”, expresó.
Como era de esperar esta nueva invitación de la Corte Constitucional a reconocer los derechos LGTB ha desatado la polémica. Las asociaciones LGTB italianas lo han celebrado. En una entrada publicada en su blog en la web del diario progresista Il Fatto Quotidiano, el letrado de la asociación de abogados LGTB Rete Lenford Matteo Winkler ha destacado que el Parlamento ya no tiene coartada para seguir sin legislar, subrayando que en su sentencia de 2010 la Corte invitaba el Parlamento a aprobar una ley que reconociera a las parejas del mismo sexo los mismo derechos que a las parejas heterosexuales casadas y no “pacs, escrituras públicas, derechos partidos por la mitad o negados… Nada de ‘uniones a la alemana’ como las propuestas por Bersani durante la campaña electoral”. La derecha y los sectores católicos, por su parte, han cargado con dureza contra Gallo. Especialmente insidiosa ha sido la reacción del diario Avvenire, propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana, que ha insistido en el carácter inconstitucional del matrimonio igualitario (cuando la sentencia de la Corte dejó claro que aprobarlo es una opción perfectamente constitucional) y ha afirmado que como mucho el Parlamento podría aprobar una norma que reconociera derechos limitados a personas convivientes con independencia del nexo que les una.
Este es sin duda uno de los grandes peligros al que se enfrentan los defensores de la igualdad LGTB. Son numerosos los políticos italianos que buscan cómo bloquear el avance de los derechos LGTB proponiendo medidas limitadas, a menudo desvinculadas de la relación de pareja (suelen referirse a “derechos individuales”) parecidas a la descrita por Avvenire, que con ayuda de los medios presentan como reconocimiento de los derechos LGTB en un intento de cerrar en falso el debate. Este reconocimiento de “derechos individuales” o medidas similares son propugnados tanto por la derecha y los partidos católicos de centro como por el sector católico del Partido Democrático (PD). Si al final se aprobara una legislación de este tipo (un caso de manual de «gatopardismo”) Italia quedaría descolgada de la Europa avanzada por lo que al reconocimiento de las parejas del mismo sexo se refiere.
La judicatura italiana y los derechos LGTB
Las declaraciones de Franco Gallo se unen a una serie de decisiones judiciales que, como mencionamos arriba, están abriendo el camino hacia el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo. En marzo de 2012 la Primera Sección civil de la Corte Suprema de Casación italiana presidida por la jueza Maria Gabriella Luccioli emitía una histórica sentencia en la que se afirmaba que los componentes de una pareja homosexual tienen “derecho a una vida familiar”, a “vivir libremente una condición de pareja” y que deben beneficiarse de un “trato homogéneo al que la ley asegura a la pareja casada”. Y en enero de este año la misma sección de la Corte escribía otra página importante en la historia de la lucha por los derechos LGTB en Italia al defender el derecho de las parejas del mismo sexo a criar hijos.
Pero ya antes la Corte Suprema de Casación había dictado otra sentencia en la que afirmaba que en el caso de parejas casadas en el extranjero Italia debe aplicar la noción de cónyuge determinada por el estado extranjero, determinando que el cónyuge extranjero de una pareja del mismo sexo casada en España debía ser reconocido como familiar de su pareja. Posteriormente, un tribunal de Reggio Emilia reconoció a un ciudadano no comunitario casado en España con un ciudadano italiano el derecho a residir en Italia, subrayando también que las parejas del mismo sexo tienen derecho a una vida familiar. Y en abril de 2012 el tribunal de apelación de Milán reconoció a la pareja masculina de un empleado de banca el derecho a beneficiarse de la cobertura sanitaria que la empresa proporciona a las parejas de sus empleados afirmando que el concepto de “convivencia marital” no excluye la convivencia entre personas del mismo sexo. A pesar de ello los políticos italianos insisten en discriminar a las parejas del mismo sexo obligándolas a emprender largas y costosas acciones legales para ver reconocidos sus derechos.
A pesar de la mala influencia vaticana y los sectores retrógados, la justicia prevalecerá y habrá un cambio a favor del reconocimiento pleno de derechos lgtb, es decir de la igualdad legal de los ciudadanos.
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Oscar De Madrid