El nuevo sistema de registro de denuncias de los Mossos d’Esquadra permite cuantificar mejor las agresiones homófobas
Los Mossos d’Esquadra han sido el primer cuerpo policial del Estado en modificar su programa informático de recogida de denuncias para incluir explícitamente entre sus opciones la motivación homófoba. Un avance aparentemente simple pero que está permitiendo conocer mejor la dimensión de un problema, el de las agresiones por odio a las personas LGTB, que todo apunta a que es mucho mayor de lo admitido.
La modificación forma parte de un protocolo vigente desde junio de 2008 y acordado con Miguel Ángel Aguilar, fiscal interlocutor en delitos de odio y discriminación de Cataluña (única figura de este tipo existente en España). «Esta medida incrementa la sensación de protección del colectivo pues implica que existe el derecho a denunciar una agresión homófoba», comenta la intendente Rocío Rubio, la persona que coordina en los Mossos d’Esquadra la lucha en Barcelona contra las agresiones por razones de orientación e identidad sexual. De junio a diciembre del 2008, se denunciaron en Cataluña 37 agresiones homófobas. En lo que va de año 2009 se han denunciado ya otra treintena.
Según Rubio, buena parte de las acciones denunciadas son robos y agresiones en zonas de cruising, en algunos casos perpetrados por delincuentes que se hacen pasar por gays. También son frecuentes los insultos o agresiones por parte de individuos o grupos ultras. Una de las más graves fue la sufrida por una joven lesbiana violada por un grupo de jóvenes. Otro tipo de denuncia habitual es la denegación de servicios. «El caso típico es el de la pareja de gays a los que en un hotel no les dan habitación (…) Muchas veces, los afectados presentan una denuncia en consumo cuando lo que les pasó debe denunciarse en comisaría», añade.
La impresión es que hay una importante bolsa de delitos homófobos que permanece oculta, bien por temor a que la propia policía los ignore, bien porque las víctimas no quieren revelar su homosexualidad. Eugeni Rodríguez, coordinador de L’Observatori de la Homofòbia, explica que «entre las personas que recurren al cruising hay quien no ha comunicado en su entorno que son homosexuales; personas casadas y con novia. Alguien que no ha explicado abiertamente que es gay es muy difícil que denuncie algo que le ha ocurrido precisamente por ser homosexual».