Kevin Rudd, favorable al matrimonio igualitario, primer ministro de Australia
El laborista Kevin Rudd se ha impuesto, en una votación por el liderazgo del partido, a la ya ex primera ministra de Australia, Julia Gillard, quien ha dimitido del cargo tras perder el dominio de su formación política. Rudd, que ya ejerció la jefatura del Gobierno entre 2007 y 2010, declaró hace unas semanas su apoyo al matrimonio igualitario, una postura que contrasta con la firme oposición de su antecesora.
El relevo se produce apenas unos meses antes de las próximas elecciones federales, que tendrán lugar el próximo 14 de septiembre, y en las que la oposición liberal-conservadora parte con clara ventaja según las encuestas, que no obstante reflejan también la mayor popularidad del nuevo líder laborista entre el electorado. Se da la paradoja de que el propio Rudd fue derrotado por una moción similar en su partido para ser sustituido por Gillard.
La anterior etapa de Rudd como primer ministro se caracterizó por un rechazo frontal al matrimonio entre personas del mismo sexo e incluso a las uniones civiles: “Tengo una visión bastante básica en esto, como se refleja en la posición adoptada por nuestro partido, y es que el matrimonio es entre un hombre y una mujer”, afirmaba justo antes de su elección en 2007. Su postura fue la misma que la de su sucesora Julia Gillard, que se ha negado, incluso en contra del criterio de su propio partido, a apoyar el matrimonio igualitario.
Rudd, sin embargo, sorprendió a muchos hace apenas unas semanas al declarar su cambio de postura, según dijo, por la influencia de sus hijos, que lo tacharon “dinosaurio”. “Creo que el estado secular de Australia debería ser capaz de reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo”, aseguró. Una posición que contrasta ahora con la de los liberal-conservadores, liderados por un Tony Abbott que se niega incluso a dar libertad de voto a sus diputados sobre el asunto, aunque no descarta que no tenga más remedio que hacerlo en el futuro. Precisamente ante la perspectiva de una posible derrota laborista en septiembre, los activistas LGTB ya han pedido al nuevo primero ministro que demuestre con hechos su compromiso con la igualdad.
Australia: una larga lucha por la igualdad
El debate en torno al matrimonio igualitario en Australia ha estado marcado por la división del gobernante Partido Laborista. En su último congreso nacional, celebrado a finales de 2011, el partido decidía incorporar a su ideario la defensa del matrimonio entre personas del mismo sexo pero convertía ese mismo ideario en papel mojado al aceptar la propuesta de la primera ministra de dar libertad de voto a sus legisladores. Una libertad de voto que, como se ha dicho, Abbott les negó entonces a los suyos y que finalmente desembocó en el fracaso de la iniciativa para aprobar el matrimonio igualitario a nivel federal.
Negada la vía federal, el campo de batalla se trasladó inmediatamente a los estados y territorios de Australia (una situación similar a la existente en estos momentos en Estados Unidos). Es el caso por ejemplo de Tasmania, cuya cámara baja aprobó una ley de matrimonio igualitario que contaba con el apoyo del Gobierno estatal laborista, pero que fue tumbado por la cámara alta en la que los independientes son mayoría.
Pero hay más candidatos a aprobar leyes de matrimonio igualitario. Verdes y laboristas se han comprometido a aprobarlo en el Territorio de la Capital Australiana (ACT), en el que se localiza Canberra, la capital federal. El pacto forma parte de un amplio acuerdo de gobernabilidad alcanzado entre ambos grupos políticos tras las elecciones de octubre. Los Verdes también presentaron en febrero un proyecto de ley en Australia Meridional, cuyo jefe de Gobierno laborista le ha dado su apoyo (si bien los diputados laboristas tendrán libertad de voto para decidir).
Los Verdes también han presentado proyectos en Victoria (cuyo Partido Laborista se posicionó a favor del matrimonio igualitario en 2009) y en Australia Occidental, aunque en estos estados la mayoría parlamentaria liberal-conservadora hace complicada su aprobación. También en Nueva Gales del Sur se prepara un proyecto, y aunque también aquí gobierna el centro-derecha, la posición favorable de su primer ministro que mencionábamos anteriormente y el hecho casi seguro de que los diputados liberales dispondrán de libertad de voto aumenta las posibilidades de éxito. En el Territorio del Norte, finalmente, los laboristas (que también controlan el Gobierno) se han comprometido a dar libertad de voto a sus diputados si se presenta un proyecto de ley en ese sentido.
Las elecciones las va a ganar la derecha de sobra. No sé si tendrán tiempo para hacer una votación antes. El candidato de la derecha tiene una hermana lesbiana y no es beligerante contra el matrimonio gay, así que hay esperanza.