Un joven de Jaén denuncia a su médica de cabecera por homofobia

Según informa la Federación Andaluza Arco Iris, David Cámara, un joven de Jaén, ha sufrido en sus carnes ha homofobia de su propia médica de cabecera, Dolores Chica Maestre, que llegó a decirle en plena consulta y delante de su madre que ser homosexual es antinatural y le recomendó tratamiento. El joven ha denunciado lo sucedido.

El jueves pasado David Cámara acudió al Centro de Salud Belén de Jaén, acompañado por su madre y la pareja de esta. El joven explicó a la doctora sus síntomas, sugestivos de un cuadro de ansiedad. La actitud de la médica, cuando supo que la expareja de David era otro chico, fue la de relacionar sus problemas de salud con el hecho de ser gay. “Me dijo que me hiciera pruebas y análisis porque los gais tendemos a pillar muchas enfermedades y a propagarlas. Me decía que yo tenía que comprender que eso es antinatural, y que mi problema, y todo el trastorno, lo tenía en la cabeza”, cuenta David, que asombrado le preguntó a la médica si creía que sus dolencias se debían al hecho de ser homosexual. “En gran parte sí, me respondió”, explica el joven, que en ese momento se levantó y expresó su consternación ante el trato recibido, en presencia además de su madre y de la pareja de esta. “Entonces me dijo que no me tenía que ofender, sino darme cuenta de que tenía un problema que se podía tratar”, añade.

David Cámara ha presentado una reclamación en el propio Centro de Salud y una denuncia ante el juzgado. La Federación Arco Iris, por su parte, ha solicitado por escrito a la fiscal Flor Torres que abra una investigación sobre lo sucedido. Torres, recordemos, amplió hace unos meses sus competencias para asumir también la lucha contra la discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género por decisión de la Fiscalía Superior de Andalucía. No se trata, de hecho, de la primera vez que desde este colectivo remiten casos a Flor Torres. «Desde el pasado mes de mayo, en la que tuvimos la primera reunión de coordinación con la fiscal, hemos derivado media docena de casos de diferentes provincias andaluzas, dos de ellos de la provincia de Jaén», ha declarado Gonzalo Serrano, presidente provincial de Arco Iris (organización escindida de la confederación COLEGAS).

Este colectivo se ha puesto también en contacto con la delegada provincial de la Consejería de Salud y Bienestar Social, Maria Ángeles Jiménez, a quien han pedido que en la medida de sus posibilidades acelere el proceso para que la reclamación interpuesta por David Cámara tenga consecuencias inmediatas «y así evitar la sensación de impunidad que en demasiadas ocasiones tenemos los colectivos minoritarios en la defensa de nuestro derecho a no sufrir discriminación». Arco Iris también ha expresado su deseo de mantener una reunión con Dolores Chica, que según el comunicado de este colectivo es simpatizante de ANDOC (Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia), organización local que defiende el supuesto derecho de los profesionales sanitarios a no ejercer su trabajo cuando este entra en conflicto con sus creencias morales o religiosas. Una entidad, según Arco Iris, «volcada en la lucha contra el derecho al aborto y otras cuestiones vinculadas con la sexualidad». «Parece ser que esta doctora suele mantener opiniones en contra de la legalidad vigente y del sentido común, además de mostrar una clara obsesión por la sexualidad», ha comentado Gonzalo Serrano.

Opiniones muy peligrosas

Como destacábamos hace pocos días a raíz del caso de Victoria Uroz, médica forense que difundía en Twitter mensajes homófobos en los que, entre otras cosas, defendía las peligrosas “terapias reparadoras” de la homosexualidad, resulta alarmante que se utilice el argumento de autoridad que otorga el ser médico para promocionar prácticas desacreditadas por la evidencia científica. No se trata solo de que la homosexualidad dejara hace años de ser considerada un trastorno por las sociedades médicas y por la OMS. Sobre los peligros de las “terapias” para «dejar de ser homosexual» ya han alertado organizaciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) o la Asociación Médica Británica.

La APA, por ejemplo, tras una completa revisión de la evidencia científica disponible, concluyó que no es posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Respecto a la problemática que suponen las personas homosexuales que movidas por su fe religiosa acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, la APA recomendaba ser honestos con ellos sobre la eficacia de tales prácticas. El objetivo en estos casos debe ser favorecer la aceptación de la propia realidad sin imposiciones.

En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario. Hay países en los que incluso estas prácticas están castigadas por los organismos reguladores (en el caso de Brasil, por ejemplo, las prohíbe el Consejo Federal de Psicología, pese a que recientemente diputados evangélicos han intentado, por el momento sin éxito, acabar con dicha prohibición) y ya hay dos estados de Estados Unidos (California y Nueva Jersey) que han aprobado leyes prohibiendo directamente su uso en menores. Incluso la Sociedad Libanesa de Psiquiatría se ha visto obligada recientemente a recordar a sus profesionales que la homosexualidad no es una enfermedad y que no hay evidencia científica de que las “terapias” para modificar voluntariamente la orientación sexual funcionen, y ello en un país en el que las relaciones homosexuales están castigadas penalmente.