Dimite el arzobispo de Yaoundé, uno de los jerarcas católicos más abiertamente homófobos de África

Prácticamente al mismo tiempo que se divulgaban las declaraciones del papa Bergoglio sobre los gays en un tono más aperturista que el de sus predecesores (si bien más en la forma que en el fondo) se conocía que el arzobispo de Yaoundé (Camerún), uno de los jerarcas católicos más abiertamente homófobos, ha sido relevado de su cargo. Formalmente ha sido el mismo Simon-Victor Tonyé Bakot el que ha presentado su renuncia, pero todo apunta a que esta obedece en realidad a las presiones de Roma.

Aunque las razones de la renuncia no se han hecho públicas, el hecho cierto es que Simon-Victor Tonyé Bakot se había convertido en un personaje incómodo para la iglesia católica, y no solo por sus agresivas declaraciones homófobas. Las dudas sobre su gestión económica, que habría generado una importante deuda (la iglesia católica en Camerún es poseedora, según Jeune Afrique, del segundo patrimonio inmobiliario del país, después del propio estado) parecen haber jugado un papel determinante en la renuncia del arzobispo, que cuenta solo con 66 años.

Sea como sea, la renuncia de Tonyé Bakot es una magnífica noticia, dado el carácter profundamente homófobo del personaje. En diciembre recogíamos, por ejemplo, como el arzobispo de la capital camerunesa utilizaba el sermón de la misa de Navidad para calificar el matrimonio entre personas del mismo sexo como un “crimen contra la humanidad” y exhortando a sus fieles a “ponerse en pie y luchar contra él con todas nuestras energías”. El arzobispo aprovechaba también para expresar su agradecimiento a “los medios de comunicación locales, que han estado propagando el mensaje de que es un crimen contra la humanidad”, quizás en referencia al tabloide L’Anecdote, que a mediados del año pasado publicaba por ejemplo un artículo en el que acusaba a prominentes personalidades del país de formar una supuesta “red gay”, con gran influencia en decisiones políticas, que estarían conduciendo al país a la ruina. El artículo fue objeto de una demanda por difamación por parte de un prestigioso profesor de la Universidad de Yaoundé.

Meses antes Tonyé Bakot declaraba que la homosexualidad es “una afrenta a la familia, un enemigo de la mujer y de la creación”. También comparó la homosexualidad con prácticas como la pederastia, la zoofilia o la prostitución, para aclarar que, si bien la iglesia predica la tolerancia, eso no significa que “la moral católica apruebe el comportamiento homosexual y el estilo de vida que conlleva, sino que lo condena”.

La ruindad de las declaraciones del que hasta ahora era uno de los más destacados jerarcas católicos de África es mayor si se tiene en cuenta la situación de extrema vulnerabilidad que viven las personas homosexuales en Camerún. Hace pocos días nos hacíamos eco de las dos últimas condenas de cárcel por homosexualidad que han trascendido públicamente, y una semana antes recogíamos la muerte del activista Eric Ohena Lembembe, brutalmente torturado y asesinado. En ambas entradas recordábamos además algunos de los más graves episodios de homofobia ocurridos en el país africano en los últimos años.