El COI pide que los Juegos de Sochi transcurran sin discriminación. Harvey Fierstein, más claro, habla del precio «de tolerar la intolerancia»
El Comité Olímpico Internacional (COI) ha emitido un comunicado en el que describe el deporte como un derecho que debe estar a disposición de todos, sin distinción de raza, sexo u orientación sexual. A su vez, afirma seguir trabajando para que los próximos Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi (Rusia) transcurran sin incidentes discriminatorios, todo ello a pesar de las leyes homófobas recientemente aprobadas por el Parlamento ruso, que ponen en peligro a atletas, espectadores y medios de comunicación LGTB.
Organizaciones en defensa de los derechos LGTB como Human Rigts Watch han solicitado repetidamente al COI que tome medidas encaminadas “a presionar a las autoridades para que declaren públicamente que, como sede olímpica, Rusia garantizará, sin distinción, la seguridad y la libertad de expresión y asociación de todos los atletas, entrenadores, aficionados y público en general que asistan a los Juegos de Sochi”. El temor de que la ley que prohíbe la llamada “propaganda homosexual” sea aplicada a todo aquel que manifieste simplemente ser una persona LGTB se ha avivado tras la reciente detención de tres turistas holandeses.
La respuesta del COI ha llegado a través de un comunicado, en el que define el deporte como “un derecho humano que debe estar disponible para todos sin distinción de raza, sexo u orientación sexual”. También afirma que “los Juegos en sí deben estar abiertos a todos, sin discriminación, lo cual es aplicable tanto a espectadores, como a trabajadores, medios de comunicación y por supuesto a los atletas. Nos oponemos enérgicamente a cualquier acción que ponga en peligro este principio”.
En referencia específica a las leyes homófobas rusas, el COI se muestra mucho más precavido: “como es sabido, esta legislación acaba de ser aprobada y queda por ver cómo se implementará, en particular en lo que respecta a los Juegos de Sochi. Como organización deportiva, lo que debemos hacer es seguir trabajando para garantizar que los Juegos puedan desarrollarse sin discriminación para los atletas, trabajadores, espectadores y medios de comunicación. Cuestiones políticas más amplias tendrían mejor tratamiento en otras organizaciones internacionales más adecuadas para esa labor”.
Recordemos una vez más que la legislación aprobada establece penas de arresto de varios días y sanciones económicas, que varían según se trate de ciudadanos individuales, funcionarios o empresas y grupos sociales. Las multas podrán variar entre los 115 y los 35.000 euros. Para los ciudadanos de otros países, como sería el caso de la mayoría de espectadores, medios de comunicación y atletas, además de la sanción económica se establece una pena de arresto de quince días y la expulsión del país.
El precio de tolerar la intolerancia
En referencia a las leyes discriminatorias aprobadas en Rusia y a la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en el país, el conocido guionista, actor, autor teatral y director abiertamente gay Harvey Fierstein ha escrito un encendido artículo en The New York Times. El comienzo es ya contundente: “el presidente Vladimir Putin ha declarado la guerra a los homosexuales. Hasta el momento, el mundo ha permanecido en silencio”.
Fierstein denuncia cómo la ambigüedad de la ley contra la llamada “propaganda homosexual” puede hacer, de hecho, que en los Juegos Olímpicos “cualquier atleta olímpico, entrenador, periodista, miembro de la familia olímpica o aficionado que sea gay, o sospechoso de ser gay, o simplemente acusado de ser gay, pueda ir a la cárcel”.
Para el autor de Trilogía de Nueva York también están claras las intenciones políticas que se esconden tras la legislación homófoba, al igual que sus consecuencias: “la campaña de Putin contra las personas lesbianas, gais y bisexuales es una distracción, una estrategia para demonizar a una minoría con fines políticos tomada directamente del manual nazi. ¿Podemos permitir que esta guerra contra los derechos humanos quede sin respuesta? Aunque el Sr. Putin crea que puede controlar su creación, la historia demuestra que no se puede. Las condenas que establece son un permiso para cometer actos de violencia contra gais y lesbianas. En mayo un joven homosexual fue asesinado en la ciudad de Volgogrado. Fue golpeado, su cuerpo violado con botellas de cerveza, la ropa quemada, la cabeza aplastada con una piedra. Lo más probable es que esto solo sea el principio”.
Por último, Harvey Fierstein cierra con un recuerdo a otra situación histórica que encuentra paradigmática: “en 1936 el mundo asistió a los Juegos Olímpicos de Alemania. Casi ningún participante dijo algo sobre la campaña de Hitler contra los judíos. Los partidarios de esta decisión destacan con orgullo el triunfo de Jesse Owens, mientras yo destaco con pavor el Holocausto y la Guerra Mundial. Hay un precio por tolerar la intolerancia”.
No es cuestión de Putin o no Putin. Algunos olvidan que la oposición rusa (comunistas, nacionalistas y liberales) también ha votado a favor de la ley. Buscad en google lo que piensa de la homosexualidad el líder del partido comunista ruso, Zyuganov.
Es cuestión de Putin porque es el que gobierna, aunque ya sabemos que el problema es más profundo