Comité parlamentario brasileño, presidido por el evangélico Marco Feliciano, a favor de las «terapias» para curar la homosexualidad
La comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de Brasil, presidida por el evangélico Marco Feliciano, ha votado a favor de suspender dos artículos de una resolución del Consejo Federal de Psicología de Brasil, en vigor desde 1999, que prohíben el uso de las peligrosas «terapias» reparadoras de la homosexualidad. La descabellada propuesta debe ser ahora discutida por las comisiones de Seguridad Social y Familia y de Constitución y Justicia, y cuenta con la abierta oposición del propio Consejo Federal de Psicología y del Gobierno brasileño.
El Consejo Federal de Psicología de Brasil, de hecho, ha publicado un durísimo comunicado en el que acusa a Feliciano de haber conseguido la aprobación de la iniciativa tras una discusión «truculenta y arbitraria» y sin el quórum suficiente. El órgano de gobierno de los psicólogos brasileños califica la decisión de «episodio triste de la historia brasileña» y tras repasar los argumentos que llevaron a tomar la decisión de prohibir la aplicación de las «terapias» reparadoras confía en que finalmente «prevalezca el respecto a la Psicología como ciencia y como profesión».
La decisión de la comisión de Derechos Humanos viene a confirmar en cualquier caso los peores temores de los defensores de los derechos LGTB cuando hace pocas semanas Feliciano era nombrado su presidente pese a contar entre sus antecedentes con declaraciones abiertamente racistas y homófobas. Marco Feliciano es miembro de PSC (Partido Social Cristiano de Brasil), que forma parte de la denominada “base aliada”, la coalición de fuerzas que sostiene al Gobierno de Dilma Rouseff, a la que parece haberle importado poco colocar a un personaje así al frente de tan importante comisión pese a la oposición de numerosos diputados de su propio partido (el PT, Partido de los Trabajadores). El nombramiento de Feliciano, en último término, es una buena muestra del poder e influencia que los grupos evangélicos acumulan poco a poco en Brasil.
Pero la posible autorización de las «terapias» reparadoras no solo cuenta con la oposición del Consejo Federal de Psicología. También se han expresado en contra los grupos de defensa de los derechos LGTB brasileños, que ya han anunciado que se movilizarán activamente para evitar que el proyecto progrese. Para Rafaelly Wiest, director de ABGLT (Associação Brasileira de Lésbicas, Gays, Bissexuais, Travestis e Transexuais), es un absoluto sinsentido que ya transcurridos 23 años desde que la Organización Mundial de la Salud desclasificó definitivamente la homosexualidad como enfermedad mental los parlamentarios brasileños quieran ahora dar marcha atrás. Wiest ha denunciado además que Feliciano haya aprovechado el clima de tensión social que estos últimos días vive Brasil (y que atrae toda la atención mediática) para sacar adelante una medida así.
La iniciativa sido también duramente criticada por la ministra de Derechos Humanos de Brasil, Maria do Rosário, que ha anunciado que el Gobierno brasileño trabajará para que la medida no sea finalmente aprobada. Un anuncio que ha merecido las críticas de Marco Feliciano, que ha acusado a la ministra de «injerencia» en la labor del legislativo y le ha recordado, en tono amenazante, que 2014 es año electoral. Y es que, conviene recordar, las iglesias evangélicas son una fuerza en ascenso que agrupa ya a un quinto de la población brasileña. Hace menos de un mes, por ejemplo, los evangélicos convocaban a más de 100.000 personas en Río de Janeiro para protestar contra el matrimonio igualitario, recientemente reconocido en todo el país por decisión del Consejo Nacional de Justicia. Bien es cierto que pocos días después cientos de miles de personas celebraban con gran éxito la 17ª edición del Orgullo LGTB de São Paulo, uno de los más multitudinarios del mundo.
Esto comanda los derechos humanos? si es así pues un verdadero retroceso. el fanatismo religioso es lo que se debería de curar.digo yo soy creyente y respeto a quien no, pero si los ateos nos tacharan de enfermos por creer en un ser sobrenatural.y no quisieran «curar» pero se debería curar el fanatismo.de religión,música,deporte etc por que no es bueno, te hace ver como idiota y mas cuando llevas tu fanatismo en el trabajo en este caso en la política. en fin no digo mas por que hay mucha tela de donde cortar.