Sigue el culebrón jurídico en Colombia: ahora anulan un segundo matrimonio entre personas del mismo sexo
Prosigue el culebrón judicial en Colombia, donde un nuevo matrimonio entre personas del mismo sexo, en esta ocasión el celebrado el 4 de octubre entre Adriana González y Marcela Rojas, ha sido anulado después de que la «Fundación Marido y Mujer» interpusiera una acción de tutela. Se trata del segundo matrimonio anulado en las mismas circunstancias. Un tercer matrimonio, el formado por Elizabeth Castillo y Claudia Zea, sigue sin embargo vigente después de que la acción de tutela interpuesta por los homófobos fuera rechazada.
El matrimonio entre Adriana y Marcela fue celebrado por el juzgado 44 civil municipal de Bogotá, pero ha quedado sin efecto después de que un primer pronunciamiento judicial tras la acción de tutela lo anulara. La decisión ha sido recurrida, y la batalla jurídica sigue en cualquier caso viva entre los partidarios de la igualdad LGTB y sus detractores, encabezados por el procurador general de Colombia, el homófobo Alejandro Ordoñez, que ha hecho de la oposición al matrimonio igualitario el eje de su acción.
La situación, como hemos informado en anteriores entradas, es compleja. El 20 de septiembre un juez celebraba en Bogotá el primer matrimonio entre personas del mismo sexo de la historia de Colombia entre Julio Albeyro Cantor Borbón y William Alberto Castro. Desde la Procuradoría General de la Nación, sin embargo, Alejandro Ordoñez consiguió que otro juez anulara el matrimonio (decisión que fue recurrida). Todo lo contrario a lo sucedido en el caso del matrimonio entre Claudia Zea y Elizabeth Castillo, celebrado el 25 de septiembre en Gachetá. En este caso, la acción de tutela interpuesta por la Fundación Marido y Mujer fue desestimada. También en este caso se ha interpuesto recurso (la Fundación Marido y Mujer es una organización conservadora que ha ganado protagonismo en la lucha contra el matrimonio igualitario, y que actúa de forma coordinada con la Procuradoría).
Ya en julio se había celebrado una primera unión entre dos hombres, pero entonces la jueza que la celebró, aunque reconoció a los miembros de la pareja el estado civil de “casados”, evitó definir la unión como ”matrimonio”. Otro juez, el 11 civil municipal de Cali, ordenaba también en julio a un notario celebrar una unión entre dos hombres regida “por la normatividad aplicable al matrimonio civil, tanto en sus derechos como en sus deberes, y en las demás prerrogativas que de él deriven”.
Los jueces pretendían así dar cumplimiento al mandato de la Corte Constitucional de Colombia, que en una histórica sentencia ratificó en 2011 que las parejas del mismo sexo constituyen familia y dio un plazo de dos años al Congreso para que legislara su reconocimiento con los mismos derechos que el matrimonio civil. Un plazo que venció el 20 de junio, después de que el intento de aprobar una ley de matrimonio igualitario fracasara en el Congreso, lo que generó una situación de incertidumbre jurídica aún no resuelta. La Unión Colegiada del Notariado de Colombia elaboró, para intentar responder a la exigencia del alto tribunal, un modelo de contrato denominado “formalización y solemnización del vínculo”, institución jurídica inexistente en las leyes de Colombia y que los colectivos LGTB rechazaron. Fue entonces cuando los jueces pasaron a ser la clave.
Colombia Diversa: el matrimonio igualitario sigue vivo
Desde la organización Colombia Diversa se insistía hace unos días en que ni mucho menos Alejandro Ordoñez tiene ganada la batalla. “Los jueces hacen honor a su independencia judicial: algunos toman la tesis de que la Sentencia C-577/2011 de la Corte Constitucional les faculta para realizar matrimonios, otros consideran que solo pueden hacer contratos innominados (aunque con los mismos derechos del matrimonio), unos jueces hacen matrimonio y otros en segunda instancia los ratifican o los anulan”, explicaba su directora, Marcela Sánchez.
Desde Colombia Diversa se insiste en aclarar que “las parejas del mismo sexo pueden seguir solicitando matrimonios ante los jueces, que en su independencia siguen realizando matrimonios o negando tutelas en contra de los mismos” pese a que la Procuraduría General de la Nación esté usando “toda su institucionalidad para perseguir las parejas”.
Desafío conservador a la Corte Constitucional
Al mismo tiempo que tiene lugar la batalla jurídica, que probablemente acabe obligando a la Corte Constitucional de Colombia a pronunciarse de una forma más explícita que como lo hizo en 2011, desde los sectores conservadores se ha desatado una segunda batalla política contra esta institución, que ya hace unas semanas se vio obligada a salir al paso de las acusaciones de Alejandro Ordoñez.
Ahora es la mencionada Fundación Marido y Mujer, junto a otra denominada “Pensamiento Juvenil”, la que ha denunciado a los miembros de la Corte Constitucional de Colombia ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes de “usurpación de funciones” por fallar a favor de los derechos de las parejas del mismo sexo o del aborto en los casos de violación, malformación del feto o riesgo para la vida de la madre. “Ese tribunal más bien pareciese ser un activista del aborto, de los homosexuales y de postulados que la sociedad no acepta”, ha afirmado el presidente de la Fundación Marido y Mujer, el teólogo Javier Armando Suárez.
Carta de la pareja a Alejandro Ordoñez
Mientras tanto, Adriana González y Marcela Rojas han dirigido una carta al procurador Alejandro Ordoñez, titulada «El amor: aquello que el Procurador nunca podrá anular», en la que expresan su incomprensión por la persecución a la que han sido sometidas. «Sentimos al dirigir estas palabras una profunda tristeza del país que se ha forjado y de los gobernantes como usted, que utiliza su poder, nuestros impuestos y su rabia para impedir que la gente viva feliz y en paz. ¿Qué daño le estamos causando a usted y a su familia?», expresan. «Nuestro amor no es más que el remanso de una familia que cree y que solidariamente ha construido lazos que día a día se fortalecen aún en la adversidad. El amor de una pareja que hace familia, que no abandona, que cuida, el amor el único privilegio que usted no tiene pues su odio a nuestras familias lo ahoga. Se hace tan evidente su odio y discriminación que parece una droga que enceguece su juicio» , añaden.
«NO nos sentimos derrotadas, el amor es más fuerte. Y yo me duermo a la orilla de una mujer que amo y me ama. Para la familia y los amigos estamos y seguiremos casadas y juntas», finaliza la carta de la pareja, que puedes leer íntegramente aquí.