El Ayuntamiento vuelve a la carga contra el Orgullo LGTB de Madrid e impone una multa de 160.000 euros a sus organizadores
El Ayuntamiento de Madrid vuelve a la carga contra las fiestas del Orgullo LGTB. Tras los impedimentos que este año puso a su organización, ahora la corporación que dirige Ana Botella ha impuesto una multa de casi 160.000 euros a sus organizadores por exceso de ruido. No se trata de la primera vez que el Ayuntamiento intenta castigar económicamente al Orgullo LGTB, pero en esta ocasión la cuantía es muy superior a la impuesta en años anteriores. Si la multa se hace efectiva, el modelo de Orgullo madrileño puede quedar herido de muerte.
Hace pocos meses el Ayuntamiento de Madrid ponía el Orgullo LGTB contra las cuerdas, tanto por lo que se refiere a las fiestas como a la propia marcha. Entre otras importantes trabas, solo cuatro días antes de la marcha el Ayuntamiento pedía a los organizadores una fianza de 150.000 euros, un hecho insólito, del que finalmente se retractó afirmando que se había tratado de un «error». El Orgullo se celebró finalmente, y pese a los impedimentos y a la desafortunada polémica que rodeó su nuevo recorrido volvió a ser un gran éxito que desbordó todas las previsiones. Ya entonces advertíamos que, pese al éxito, lo sucedido mostraba bien a las claras que los equilibrios de poder han cambiado y que el Ayuntamiento de Madrid cada vez encuentra menos dificultades para mostrar su indisimulada hostilidad hacia el Orgullo.
Una vez celebrado, y como en años anteriores, el Ayuntamiento vuelve a recurrir al exceso de ruido para tratar de imponer una cuantiosa multa a sus organizadores (el colectivo madrileño COGAM; la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, FELGTB, y AEGAL, la Asociación de Empresarios y Profesionales para Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales de Madrid). En esta ocasión la multa impuesta es de casi 160.000 euros, muy superior a la de años anteriores (35.000 euros en 2010, 50.000 en 2011 y 42.000 en 2012. En 2010 la sanción quedó finalmente reducida a 600 euros. Los dos últimos expedientes están aún en manos de la justicia). Ahora el Ayuntamiento acusa a los organizadores del Orgullo de diez infracciones muy graves (superar en siete decibelios el límite nocturno), dos graves (cuatro a siete decibelios por encima) y tres leves (hasta cuatro decibelios por encima).
Curiosamente, la imposición de multas cada vez más cuantiosas se correlaciona con el esfuerzo creciente de los organizadores del Orgullo en limitar su impacto acústico, que comenzó ya en 2010 con el entonces denominado «orgullo sostenible» y que ha continuado en las siguientes ediciones. De hecho fue en 2011 cuando la polémica sobre el ruido generado por el Orgullo LGTB alcanzó mayor eco mediático. En aquella ocasión, la Asociación de Vecinos de Chueca presidida por Esteban Benito llegó a acudir a la justicia para intentar que se paralizaran las autorizaciones a los eventos en el espacio público del barrio. Argumentó, por ejemplo, la existencia de dos residencias de ancianos en la zona. Curiosamente pocos días después la directora de una de ellas mostraba su apoyo a los organizadores del Orgullo. Aquel año también fue muy polémico lo sucedido cuando los participantes en una cacerolada de protesta por la prohibición de las actuaciones musicales en la Plaza de Chueca increparon al entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, frente a su domicilio. Una prohibición que derivó en la organización aquel año de los ya célebres «conciertos silenciosos», que resultaron un fiasco, y que no se volvieron a repetir el años sucesivos.
La citada Asociación de Vecinos de Chueca es bien conocida por ser el brazo ejecutor de la cruzada contra el ruido generado por las fiestas del Orgullo, aunque siempre han negado oponerse a su celebración como tal. «No tienen imaginación, no buscan la integración con el barrio, solo quieren un botellón de cinco días porque su negocio es vender alcohol”, ha manifestado su presidente, que da la razón al Ayuntamiento aunque se queja del resultado de los anteriores expedientes. “No tenemos confianza en que el expediente prospere, se quedará en agua de borrajas, como otros años”, afirma Esteban Benito. El portavoz de AEGAL, por su parte, denuncia la actitud del Ayuntamiento, y pone como ejemplo que en 2012 les sancionó por exceso de ruido tras la denuncia de un policía municipal en la plaza de la Luna, donde no tenían actividades, o por superar los niveles en mediciones realizadas el 31 de junio, un día que no existe. “No se puede sancionar por incumplir una norma imposible de cumplir. Solo el ruido del tráfico ya supera el límite, el barullo en la Gran Vía, miles de personas por la calle… Es imposible distinguir qué parte se debe al Orgullo y cuál no”, añade Juan Carlos Alonso.
Para la presidenta de la FELGTB, por su parte, en la actitud de la alcaldesa Ana Botella «hay, como poco, miopía, torpeza o falta de voluntad”. Según Boti García Rodrigo, «estas multas ponen en peligro la continuidad de una conmemoración muy importante para la diversidad y para la ciudad de Madrid”.
La opinión de dosmanzanas
El ruido que generan las fiestas del Orgullo es desagradable para muchos vecinos y el botellón que lo acompaña puede resultarles muy molesto, ello es indiscutible. Igual que sucede con otras grandes fiestas populares, que sin embargo no son permanentemente cuestionadas. Una mayor colaboración del Ayuntamiento, en reconocimiento de la importancia del Orgullo para la ciudad, ayudaría quizá a limitar su efecto. Pero no lo anularía, como no lo hace en esas otras fiestas populares. En cualquier caso, difícilmente puede esperarse colaboración por parte de un Ayuntamiento que de forma cada vez más palpable maniobra contra el modelo de Orgullo LGTB madrileño.
En dosmanzanas siempre nos hemos caracterizado por nuestro apoyo a este modelo, mezcla de una fiesta popular que se prolonga durante días y que culmina con la mayor marcha del Orgullo LGTB de Europa. Un formato singular, que integra de forma armónica el aspecto reivindicativo con un entorno lúdico que ha acabado por cristalizar en el mayor evento festivo de la ciudad. Es cierto que la organización mixta, por colectivos LGTB y por un grupo de empresarios (la mayoría de ellos, conviene decirlo, pequeños empresarios del barrio de Chueca) supone diversidad de intereses y genera disfunciones, pero también ha permitido desarrollar un modelo exitoso que ya querrían para sí otras ciudades, otros colectivos LGTB, otros países.
Precisamente por eso el Orgullo de Madrid supone una amenaza para los sectores más conservadores, que sin duda preferirían un Orgullo puramente comercial, exento de reivindicaciones incómodas, pero a los que como mal menor no molestan orgullos «ortodoxamente reivindicativos» pero incapaces de concentrar a unas pocas decenas de activistas. El Orgullo de Madrid no es ni una cosa ni otra, de ahí su fortaleza, y de ahí -en nuestra opinión- la hostilidad que genera.
Inmersos en un proceso de involución social sin parangón desde la dictadura, nada podría agradar más a esos sectores que este modelo llegue a su fin. Ahogar económicamente a los organizadores es una forma como otra cualquiera. No decimos que la multa impuesta por el Ayuntamiento busque ese fin: no tenemos pruebas de ello. Pero desde luego lo parece.
Petición en change.org
Solo la movilización de las personas LGTB y sus aliados puede preservar el modelo de Orgullo de Madrid. Por eso, con independencia de los recursos que imaginamos interpondrán sus organizadores, nos sumamos a la petición a la alcaldesa Ana Botella de que retire la multa promovida en la plataforma change.org por uno de nuestros colaboradores. Puedes adherirte pinchando aquí.
El dinero de la multa por supuesto será destinado para la noble causa de los párvulos de Maciel, claro está 😛
Estos peperros con paso firme y seguro se están cargando poco a poco todas las libertades que tanta sangre, sudor y lágrimas han costado conseguir… ¡¡malnacidos!!
Sólo acabarán con el orgullo si nosotros se lo permitimos.
Se trata de una venganza más de la homófoba Boella contra la diversidad y la posibilidad de celebrarla. Si consiste en multar el exceso de ruido, ¿por qué no multar también los tambores de semana santa, las misas de la plaza de Colón o la plaza Mayor, los aviones de guerra que pasan por Madrid el 12 de octubre o los hinchas del fútbol reuniéndose ya sea en Cibeles o Neptuno? Esta es otra forma de castigar al colectivo LGTB que tiene el PP, cuando ya ha perdido la posibilidad de hacerlo con el matrimonio igualitario.
Cada ciudad tiene el gobierno que se merece.
Si aún se creen que viven el el Siglo de Oro.
Y volverán a ganar por mayoria en las próximas elecciones.
¡Qué hija de la gran puta! Esta zorra malnacida ahora nos roba dinero y lo usa para subvencionar colegios sexistas y transfóbicos (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/11/07/galicia/1383847431_798224.html) y para financiar espectáculos de sádicos como el «toro de la vega». Esto pasa por votar a estos fascistas, ladrones y psicópatas que sólo se dedican a maltratar a los animales y a las personas. Yo ya he firmado.
Luego van presumiendo de ciudad abierta y cosmopolita, y bla, bla, bla, el ayuntamiento deberia ser el primer interesado en que el Orgullo Gay sea un éxito y con proyección internacional.
Increíble:
http://www.cristianosgays.com/2013/11/20/adolescente-cientifico-gay-y-premiado-por-el-vaticano/
Me temo que sencillamente el proceso involutivo de nuestro país sigue su curso natural y va alcanzando sus metas a velocidad de crucero. Creo que ha llegado el momento de plantearse si es posible que en Madrid, dadas las condiciones políticas y sociales, se pueda celebrar un evento como el Orgullo Gay, que como muy bien explica el post, aúna una manifestación reinvidicativa con una gran fiesta popular, que se desarrolla en la capital de un estado que no está en absoluto por la labor…