ENTREVISTA A RAQUEL PLATERO: «Creo que ha llegado un punto en el que decir lo que opinas se ha convertido en algo molesto para las voces oficiales del movimiento LGTB»
Raquel (Lucas) Platero es docente, investiga, escribe…, pero sobre todo es feminista y queer. Entre sus libros destacan “Herramientas para combatir el bullyng homofóbico” y “Lesbianas: Discursos y representaciones”. He estado charlando con ella y aquí os traigo el testimonio de una de las voces más representativas del movimiento LGTB alternativo.
Alberto.- Eres docente, activista, investigas y escribes. ¿En qué nuevos proyectos estás trabajando en estos momentos?
Raquel Platero.- ¿Te parece poco? Ahora ando escribiendo para mi tesis doctoral y tratando de no embarcarme en otros proyectos que me llaman mucho la atención sobre cuestiones trans y de interseccionalidad, aunque no sé si lo conseguiré…
A.- Te reivindicas del movimiento LGTB alternativo. ¿Cómo sobrevivir siendo políticamente incorrecta?
R.P.- Creo que ha llegado un punto en el que decir lo que opinas de algo, desde lo personal o incluso políticamente, se ha convertido en algo molesto para las voces oficiales del movimiento. Parece como si no tuviéramos derecho a disentir y tener nuestras propias opiniones, de manera que se toma como una amenaza no sé muy bien a qué.
Cuando estamos en el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, si cuestionabas el impacto que podía tener sobre quienes están en los márgenes la acusación es que estabas dando argumentos a la derecha para criticar el matrimonio. Cuando justo se aprobó, que ya no era el momento de hablar de esto porque era como si no pudiéramos disfrutar de un logro muy positivo y transformador. Y ahora mismo, por la misma razón, estamos condenados a un espacio de silencio, porque es un símbolo de libertad. Como si la gente activista no tuviera necesidad de una mirada crítica sobre cualquier demanda del movimiento LGTBQ, en especial sobre esta que se convirtió en un estandarte de una libertad, que por otra parte, está llena de trampas.
Creo que la única manera de sobrevivir a esta dictadura de “conmigo o contra mi” está en tener un espacio de opinión propia, otros sitios donde hacer activismo y debatir, y sobre todo contar con más gente que tiene ganas de hablar y reflexionar sin las ataduras que conllevan los compromisos políticos con partidos. Si no tengo ninguna deuda con un partido o con una formación política soy más libre para actuar como me parezca. Mi opinión no está comprometida de antemano. Las activistas y los activistas queer somos una minoría significativa que hacemos un trabajo muy importante de pensamiento alternativo, de querer pensarnos desde otro sitio. Por muy molesto que le parezca a quien sea. Creo que esta incomodidad “viene en el pack” de la tarea que nos proponemos.
Pienso en Paco Vidarte y en su libro “Ética Marica” y pienso que si él no incomodara a nadie, su trabajo no tendría sentido. Y menos mal que él se atrevió a usar otro tipo de escritura y particular mirada sobre el activismo. Estamos en deuda con él y con todas las personas que personifican una crítica activa y productiva.
A.- ¿Cómo valoras la actual situación del movimiento LGTB en el Estado español?
R.P.- Creo que vivimos un momento de complacencia política, en el que mucha gente se ha relajado y está pagando créditos políticos. De portarse bien y hacer mil comunicados de prensa sin ser muy incómodos. La demanda del matrimonio entre personas del mismo sexo fue una apuesta política que generó mucho rendimiento, a quienes estaban en contra, a quienes lo promovieron, a quienes hicieron de esta demanda un símbolo de cambio. Y que de la manera que se hizo ha conseguido cierta desmovilización, por la manera justamente en la que se presentó: el remedio a todos nuestros males.
Los derechos de las personas transexuales no están consiguiendo el mismo apoyo desde dentro del movimiento LGTBQ y esto es preocupante. Muchas organizaciones y activistas representan cierta corrección política a la hora de lucha por los derechos trans pero no están comprometidos verdaderamente con la despatologización de los derechos trans. ¿Consentiríamos las lesbianas y gays que nuestros derechos estuvieran ligados a un diagnóstico de salud mental? Se pondría el grito en el cielo y saldrían a justificar –de nuevo- que son padres y madres geniales, que tienen trabajos normales, que son decentes… No sentimos a las personas transexuales como nuestros iguales o aliados, de manera que no sólo tenemos que transformar una sociedad sino ganar como aliados a los gays y lesbianas del movimiento. Esto me parece preocupante.
Podríamos hablar también de las lesbianas de una forma similar. ¿Se lucha por los derechos de las lesbianas codo con codo con los militantes gays? ¿Se percibe como una lucha de segunda categoría? Quizás se trata también de una búsqueda de una movilización que tenga el tamaño del matrimonio gay, y claro, no la vamos a encontrar. El año de los derechos trans, de visibilidad lésbica, de la educación LGTB, de… Cada uno de estos temas son lo suficientemente importantes como para no minimizarlos en una cuestión pasajera y trabajar con profesionales y voces relevantes cada día del año, con las personas implicadas en primera persona.
El movimiento LGTBQ alternativo ha hecho un trabajo excelente este año 2009 en visibilizar un problema clave ante el cual no podemos mirar hacia otro lado y son las personas migrantes LGTBQ. Ya no se trata solo de que los gays (y puede que las lesbianas) se puedan casar y tener negocios gays, sino de mirar a nuestro alrededor y ser conscientes de las trans brasileñas prostitutas, de los y las latinoamericanas que se buscan la vida, de los chaperos marroquís… Mil vivencias que pasan por una experiencia de migración que si no se percibe como una cuestión LGTBQ no se entiende. ¿Dónde está la movilización por los derechos de asilo? ¿Las manifestaciones ante el caso de esta mujer de Camerún de 25 años que el juez pensó que no era suficientemente creíble como lesbiana por tener un hijo, ser negra y migrante? Seguimos percibiendo que estas situaciones no tienen que ver con nosotras mismas y es una cuestión del otro. Una alteridad que nos resulta incómoda y lejana.
Creo que el futuro está precisamente en tener una serie de voces distintas, una polifonía de opiniones y miradas que cree discusiones fructíferas. Que ayuden al activismo LGTBQ a ser mas complejo y crear nuevas formas de demanda.
A.- ¿Cuáles son, a tu juicio, las nuevas metas que debe perseguir el movimiento social LGTB?
R.P.- A nivel estratégico ser capaz de admitir la polifonía de representación y de discursos. A nivel de contenidos, ser capaz de organizar una movilización importante sobre aquellas cuestiones que permanecen en los márgenes y que son menos “amables”, empezando por los derechos de las personas transexuales fuera de una mirada patológica. Esto es intolerable a estas alturas. Y seguiría de manera simultánea por cuestiones clave como las personas migrantes LGBTQ, el derecho real y patente al asilo por orientación del deseo o identidad de género, los derechos de los niños y niñas LGTBQ a crecer en entornos seguros y positivos, las condiciones de vida de las personas LGTBQ en situaciones precarias como son en las cárceles, quienes ejercen la prostitución, quienes no tienen papeles, quienes tienen VIH… Poner en el centro de la agenda, como decía, las cuestione menos amables.
A.- La polémica sobre la celebración anual del Orgullo LGTB sigue muy vigente, incluso dentro del movimiento LGTB. ¿Orgullo es fiesta o protesta?
RP.- Para quienes acuden a la “cabalgata” y nos hacen fotos como si se tratara de un zoo, claramente es una fiesta similar a los Reyes Magos, la Semana Santa, la Semana Grande de los Toros o al Carnaval. Para quienes hacemos política se trata de una protesta que demuestra una movilización; claro que es una protesta en la que se baila, nos travestimos y hacemos gala de una subcultura gay propia. No reclamo una manifestación más seria. Reclamo una manifestación más representativa de la diversidad de voces, de la necesidad de ser inclusiva y recordar que “orgullo es protesta” como ya dijimos hace años en el Bloque Alternativo.
A.- 2009 ha sido declarado el año de la diversidad afectivo-sexual en la escuela. Como profesora y experta en este ámbito, ¿cómo crees que debe combatirse el bullying homofóbico en los centros educativos?
R.P.- Abordar la diversidad sexual en la educación no es una campaña pasajera. Y de hecho, son ya bastantes los centros educativos que están abordando la homofobia y el sexismo. A veces hay algún docente valiente al tiempo que kamikaze que se atreve a introducir cuestiones en el aula, pero su trabajo no aparece en ningún medio de comunicación. Otras veces organizaciones LGTB nos dan una charla; y otras, son campañas institucionales que salen más en los medios de comunicación que su presencia en las aulas. Esta situación de visibilidad es inédita, y sin embargo persiste la impresión de estar abordando problemas aislados que afectan a una minoría del alumnado, que no tienen conexión con otras discriminaciones estructurales y que nada tiene que ver con las cuestiones verdaderamente importantes.
Hay muchas maneras de incidir y producir cambio social frente al acoso escolar por homofobia, pero todas pasan por enseñar sobre la sexualidad junto con otras formas de exclusión, como es el racismo, la xenofobia, la discriminación de género, etc. No se trata de hacer un parche de un día, sino de trabajar de manera continua sobre los valores y la sexualidad, todos los días, en todas las asignaturas, todo el tiempo. Quienes enseñamos necesitamos sentirnos legitimados para estar fuera del armario y encarnar modelos diversos sobre la sexualidad, igual que hace el resto del profesorado. El contenido de nuestras clases ha de poder recoger una enseñanza integral sobre la sexualidad. El alumnado LGTBQ necesita saber que la escuela es un espacio seguro para poder crecer y desarrollarse en igualdad de condiciones. Y todo esto no se está produciendo. Vivimos en una cultura del miedo. A las consecuencias reales o figuradas a salir del armario, a que se nos perciba como menos competentes, a que se considere nuestro objeto de estudio como polémico o irrelevante, a la exclusión de los compis de clase que se pueden reírse de ti… Necesitamos generar las condiciones para que eso no suceda.
A.- Algunos sectores ponen ya de manifiesto la necesidad de luchar contra la discriminación también dentro del propio colectivo LGTB. ¿Es la plumofobia una de estas discriminaciones? ¿Cómo erradicarla?
R.P.- Clarísimamente. La plumofobia es un síntoma de ese deseo de normalidad y de pasar desapercibidos, de apego a los valores dominantes que toman cuerpo en el refuerzo de una feminidad extrema que pasa por excluir la masculinidad de las mujeres. Y en el caso de los hombres de seguir rechazando la feminidad masculina, en un giro conservador.
Y es muy curioso que esto suceda ahora. Justo ahora que gozamos de más derechos civiles que nunca. ¿No estaríamos ahora en un espacio posible para que cada cual se expresara como le pareciera? Si miramos a los osos, una cultura alternativa de otros cuerpos posibles para los hombres, se observa como últimamente se rinde culto a cuerpos cada vez más próximos a un modelo dominante.
Con las lesbianas surge algo parecido. En el documental “España destino gay” que se estrenó en junio de 2009 vimos como se producía una loa a las mujeres femeninas en los espacios públicos, como representación positiva del lesbianismo. Pero que pasaba por renegar y peyorizar la masculinidad de las mujeres, de la pluma y “del arquetipo lésbico”. ¿Esto es necesario? ¿Reafirmar la belleza o valor de algo pasa necesariamente por denostar a otros modelos posibles? Estamos ante otro movimiento conservador que rechaza formas posibles de expresión de las subculturas LGTBQ.
A.- La violencia en parejas del mismo sexo es hoy ya una cruda realidad social. ¿Para erradicar este tipo de violencia es necesario una nueva legislación específica o es suficiente con su inclusión en la actual Ley de Violencia de Género?
R.P.- Lo que no nos lleva a ningún sitio es negar que la violencia o las relaciones de poder y abuso se producen en el seno de las parejas lesbianas o gays. La ley sobre la violencia de género está diseñada para abordar un tipo concreto de violencia, la que ejercen los hombres sobre las mujeres, como un problema estructural serio de nuestra sociedad. Creo que no hace falta una ley nueva, sino acciones positivas nuevas que aseguren que quien maltrata tenga acceso a acciones rehabilitadoras y que sea la sociedad quien le diga que sus acciones no son legítimas. Acciones positivas para quienes viven situaciones violentas, para que puedan sentir la desaprobación social y el apoyo que les permitan salir de esa situación y restaurar su vida y su dignidad. Y estos recursos y acciones positivas tienen que ser accesibles para mujeres y hombres de toda orientación del deseo o identidad de género.
La violencia en parejas del mismo sexo es un problema similar a la violencia de género, porque todas las personas nos socializamos en los mismos modelos y aprendemos a ser violentos de formas similares. Se produce una situación paradójica por la que públicamente condenamos teóricamente todas las formas de violencia y al mismo tiempo la reforzamos en lo cotidiano. Nos parece que ciertas cantidades de violencia están justificadas. Forman parte de nuestro carácter, nuestra pasión o de una situación. Y al mismo tiempo, parece como si por ser LGTBQ estuviéramos condenados a ser mejores que el resto de la ciudadanía. No somos mejores, tenemos problemas parecidos al resto de la ciudadanía, complicados por tener un punto de partida un tanto diferente. Y es ahí donde son necesarias acciones positivas. En situaciones de violencia, de desempleo, de vulnerabilidad, etc.
Fotografías de Eva Flórez
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Muy interesante, pero que muy, muy interesante. Imprescindible su voz.
Bueno, creo que no puedo estar más de acuerdo en la necesidad de que las distintas siglas del movimiento LGTB(Q) nos cohesionemos y estemos mucho más cerca los unos de los otros. Me han gustado mucho la entrevista y los puntos de vista de Raquel.
El problema de esta mujer es que se las inventa y luego se lo cree.
Pero la realidad es que tanto en la aprobación de la ley de Matrimonio, como en la de la ley de identidad de género estuvo aplaudiendo a manos llenas en el Congreso de los Diputados.
pero contruye un discurso muy bonito, eso si…
Son importantes las voces de todos los lados, y que después venga el debate y no la descalificación barata.
Si no al 100%, estoy muy de acuerdo con sus palabras
¿no se puede apoyar algo y mirarlo críticamente? o seguimos en el blanco o negro?
La entrevista me ha parecido muy interesante, muchas gracias. Tocáis muchos puntos que merece la pena debatir. No obstante, me falta una pregunta que yo personalmente le habría formulado a Raquel, y es la percepción de «desconexión» que existe entre el autodenominado «pensamiento queer» a nivel académico y la realidad social. Esta entrevista o la propia Ética marica de Paco Vidarte me parecen textos asequibles, debatibles por todos y entre todos, pero no ocurre lo mismo con todos los textos que producís: hay textos con los que, o los lectores se manejan con un metalenguaje muy concreto, o es realmente imposible iniciar ningún tipo de debate cuando se lanzan términos a diestro y siniestro que nadie salvo los propios implicados a nivel académico entienden. ¿Por qué?
Por supuesto «r dice», pero que diga que lo apoya.
Espectacular la entrevista, un lujazo.
Hacen falta muchos Pacos Vidartes y muchas Raqueles Plateros en estos tiempos en que el movimiento LGTB anda perdido y desconcertado. Hay vida después del matrimonio, aún nos queda mucho por conquistar.
Me parece una voz importante, interesante en sus reflexiones, todas las puedo compartir salvo ese tufillo sobreactuado de el pensamiento marginal, ese solapado desprecio a la «mayoría» de los LGTB (la mayoría de las minorias, un oxímoron mas al que perseguir) que se aborregan y apoltronan frente al radicalmente libre pensamiento de los inmarcesibles defensores de las esencias de lo queer; me tocan ya la peineta los autoproclamados profetas de la vanguardia transmaricabollobisexual… que ínfulas marédedios!!
«frente al radicalmente libre pensamiento de los inmarcesibles defensores de las esencias de lo queer;»
O dicho de otro modo: ¿se puede ser «librepensador radical» trabajando desde el corazón mismo del sistema al que se critica? (que creo que es una cuestión que, o no se atreven a plantear, o dejan convenientemente sin resolver: ocupar cátedras universitarias, publicar en editoriales pertencientes a grandes grupos mediáticos, etc.)
Respecto al matrimonio y más allá de cualquier consideración teórica, una pregunta concreta que la entrevista no responde: suponte que tu pareja es una mujer transexual extranjera sin papeles cuya única posibilidad para quedarse en el país es la de casarse contigo. ¿Se sostendría la crítica teórica contra el matrimonio como institución normalizadora, etc. etc. etc., en una situación tan concreta como ésta (en la que el matrimonio pasaría a ser, efectivamente, una vía de liberación y de salvación para una LGBT migrante?
Pregunto.
Muy interesante la entrevista,
aunque estoy bastante de acuerdo con el comentario 10 de fanta letal que no mirinda asesina
La entrevista es muy interesante, pero no sé, hay cosas de las que dice Raquel Platero que no termino de ver claras.
Si miramos a los osos, una cultura alternativa de otros cuerpos posibles para los hombres, se observa como últimamente se rinde culto a cuerpos cada vez más próximos a un modelo dominante.
Sobre la plumofobia, cualquiera que siga mi trayectoria como comentarista en DM sabe qué opino del asunto, no me voy a extender ahora. Pero no considero que el movimiento oso sea una forma de ensalzar una imagen tradicional de masculinidad ni nada semejante, ni, por tanto, de plumofobia. Claro que hay plumófobos que se escudarán en la imagen de virilidad que dan algunos osos para reforzar sus prejuicios. Pero en el mundo bear hay absolutamente de todo, no tiene nada que ver con la pluma. Se puede tener barriga (o unos bíceps de acero, en el caso de los musclebears) y una barba que se te una con el vello del pecho y tener más pluma que un pavo real.
El movimiento «oso» surgió como un rechazo a un estereotipo, el del gay faschion y cool, con cuerpo depilado y fibrado (más que nada porque llegó a convertirse en un estereotipo excluyente) no como un rechazo a la pluma. Sobre el equivalente a la pluma en el mundo lésbico no voy a opinar(*), porque no es mi terreno, pero no creo que una lesbiana femenina implique necesariamente un rechazo hacia las que no los son. Ignoro si el mundo lésbico se impuso el modelo de lesbiana masculinizada como un modelo que para algunas podía ser excluyente. Pero si fue así, es lógico entonces que algunas chicas se sintieran excluidas y que eso conllevara un rechazo a ese modelo.
Sin embargo, Raquel da la impresión de cuestionar el que pueda haber gais sin pluma o lesbianas femeninas, o, si no de cuestionarlo, si de plantearse que tanto unos como otras quieren dar una imagen acorde con el modelo social imperante. No me termina de gustar esta apreciación, creo que nos puede llevar al error de considerar a todos los gais que no tienen pluma unos plumófobos (y su equivalente en el caso de las lesbianas).
Y yo también estoy de acuerdo con el comentario 10.
(*) Por cierto, ando un poco perdido en cuestión de términos: no sé cómo se llama la «pluma» de las lesbianas, si es que existe alguna palabra.
La conclusión que saco es que no existe, en este discurso, objetivo alguno en relación a los gays adultos que tengan clara su identidad y que no se encuentren en situación especialmente precaria.
Viene a significar en el fondo un mensaje de «vale, contigo ya hemos terminado, ahora dedícate a solidarizarte con otr@s que sean LGBTQ que estén en situación precaria -por otros motivos, conexos o no-«.
Es decir: punto final de lo sustancial del movimiento les-gay…
Me ha parecido una entrevista excelente, que pone sobre el tapete algunas cuestiones teóricas y estratégicas relevantes. No creo que el movimiento lgtb deba ser uniforme (tampoco creo que lo sea), pero no acabo de entender más allá de lo que entiendo bastante pose esa mirada despectiva hacia las miradas mayoritarias.
Creo que en efecto, voces críticas como las de Paco Vidarte o Raquel Platero son imprescindibles, porque nos hacen activar el cerebro y tratar de cuestionar nuestras seguridades. Pero no por eso tienen más validez que otras. Quiero decir que son muchas las realidades culturales, ideológicas o teóricas desde las que cada uno de nosotros ha construido su identidad y no creo que por ser más radical o más transgresor tengas más razón.
Eso sí, me parece injusto considerar que desde los colectivos lgtb «mayoritarios» o desde las sensibilidades mayoritarias no se presta atención a las personas migrantes o excluidas. Y creo que en eso hay un defecto de análisis que mira demasiado hacia el ombligo de Madrid.
Una última cosa, estoy de acuerdo con los problemas lingüísticos que suele plantear el análisis teórico lgtbq (como otras construcciones postmodernas). Al final acaba siendo realmente complejo articular un debate porque estamos hablando lenguajes diferentes y sin muchos puntos de conexión que llevan a veces a discusiones absurdas y que sólo se cargan de ruido comunicativo.
Con todos mis respetos a Alberto, el redactor, creo que la entrevista es bastante más interesante y tiene bastante más enjundia que el titular…
Bastante de acuerdo con vuestros comentarios.
Por otro lado (y por la parte que me toca) coincido totalmente con el apunte de Crasamet (un abrazo) sobre el mundo bear. Y creo que al respecto es necesario remarcar lo que tan acertadamente dices: «El movimiento “oso” surgió como un rechazo a un estereotipo, el del gay faschion y cool, con cuerpo depilado y fibrado (más que nada porque llegó a convertirse en un estereotipo excluyente) no como un rechazo a la pluma».
Al igual que Fanta letal a veces me cargan un poco los «prohombres y promujeres de la esencia de lo queer» que sigo viendo demasiado críticos por sistema sin ofrecer alternativas reales y quedándose sólo en una especie de «eterna espiral crítica sólo a nivel teórico»…En su especie de Olimpo no veo que «bajen» a concretar nada, con lo cual a veces sus brillantes apreciaciones (que lo suelen ser) terminan en eternas dialécticas y juegos de superioridad moral que a la larga llegan a resultar cansinos.
¡Hola a todo el mundo!
La verdad es que el debate que está surgiendo es muy interesante y dan ganas de que fuera todo mucho más interactivo, como el foro. ¡Es muy agradable tener interlocución!
Por supuesto que tener una visión crítica del matrimonio no supone no ser capaz de ver todo lo positivo que tiene en un momento dado. Se trata justamente de ver más allá de las posiciones binarias. De la falta de espacio de debate. El matrimonio es una herramienta de resistencia para poder dar papeles a quienes no los tienen… y justamente hay mucha gente haciéndolo. Otra cosa es que hay muchas otras luchas a las que no prestamos la misma atención porque son menos “normalizadas”, menos domesticables. Como si las personas trans y sus necesidades pudieran esperar, como si la lesbofobia no fuera tangible cada dia de la semana… Cuando se construyen como problemas periféricos, nos tenemos que preguntar porqué.
Sobre la conexión o desconexión de lo queer con lo cotidiano, o con la academia, no sé qué se piensa que es la uni… pero yo voy en metro, comparto piso, lo mismo que el resto y no vivo en un mundo paralelo. La experiencia de mi piel y mis colegas es tan real como la tuya, … no veo esa distancia como algo necesario. Y de todas maneras, ¿qué es lo queer? Lo queer también y sobre todo es la experiencia de lo cotidiano.
Me llama mucho la atención cuando se nombra la masculinidad de las mujeres, o la plumofobia, y pareciera que necesitamos entenderlo como una falta de articulación de lo femme, o de quienes disfrutan del rollo femme to femme, o de no tener pluma. No va por ahí, no se trata de elegir si algo es mejor. Estamos discutiendo sobre una ausencia significativa. De si estamos más cómodos como sociedad con modelos reconocibles.
Gracias por todas las contribuciones, sigo pensando que lo mas importante es tener espacios de debate y pensar colectivamente. Por eso creo que Dos Manzanas nos brinda un lugar clave para justamente hacer esto, charlar y pensar. Gracias por esta invitación.
Un besote
Qué tal Raquel. Dos cosillas al hilo de tu intervención.
Por un lado, creo que el lenguaje sigue siendo un problema en ciertas construcciones teóricas. No quiero decir que la realidad académica sea diferente de la cotidiana, pero sí que esa realidad la tamizamos con conceptos que no siempre se pueden encontrar en un diálogo. Cierto que el lenguaje académico exige precisión, innovación … Pero no es menos cierto que a veces acaba demasiado lejos de alcance. Y no es menos cierto igualmente que esa dificultad resta fuerza transformadora a sus contenidos y constructos.
Por otro. Totalmente de acuerdo, las personas trans, las personas migrantes, y muchas otras tienen hoy problemas reales y graves que no se pueden obviar. Y tengo claro también que si soy una persona con compromiso social, no puedo mantenerme al margen. Tengo claro igualmente que de esas problemáticas, la de las personas trans es parte integrante y definitiva de cualquier movimiento lgtb (o debería serlo) y soy crítico con quienes desde la preponderancia de lo gay se mantienen al margen cuando toca hablar de lesbianas o de transexuales. En el resto, son muchas las actitudes y compromisos sociales que se pueden adoptar, y me parece muy bien que determinados colectivos asuman como propias las luchas de las personas lgtb migrantes, como me parece bien que nos tomemos en serio la situación de las personas lgtb en el mundo, las diversas situaciones de exclusión … Pero creo que en un momento determinado nos hemos articulado como movimiento o muchas personas diferentes hemos coincidido en un marco más o menos común a partir de un frente y unos objetivos y estrategias determinados. Una agenda diferente no tiene por qué ser inherente a toda persona lgtb. Porque de la misma manera que has puesto el ejemplo de las personas lgtb migrantes se podría hablar de las personas lgtb en paro, o en situación de precariedad, o … o … o … Creo que es justo que cada persona y cada colectivo seleccione sus puntos de interés, seleccione a dónde y cómo puede llegar y dónde puede ser útil. Y no tenemos por qué coincidir tod@s.
Saluducos
Crasamet escribió:
«Por cierto, ando un poco perdido en cuestión de términos: no sé cómo se llama la “pluma” de las lesbianas, si es que existe alguna palabra»
Se dice igual, «pluma». Yo por lo menos lo digo así.
Crasamet: el párrafo que citas sobre los bears yo no lo había entendido así (si te he seguido bien), como una crítica a la plumofobia, sino justamente en la línea que habíais denunciado aquí algunos, no sé si tú mismo o quizá chiquitin, tras la popularización de ‘lo bear’ con la peli Cachorro, de que si bien se mantenía la aceptación del vello, el cuerpo de los ‘modelos’ bear se iba convirtiendo paulatinamente al modelo dominante, perdiendo así el carácter alternativo que la propia Platero le reconoce en esa cita.
Estoy de acuerdo con Zarevitz: el párrafo sobre el mundo Bear se puede entender como una crítica a la tendencia cada vez más común entre los osos de lucir cuerpos cincelados a golpe de gimnasio (como las musculocas de toda la vida, pero con pelo) y no de bocadillos de chorizo, por decirlo de alguna manera.
Y según tengo entendido la «pluma» de las lesbianas se llama «martillo». O al menos eso me han dicho.
Saludos, Raquel.
Pues coincido contigo en que es muy interesante el debate, porque las aportaciones son geniales. Dices lo siguiente en respuesta a mi pregunta sobre la desconexión entre discurso y práctica: «Sobre la conexión o desconexión de lo queer con lo cotidiano, o con la academia, no sé qué se piensa que es la uni… pero yo voy en metro, comparto piso, lo mismo que el resto y no vivo en un mundo paralelo. La experiencia de mi piel y mis colegas es tan real como la tuya, … no veo esa distancia como algo necesario. Y de todas maneras, ¿qué es lo queer? Lo queer también y sobre todo es la experiencia de lo cotidiano».
Yo he conocido la universidad por dentro (la española, y la gringa) – muy por dentro – y como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas menos buenas o directamente malas. Personalmente (y no digo que todo el mundo que está en la universidad sea así ni que sea eso lo que tengan que hacer) dejé la universidad porque (1) estaba hasta las narices de que me obligaran a mirarme el ombligo para conseguir becas, ayudas, entrar en programas, etc.; (2) estaba hasta las narices de tener que supeditar mis estudios a todo lo anterior (hay temas que se pueden estudiar y temas que no, hay temas para los que hay pasta y temas para los que no, etc. y eso condiciona, quieras o no, la investigación y tu papel dentro del propio sistema).
A mí me entran muchas dudas cuando veo, por ejemplo, a algunos teóricos queer reverenciados y requetereverenciados contradecir todo su discurso teórico y ponerse a publicar con un gran grupo editorial español y, para colmo, poner todos sus textos en público con copyright (cuando tienen sueldos universitarios que les permiten, entre otras cosas, tomarse la tarea de publicar como activismo y no como academicismo). Y sin embargo ahí están: con cátedras o titularidades y unos sueldos muy superiores a los de cualquier obrero, y en lugar de publicar sus trabajos en editoriales propias bajo licencias de libre distribución (por ejemplo) publican sus fashion-texts con poderosos grupos editoriales bajo copyright (y supongo que firmarán contratos por ello). He aquí parte del problema: los discursos van por un lado y la práctica personal va por otro (cosa que no es nueva, pero bueno). Es una contradicción que no parecéis ni capaces ni dispuestos a resolver y que, para mí, resta validez a gran parte de vuestro «aparato» teórico. Mira si no Audre Lorde, que fue toda su vida una curranta (bibliotecaria) y no pontificó desde ninguna cátedra. Sí: para mí es un problema (y grande) participar de los mecanismos del sistema universitario (con todo lo que ello implica: publicaciones, intereses, etc.) manteniendo el discurso que mantenéis. Ya lo decía Lorde en aquel artículo en el que se preguntaba si se podía desmantelar la casa del amo con las herramientas del amo. Es una pregunta que no planteáis públicamente.
Por otro lado me apunto a la crítica que te plantea Rukaegos cuando te dice que «creo que en eso hay un defecto de análisis que mira demasiado hacia el ombligo de Madrid». En la entrevista (y en el discurso queer en general, que sabes como yo sé que a veces transpone directamente discursos gringos o franceses sin «adaptar»: lo que decís ya lo han dicho otros en otras latitudes hace 20 años) no hay ninguna mención a la España rural o incluso a la España «de provincias». Habláis mucho de «migrantes» e incluso alguna que otra referencia he leído por ahí a las «mujeres de color», etc. Y yo digo… ¡¡¡momentín!!! Esa NO es mi realidad, no es mi día a día, y quizás (no es mi caso, pero sí el de muchas lesbianas que viven por aquí) no sea la cuestión más prioritaria a la hora de enfocar su lesbianismo en sociedad. Para una lesbiana que viva en un pueblo castellano de 600 habitantes (pienso en una prima mía) hablarle de los derechos de los migrantes LGBTQ e insistir en que ESA debe ser una cuestión prioritaria si quiere ser considerada una «buena lesbiana comprometida» es, llana y sencillamente, una imposición. Y entonces llegáis vosotros y les decís que no, que si no se preocupan por los migrantes (que en este caso simplemente quiere decir «persona de piel oscura», porque aquí en Aragón casi todo el mundo ha sido migrante en un momento u otro), pues que entonces no son «buenos LGBTQ». Construís un discurso posicionándoos voluntariamente «en los márgenes», pero insisto: ¿en los márgenes de qué? Porque mi realidad es la de una mujer lesbiana en la España semi-rural, y te puedo asegurar que ahora mismo no hay nada más «marginal» que eso dentro del colectivo LGBTQ. Un gai o una lesbiana de pueblo siguen estando perdidos, solos y desconectados; y un gai o lesbiana de pueblo que lea esta entrevista pensará, con toda la razón del mundo: «Bueno, esto no va conmigo, evidentemente». Es un discurso citadino y, si me lo permites, centralista: lo que para vosotros son los «márgenes» para mí, desde aquí, es Madrid a secas (o Barcelona, lo mismo da).
Afirmáis que vuestras experiencias son «tan reales como las nuestras», pero lo que se desprende de la entrevista (y es una percepción personal, un «regusto» que queda después de leerla) es más bien lo contrario: «Vuestras experiencias no valen, valen las nuestras».
Lo lanzo ahí a ver si sale algo bueno de ello 🙂
Un abrazo pues.
Primero de todo, felicitar a Lucas por la entrevista y por apuntar en direcciones que requieren de discusión dentro del movimiento LGTBQ.
Después, mi intervención tiene que ver con el último comentario de Ave.
Lo siento, pero hay varias cosas que creo que requieren de una seria matización. ¿Quiénes están en posiciones super-seguras en la academia como profesores titulares, etc. dedicándose al tema queer? En el estado creo que muy, muy pocas… y si hubieran conseguido un puesto semejante me alegraría un montón… para que lo obtenga alguien sin media perspectiva de género y homófobo, pues yo tengo claras mis preferencias, la verdad.
Hablas de personas que publican con copyright y con grandes editoriales… pero, 1) también se publica de otra forma… y 2) la gente tiene derecho a vivir de su trabajo, que parece que hay que pedir permiso para simplemente eso… vivir de su trabajo… Por supuesto Audre Lorde decía que «Las herramientas del amo nunca desmantelarán la casa del amo», pero, ¿son las mismas esas herramientas una vez que han sido tomadas, transformadas, ocupadas y dadas la vuelta en contra de ese amo? Ya no son sus herramientas…
Ojo, no estoy queriendo decir con esto que no haya que mantener unos niveles de crítica y auto-crítica muy potentes dentro del movimiento queer, porque si no, ¡apañad@s vamos!
Por otro lado, estoy de acuerdo en que muchas veces se han hecho transposiciones bastante directas de discursos anglos sin atender a las especificidades de la vida en el aquí y ahora… pero, yo vivo en Lavapiés, y para mí hablar del colectivo LGTBQ migrante es desde luego algo de una urgencia cotidiana. En el mismo sentido… me parece difícil decidir que es lo más urgente para las bollos en el aquí y el ahora… somos muy distintas y con necesidades, vidas, deseos y prácticas muy diferentes. En el argumento de la entrevista lo que yo he visto es justo una llamada a articular esa diversidad de posiciones y demandas y a cuestionar la forma en que al delimitar que es lo «más urgente» o lo más «propio» se excluye sistemáticamente a las posiciones menos representadas…
Además, hay un pequeño problema cuando reclamas atender a la precariedad o a las bollos rurales (temas que me parecen por supuesto fundamentales) frente a las necesidades del colectivo LGTBQ migrante, ¿no estamos reforzando una forma de homonacionalismo donde se prioriza a las personas «nacionales-ciudadanas» versus aquellas que no lo son? Cuándo se demandan derechos LGTBQ en clave de ciudadanía, ¿qué pasa con aquellas personas que no tienen ese estatus?
Son comentarios a botepronto después de leer los post, que me han parecido muy interesantes y me han hecho pensar muchos,
saludos
Hola Carmen, respondo a las preguntas que planteas (mi post no tenía intención de ser agresivo, simplemente son preguntas que me llevo planteando mucho tiempo):
1. «¿Quiénes están en posiciones super-seguras en la academia como profesores titulares, etc. dedicándose al tema queer?»
Todos (absolutamente todos y sin excepción) los teóricos queer anglo y franceses, desde Hallberstram a Butler sin olvidarnos de los «padres filosóficos» como Foucault o Derrida en su día. El mismo problema tuvieron los padres de los estudios subalternos (Gayatri Spivak et al.) Decir lo contrario o negar esta evidencia es faltar a la realidad. En España, Beatriz Preciado (doc en Princeton y ahora profesora en U. Paris VIII). El propio Paco era titular en la UNED. Menciono a los que se consideran referentes, naturalmente. No conozco a todas las personas que hacen estudios queer en España, pero la trayectoria será idéntica: ocupar una titularidad y posiblemente aspirar a ocupar una cátedra en el futuro próximo o lejano. La propia dinámica del mundo universitario lo impone.
2) «1) también se publica de otra forma… y 2) la gente tiene derecho a vivir de su trabajo, que parece que hay que pedir permiso para simplemente eso… vivir de su trabajo…»
Ahí voy precisamente: a que es muy curioso que para algunos reconozcas que «la gente tiene derecho a vivir de su trabajo» (de las publicaciones no vive nadie, conste, porque los derechos de autor te dan para tres bolsas de pipas más o menos), pero que los demás no tengan el mismo derecho. Los teóricos queer tienen «derecho a vivir de su trabajo» publicando con grandes grupos editoriales y utilizando licencias cerradas; los demás simplemente «somos unos vendidos al capital» y unos «insensibles para con las necesidades de los maricas y bolleras precarios». Curioso, como mínimo. Sí, ya sé que se publican cosas en otros sitios (Ética Marica está publicado en Egales, no en Espasa), pero el academicismo queer no practica, hasta donde yo sé, una «política de publicaciones queer» por así decirlo.
3. Primero dices: «estoy de acuerdo en que muchas veces se han hecho transposiciones bastante directas de discursos anglos sin atender a las especificidades de la vida en el aquí y ahora…»
Y luego dices:
«hay un pequeño problema cuando reclamas atender a la precariedad o a las bollos rurales (temas que me parecen por supuesto fundamentales) frente a las necesidades del colectivo LGTBQ migrante, ¿no estamos reforzando una forma de homonacionalismo donde se prioriza a las personas “nacionales-ciudadanas” versus aquellas que no lo son?»
Es decir: que teóricamente defiendes la especificidad y la articulación de una práctica queer que tenga en cuenta el contexto para después, en la práctica, acusar a quien no se ajuste al dictado de moda de practicar el «homonacionalismo». Es decir: que nuevamente tú tienes «derecho» a ocuparte de TU realidad (tu barrio de Lavapiés, que por cierto no es el Lavapiés verdaderamente marginal de hace 20 años, sino una cosa un poco-bastante diferente), pero los demás no tenemos derecho a ocuparnos de la nuestra porque entonces somos unos «homonacionalistas». Demostración práctica de lo que he dicho antes: si yo me ocupa de MI realidad soy «homonacionalista» (válgame el cielo); si tú te ocupas de la tuya (que reconoces no tiene por qué ser en principio más importante que la mía), estás haciendo «activismo queer».
Me lo explique, por favor.
Besos
p.s. se me olvidaba. Cuando hablo de «lesbianas y gais en el entorno rural español» no estoy hablando de «españoles». Te doy una estadísica: el 15% de la población de mi pueblo es extranjera, con lo cual yo al menos entiendo que en la expresión «lesbianas y gais en el entorno rural español» se incluyen también los gais y lesbianas extranjeros que viven en mi pueblo.
«para mí hablar del colectivo LGTBQ migrante es desde luego algo de una urgencia cotidiana».
Perdón, repensando esta frase y volviendo a lo anterior: otro ejemplo de lo mismo. Pareces presuponer que para los que no vivimos en Lavapiés la realidad del «colectivo LGTBQ migrante» no es «de una urgencia cotidiana». Y lo que yo te digo es que no hay un solo colectivo LGTBQ migrante, sino que hay realidades diferentes incluso dentro de ese colectivo, y que esas otras realidades forman parte de una realidad que no es la tuya. Porque un LGBTQ migrante en un pueblo aragonés no vive igual que un LGBTQ de Lavapiés, ni cuenta con los mismos recursos, ni nada de nada. O sea, que incluso esa generalización y esa ***apropiación**** de la experiencia migrante en la que caéis es problemática: en la España rural la población migrante tiene un protagonismo que vuestra visión de la realidad migrante llana y sencillamente no recoge y que además ignora sistemáticamente. Porque se puede ser migrante urbano y se puede ser migrante rural, y no todo el mundo tiene los mismos problemas aunque la uniformidad de vuestro discurso sobre «los migrantes» haga parecer que sí.
Al no conocer los detalles del tema queer, seguro que me pierdo los matices de vuestras posiciones distintas, porque no las veo tan diferentes. Veo un llamamiento a no quedarse en el mainstream, sino atender también a los márgenes, a las márgenes diríamos, que son distintas cuando el río pasa por Madrid que cuando se adentra en el Aragón rural. El matrimonio, como institución que cubre todos los territorios y prácticamente todos los grupos, fue una lucha importantísima que, además de los derechos concretos, proporcionó enorme visibilidad, pero no todos los problemas se resuelven con el matrimonio, ni el matrimonio es la única medida que puede tomarse. Con posiciones de tono excluyente creo que no vamos a ninguna parte.
Touché…
Yo no quería resultar hiriente, ni mucho menos… y por supuesto tienes razón… no todas las personas en áreas rurales son ciudadanas… no pretendo plantear que mi experiencia «urbana» sea mejor que otras… ni mucho menos… y desde luego nunca jamás se me ocurriría hablar de personas migrantes como un todo uniforme… los post son un espacio donde los matices muchas veces se escapan…
Por cierto, no estaba haciendo una acusación… estaba tratando de pensar en voz alta y mi comentario sobre el homonacionalismo iba en esa dirección… trabajamos en pro de derechos, ¿para quiénes y a costa de quiénes? Es una pregunta que me hago continuamente…
Por otro lado, lo que planteaba no era una crítica o una gradación de qué resulta más o menos «queer», sino más bien una reflexión que surge ante una experiencia abundante de situaciones en las que la definición de «lo importante» ha servido para postergar o anular determinadas demandas. No lo hacía, ni mucho menos, para cuestionar tus urgencias… sino para plantear la necesidad de trabajar en alianzas con múltiples diferencias que no tienen por qué(y de hecho no lo hacen)subsumirse unas a otras… probablemente es una alerta que viene de un trabajo de articulación con el movimiento feminista y otros movimientos sociales, pero que creo sigue siento importante.
Finalmente hablas directamente de autores como Paco Vidarte y Beatriz Preciado… Paco, efectivamente era profesor titular… y eso no hizo que se mordiera la lengua… pero, por ejemplo Ricardo Llamas nunca ha entrado en la academia, o Javier Saéz, gente como Fefa Vila tiene una situación precaria… y la propia Beatriz Preciado… trabaja en un master de género en Paris VIII, pero no es «profesora» allí, no al menos en el sentido en que señalas. Y sí, Foucault era profesor… y lo son Butler y Halberstam… y sinceramente, me alegro un montón… pero quizá nos olvidamos de muchas personas que, teniendo en mi opinión, un papel clave en el pensamiento y los movimientos queer se mantienen (y se han mantenido) con un pie dentro y un pie fuera y cuestionados en múltiples direcciones… Audre Lorde que mencionabas, es un ejemplo claro y Gayle Rubin… o Joan Nestlé… o Patrick Califia… o Barbara Smith (por seguir con nombres anglos)…
Por otro lado, no me tienes que convencer de los beneficios del copyleft y las licencias creative commons… porque soy una firme defensora y he trabajado en esa clave…
De nuevo, en cualquier caso te agradezco tus comentarios que me han hecho pensar muy produtivamente,
saludos
Igualmente, Carmen, un abrazo 😉 Creo que efectivamente tenemos muchos más puntos de encuentro que de desencuentro. Encantada pues 🙂
Maravillosa entrevista y apasionantes comentarios.
Ave, Platero, Carmen, os tengo que presentar, sin duda 🙂
Te tomo la palabra, querida Hester, que a este paso creo que nos volveremos a ver… ¡¡en el asilo!! 🙂
Lo mas urgente es siempre el dolor propio y lamentablemente Terencio está demodé «homo sum, humani nihil a me alienum puto(jacktwist un saludo!!) pero una vez dicho esto, parece que maricas trans bi y bollos debemos ser los ciudadanos perfectos, seres de una seráfica bondad incapaces de actitudes racistas xenófobas misóginas u homófobas, justicieros aguerridos en la defensa de cualquier causa desde la del inmigrante en situación irregular y precaria hasta la de las asesinadas en el dulce hogar conyugal pasando por el medioambiente o la polución estratosférica, ningún marica que se precie podrá serlo sin reciclar correctamente, ninguna bollo ejercerá de verdadera lesbiana si no milita en una ong de recepción al inmigrante… detras de esa busqueda de la perfección no existe un anhelo constante a ser aceptados por una sociedad que ni es seráfica ni igualitaria ni comprometida con los derechos de las minorias? eso sí, que nos acepten será un insulto para los exégetas de la marginalidad de la vanguardia, los anacoretas de al intelectualidad marica, que ven como las formulas pequeñoburguesas e imperialistas de familia heterocentrista se expanden por los colectivos LGTB gracias a la sibilina trampa del matrimonio homosexual.
Ave cada vez me gusta mas leerte…
Platero con mis cercanías y mis distancias, bonita sonrisa!
¡Hola a todo el mundo!
La verdad es que está siendo un debate apasionante. Y me alegra haber sido responsable en parte.
Me gustaría aportar algo: casi todas las personas identificadas con el estudio de la sexualidad y lo queer tenemos una posición muy precaria en la academia, porque además muchas estamos con un pie o ambos fuera. Y pienso en mi que enseño en secundaria aunque estoy en proyectos de investigación en la complu, en Javi Saez, Fefa Vila, etc. que no son parte de la academia … En quienes no promocionan nunca y tiene que ver su aspecto, por el objeto de trabajo, por sus ideas… y asi estamos considerados como no tan buenos. Pienso incluso en gente muy reconocida que nombra Ave y que cree que vive muy bien…
Como dice Carmen, publicamos donde surge, a veces con creative commons, a veces no…
Pero sin duda pagamos un peaje por dedicarnos a este ámbito y no a otros. Muy alto, por cierto.
Me alegro cuando Preciado consigue publicar con una editorial grande porque supone un reconocimiento del que la sexualidad no normativa, lo queer, las feministas incómodas a menudo no encontramos… Y me alegra que pueda llegar a mucha gente y desde ahí construir criticas, pensar en grupo, lo que sea.
Parece que hay un imaginario colectivo sobre la academia como un espacio glamuroso o bien pagado… Cuando lo más frecuente es que sea precario, con muchos problemas para entender nuestro trabajo, y desde luego nada acogedor… Os lo aseguro
¡Gracias por el debate!
Sólo una matización, Raquel:
«Parece que hay un imaginario colectivo sobre la academia como un espacio glamuroso o bien pagado… Cuando lo más frecuente es que sea precario, con muchos problemas para entender nuestro trabajo, y desde luego nada acogedor… Os lo aseguro».
En España, Raquel, en España y con muchas matizaciones. Porque fuera de España… el mundo académico ES un espacio bien pagado comparado con muchos otros ámbitos (y si en lugar de dedicarte a protestar te dedicas a hacerle la pelota a los que mandan, entonces sí que está requetebienpagado). Butler, Spivak, Halberstram o cualquier otro faculty member de una universidad estadounidense o parisina no cobran precisamente poco y no tienen vidas incómodas (como tampoco la tiene un profesor titular en una universidad española, que para empezar es funcionario y tiene la vida laboral garantizada salvo catástrofe mayor). Pero no quiero desviarme porque no era ése el debate que yo te planteaba con la pregunta, sino más bien la posibilidad/necesidad de que los propios teóricos queer cuestionen con la misma fuerza y el mismo carácter crítico con el que cuestionan a los demás su propia posición dentro del sistema.
Porque todos estamos comiendo de la misma mano, queramos verlo o no 😉 La cuestión es: ¿hasta qué punto eso plantea una contradicción con el discurso que defendéis? Y entrando en otro debate: ¿cuánto hay de auténtico y cuánto de pose en parte del discurso teórico queer? (dos preguntas distintas)
Enhorabuena por la entrevista, muy interesantes un montón de puntos que tocas.
En mi opinión, la Academia spanish todavía es muy hostil a estos temas, y sí, hay mucha precariedad y algunos peajes que pagar si investigas/escribes en este ámbito (yo sé bastante de ambas cosas). También hay much* trepa y mucha hipocresía, pero bueno, me imagino que, tristemente, como en cualquier espacio laboral. En todo caso (si no optamos por el exilio, como en el caso de Preciado) creo que merece la pena seguir en nuestro curro de resistencia, de okupación de espacios y de ruptura de barreras entre lo «académico» y lo «político».
Saludos a tutte
Otra cosa: «sin duda pagamos un peaje por dedicarnos a este ámbito y no a otros. Muy alto, por cierto».
Cuando pregunto si vosotros mismos os cuestionáis la posición que ocupáis dentro del sistema como parte privilegiada del mismo voy precisamente a esto. Ser académico no es ser mártir: cierto, no está tan bien pagado como ser corredor de bolsa o ejecutivo a tiempo completo, pero reconocerás que tener el lujo/privilegio de dedicar la mayor parte del día a pensar y a desarrollarte intelectualmente es, básicamente, un privilegio. La gente currante de cuyas voces en ocasiones os apropiáis (¿Spivak?), quizás inconscientemente, no tiene tiempo para esos lujos. Y ahí voy: que cuando criticáis la labor de los demás tenéis que ser conscientes de las posiciones que ocupa cada cuál, sus motivaciones y sus posibles problemas. Porque no puede ser que todo lo que hagan los demás sea cuestionable y pueda someterse a escrutinio y las acciones propias no. Personalmente, creo que eso deslegitima parte del discurso. Pero igual me equivoco.. no lo sé, la verdad 🙁
hombre, el debate que ha surgido, algo interesante sí que lo es, aunque como ha derivado más hacia las virtudes o vicios del academicismo, pienso que se ha perdido el rumbo de lo que podría resultar interesante… sobre todo porque todos estos temas de los márgenes tienen muchísimo que ver con el trabajo activista de bastantes personas de la base, pues existen redes de colectivos «alternativos» que realizamos acciones pero también tenemos ojos y cerebros y bocas y orejas… y compartimos nuestras vivencias, reflexiones, sentimientos, y nos repensamos y repensamos el mundo que nos rodea, y creamos discursos, y llevamos a cabo más acciones, etc etc.
A mi me alegra que desde estos otros ámbitos se recoja y de valor a nuestro esfuerzo, y sobre todo cuando logramos acompañar discursos y acciones desde ambos espacios, pues ambos somos necesarios.
«todos estos temas de los márgenes tienen muchísimo que ver con el trabajo activista de bastantes personas de la base, pues existen redes de colectivos “alternativos” que realizamos acciones pero también tenemos ojos y cerebros y bocas y orejas… y compartimos nuestras vivencias, reflexiones, sentimientos, y nos repensamos y repensamos el mundo que nos rodea, y creamos discursos, y llevamos a cabo más acciones, etc etc.»
Cosa que creo que nadie se atrevería a poner en duda, Cherimomo. El problema viene cuando desde esos mismos colectivos se utiliza la etiqueta de «alternativo» para desprestigiar todos y cada uno de los esfuerzos o acciones ajenas (con o sin soporte teórico queer, lo mismo da, aunque frecuentemente sea «con»). Un ejemplo: en este sitio y en muchos otros lugares hemos leído/escuchado feroces críticas contra «las voces oficiales del movimiento LGBT» (por tomar el titular como referencia): desde «vendidos» hasta «subvencionados» hasta «rehenes de los partidos políticos». Como si los demás (incluso aquellos que hablan «desde los márgenes») no recibieran subvenciones/becas/ayudas (las reciben), o como si no formaran parte del mismo sistema que los «subvencionados/vendidos» (que lo forman, por eso he dicho que todos comemos de la misma mano y el que no lo quiera ver es que se engaña). Y a mí eso es lo que me parece algo incoherente: que lo que es criticable en los demás no lo es, aparentemente, en uno mismo.
Todos los años se oyen críticas similares, especialmente cuando llega el tema del orgullo o cuando sale algún tema trans (curiosamente, la mayor parte de las críticas en el tema trans viene de gente no trans, o por lo menos las que yo he podido leer aquí). O tomando el comentario de Carmen: los teóricos queer «tienen derecho a vivir de su trabajo»… pero una de las puntas de lanza de los movimientos alternativos es la «lucha contra el empresariado gay», que aparentemente (???) no tiene el mismo derecho a vivir del suyo. O sea: que si yo renuncio a mis principios es porque tengo que comer, pero si los que renuncian son los demás es porque son unos vendidos (más o menos).
Uno no sólo tiene que tener muy presente la posición que ocupa y los privilegios que tiene (yo al menos me considero una privilegiada por muchas razones: como todos los días, tengo un techo encima de mi cabeza y un trabajo completamente inestable, pero trabajo, y vivo en un país donde ni me meten en la cárcel ni me van a matar); además, tiene que tener mucho, pero mucho cuidado en no «pisotear» las voces de los demás y en no hablar en su nombre (sobre todo cuando esos otros no te lo han pedido porque ellos también tienen voz).
Otro ejemplo: las referencias a los migrantes y el tema de los papeles, por ejemplo, que se toma como algo universal y como algo por lo que tenemos que luchar sí o sí so pena de que se nos etiquete como «malos LGBT». Aquí, el 99% de los inmigrantes que me rodean tienen papeles y muchos de ellos son pequeños empresarios. ¿Eso los convierte en «migrantes precarios»…. o quizás en «explotadores»? 😉
Desde ciudad de Panamá, donde estamos iniciando un nuevo gobierno que a la verdad tiene de todo un poco, conservador, derecha,populista, izquierad y lo que mas me preocupa es que varios de los miembros del gabinete son del Opus Dei. Como lo es la señora Lucy Molinar ministra de educcion. Creo que voces como la de Raquel Platero son muy importantes me gustaria que en mi pais hubieran mujeres como ellas que se atrevieran a dar la cara fente a una situacion X, coincido con ella de que el tema de la homofobia en las escuales no es algo pasajero en Panama entrar con tra ese tema todavia esta verde y con la actual ministra lo veo duro, pero seguroemos en la lucha dpor nuestas reinvidicaciones sociales. Te felicito Raquel
«La Teoría Queer es una hipótesis sobre el género que afirma que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales.»
Deberíamos diferenciar dos conceptos muy importantes como es la orientación sexual en sí porque ya está demostrado científicamente a través de escáneres cerebrales que la atracción sexual y afectiva del hombre por otro hombre está arraigada por todo el cerebro y forma parte del ser humano, repartido por innumerables áreas por lo tanto es intríseco a toda la percepción del hombre….
la identidad sexual no se elige ni la orientación pero si la identidad social y el papel con que me quiero desenvolver y relacionar con mi entorno. No se elige ser hombre o mujer en esencia, no se elige querer y sentirse atraido por otro hombre o mujer pero si se elige y/o se permite ir de machista, vacílón, gracioso, formal, friki o maricón que son comportamientos individuales y personales que no vienen marcados en nuestro código genético como el género masculino o femenino o la orientación.
Felicidades Raquel por la entrevista.El debate de fondo va más allá de la Teoría Queer.No se puede exigir a la sociedad respeto a la diversidad sexual cuando no se respeta ni se acepta la propia diversidad lgtb.Y esto se hace y se exige desde la oficialidad.
El resultado es que el nivel de personas lgtb que sienten representadas es muy bajo, puesto que no hay un reflejo diversidad.
Solo un discurso lineal transmitido por personas con poco peso intelectual.
Creo que no se ha trasmitido del todo la idea de que no solo es necesario atender otras realidades que han quedado olvidadas sino que es necesario defenderlas con la misma contundencia que se ha hecho con otros temas como el matrimonio nomosexual.
Bueno Ave, relájate, que me has soltado una parrafada como respondiéndome a temas que ni siquiera he planteado, con prejuicios fundados o infundados… Yo sólo quería sacar a la luz algo que ni en la entrevista ni en los comentarios había visto reflejado, y si hablo de los colectivos «alternativos» es para que se «comprenda», pues participo en uno de los que podrían considerarse como tales; y hablo desde allí porque es lo que mejor conozco, y no me parece adecuado hablar desde los demás, aunque pueda opinar sobre los demás.
Y ya que me das candela, jeje, pues al menos que tengas motivos para ello:
En cuanto al tema de recibir dineros públicos, desde luego que es un asunto sobre el que deberíamos poder opinar tod@s, pues son fondos ciudadanos y debemos velar porque su uso sea el mejor posible (y para tu información y la de todo el mundo, por el momento nuestro colectivo no ha recibido ninguna subvención-ayuda-beca etc, aunque en ningún momento hemos opinado que no sea legítimo recibirlas, aunque sí que creemos que tenemos derecho a opinar sobre su utilización).
Sobre lo de hablar del tema trans, no lo he hecho en este foro todavía que recuerde, pero no voy a basar mi posibilidad de hacerlo en tu opinión, sino en lo que me ¡han manifestado las personas trans de mi colectivo y otras con las que mantengo una relación personal o activista, la cual nos ha pedido que les apoyemos en la cuestión de dar a conocer sus puntos de vista sobre su realidad. Así lo han hecho muchas personas que no comparten mi orientación y me ha parecido estupendo que lo hicieran.
Yo, pobre de mí, y precario de mí (aunque comparto contigo lo de sentirme un precario «privilegiado»… tengo papeles!) dudo que algún día me dedique a levantar soflamas para que los empresarios pasen hambre! pero de ahí a que considere que tenga que aplaudir sentir que protagonizan el discurso del 28 de junio va un trecho!!! históricamente es brutal!!! es que les pasa como a los partidos, que llegan al final de la fiesta y se coronan como las reinonas únicas y absolutas de la misma…
y para finalizar, curiosamente a mi me pasa al contrario que a tí, que el 99% de las personas migrantes que me rodean son sin papeles, y por si fuera poco también participo en su lucha por sus derechos; y ser migrante, con o sin papels no significa ser buena persona, justa, etc etc, pero no tener papeles deviene en un déficit de ciudadanía que tiene consecuencias tremendas para quien las sufre en sus propias carnes, y para quienes sse consideren personas sensibles, o al menos empátic@s, con las vidas ajenas, es una realidad ante la cual no se puede quedar al margen sin avergonzarse de ello como ser humano.
«Bueno Ave, relájate, que me has soltado una parrafada como respondiéndome a temas que ni siquiera he planteado, con prejuicios fundados o infundados… Yo sólo quería sacar a la luz algo que ni en la entrevista ni en los comentarios había visto reflejado, y si hablo de los colectivos “alternativos” es para que se “comprenda”, pues participo en uno de los que podrían considerarse como tales; y hablo desde allí porque es lo que mejor conozco, y no me parece adecuado hablar desde los demás, aunque pueda opinar sobre los demás.»
Hola Cherimomo 🙂 Obviamente, en mi respuesta no estaba particularizando en tu caso porque no te conozco personalmente ni sé a qué colectivo perteneces; simplemente, como hablabas de colectivos alternativos me he guiado por la opinión que tengo después de ver el devenir en los últimos años (en este foro y en otros lugares) de las posiciones de dichos colectivos. No te lo tomes personalmente 😉 Yo comparto muchas cosas del discurso que llamas «alternativo», pero muchas veces no comparto ni los medios, ni mucho menos las formas. Y a veces también cuestiono las motivaciones de cada cuál para adoptar según qué posturas. Nada más.
En lo demás, de acuerdo.
Un abrazo pues.
Muy Interesante la entrevista y los comentarios. Muy ilustrativo el de Ol (como otros en la teoría queer me pierdo un poco)y coincido básicamente con Rukaegos, Crasamen, Ave y sobre todo con fanta letal… en su percepción de ese «tufillo sobreactuado de el pensamiento marginal».
Estando casi de acuerdo total en las ideas y en las propuestas, ese tufillo «de nosotros somos los/as más radicales y los demás están vendidos» me echa un poco para atrás. Me recuerda a algunos izquierdistas en los setenta que te hacían sentirte aburguesado porque no eras tan radical como ellos; luego en verano unos nos poníamos a trabajar y los radicales se iban al cortijo de papá.
Y una duda que me queda con las siglas LGTBQ, sinplificando lo que yo entiendo:
L= chica le gusta chica
G= chico le gusta chico
T= Persona con un sexo biológico distinto al sexo con el que se siente identificada
B=Chico o chica le gustan de los dos sexos
Q= ?
¿Es gana de llamar la atención?
También puede ser sincero el sentimiento de no pertenecer a la G, a la L, a la B o a la distinción chico/chica que tan fácil es de escribir. Personalmente, me gusta más el + que también he visto utilizar: glbt+. Si para que sepamos que existen, tenemos que llamar la atención manifestándolo, así sea.
Zarevitz, a mi me parece más acertado también el signo + englobando a toda la diversidad. Lo de la Q me sigue sonando raro.
En latinoamérica algunas asociaciones también incluyen la I, lo cierto es que algo tendremos que hacer porque también está la A de asexual llegara un momento en que terminaremos con todas las letras del alfabeto 😐 pero por otro lado no es demasiado justo englobar al resto en el signo más… deberíamos buscar un calificativo unico, como NOhetero…, diversex o que se yo 😀
gente que entiende.
🙂
un placer leer a Raquel/Lucas que tantas cosas tiene que contar.
Enhorabuena, Alberto, esperamos más
(y un gustazo el debate)