El Gobierno de Ghana anuncia una ofensiva contra los alumnos homosexuales
El continente africano nos trae de nuevo malas noticias. En este caso desde Ghana, un país del África occidental cuyo Ministerio de Educación ha anunciado que recrudecerá la persecución de los escolares que se manifiesten como gays o lesbianas después de un supuesto acoso a una alumna para que «practicara el lesbianismo».
Un portavoz ministerial ha asegurado en un programa de radio que una alumna habría tenido que marcharse de su colegio por la presión de sus compañeras para que “practicara lesbianismo”. El Gobierno quiere utilizar esta supuesta información para perseguir con más ahínco que hasta ahora a los estudiantes que lleven a cabo “actividades homosexuales o lesbianismo”.
“Es un gran problema y un asunto con el que nadie está contento”, afirmó el portavoz gubernamental. Las relaciones entre personas del mismo sexo “son prácticas que no aprobamos en esta zona del mundo”. “Como funcionarios del Servicio Educativo de Ghana rechazamos estas prácticas y no las aprobaremos en nuestras instituciones educativas”, añadió, y anunció que “cuando se descubra a los culpables, los castigaremos de acuerdo con las normas y los reglamentos que rigen en los colegios”.
De acuerdo con las disposiciones del Ministerio de Educación ghanés, la sanción por una falta grave es la expulsión del alumno del centro educativo, y un profesor debe llevar al estudiante infractor a una comisaría de policía.
La difícil situación de las personas LGTB en Ghana
Un debate como este, que además coloca a los menores en el centro de la discusión, podría complicar aún más la ya difícil vida de las personas LGTB en Ghana, un país en el que las relaciones homosexuales masculinas son ilegales y pueden conllevar penas de cárcel, aunque se dé cierta tolerancia en las ciudades más grandes -como Accra o Kumasi- en las cuales existe incluso un tímido y discreto “ambiente”. Durante los últimos años se han producido varios episodios homófobos en este Estado africano, y en dosmanzanas nos hemos hecho eco de algunos de ellos. En abril de este año, dos colegios expulsaban a 53 alumnos por ser supuestamente gays. En julio de 2011, el ministro para la región occidental del país ordenó el arresto de todas las personas homosexuales en su jurisdicción, poco después de que una pareja de hombres fuera desterrada de su localidad por haber celebrado una ceremonia privada de boda. Un año antes, más de mil personas participaban en una manifestación homófoba en la ciudad de Sekondi-Takoradi, cuyo organizador habría recurrido al argumento de la supuesta “homosexualización” de los jóvenes ghaneses a manos de los extranjeros.
Por otra parte, el año pasado supimos que la Comisión de Revisión de la Constitución del Ghana había recomendado al Tribunal Supremo del país que se pronuncie sobre los derechos LGTB, fallo que todavía no se ha producido. El informe de la comisión sostenía que “es muy probable que una propuesta que otorgue cierto reconocimiento a las relaciones homosexuales en Ghana reciba la condena de una gran parte de la población, fundamentalmente por motivos religiosos y culturales”, pero que la introducción en la Constitución de una prohibición expresa del matrimonio entre personas del mismo sexo “sería claramente considerada por personas dentro y fuera del país como una medida reaccionaria impropia de un estado progresista”.
Precisamente una representante de la Oficina para Asuntos Africanos del Gobierno de Estados Unidos concedía el mes pasado una entrevista a un diario ghanés en la que, preguntada por los derechos LGTB, expresaba: “Soy una afroamericana. He pasado por la experiencia de vivir en un país donde había preguntas a ese respecto, así que para nosotros es inequívoco que, independientemente de su orientación sexual o su género, queremos que todas las personas sean tratadas con todos los derechos y protección de los derechos humanos que esperamos de todos los países”.