Serbis
Serbis (Filipinas, 2008)
Brillante Mendoza
“La vida es muy complicada”. Sobre todo cuando una es la matriarca de una gran familia que regenta un cine en decadencia en una populosa ciudad filipina (¿Angeles?), reconvertido ahora en cine porno y frecuentado por hombres homosexuales en busca de ligue. La acción transcurre durante un día en el interior del cine, y asistimos al frenesí que conlleva un negocio como ese: el bar, el mini-restaurante, la venta de entradas, el transporte y la propia proyección de las películas, la pintura de los carteles, la limpieza de los baños, los trajines domésticos (toda la familia vive en el interior del cine).
Con una estética pretendidamente feísta (la escena de los atascos en el servicio de caballeros no es apta para almas sensibles. Neorrealismo radical, creo que le llaman), uno acaba por descubrir la belleza en las paredes pintarrajeadas, en los azulejos renegridos, en los linóleos levantados: todo gracias a la luz que atraviesa las celosías de hormigón que decoran la fachada del edificio. Y es que, en una concesión al espectador, que se agobia entre las interminables escaleras y pasillos, bajo luces fluorescentes que parpadean, la cámara sale a la calle casi al final de la película y nos enseña el edificio: un monstruo gris decorado con franjas vagamente florales que proyectan esas sombras que nos intrigaban desde el principio. Y cuyo nombre no puede venir más a cuento: “Cine Family”.
El omnipresente y extenuante ruido del tráfico acompaña el transcurrir de la familia: la abuela marcha a un juicio contra su marido que mantenía dos mujeres, una de las hijas (casada y con un niño), probable heredera del matriarcado, se pasea por las instalaciones y descubre que la chica transexual que da clases de feminidad a las jovencitas de la familia le está haciendo una mamada al muchacho de la cabina, mientras el pequeñajo recorre los pasillos con su triciclo, se pinta los labios de rojo y sortea las parejas de hombres que copulan en las esquinas y los chaperos que ofrecen sus servicios (“Serbis, sir?”) con la pericia de un Fonsi Nieto. Al otro lado de las celosías, la vida trascurre ajena (¿o quizá no tanto?) a lo que ocurre en el interior del cine: procesiones con velas, flores y vírgenes, monjas que tropiezan, tráfico incesante…curiosa mezcla entre documental y ficción que caracterizaba su opera prima, El masajista. Pero en la película hay mucho más que no se dice y uno sospecha, miradas que duran más de un segundo y que sugieren tórridas historias de infidelidad.
Las comparaciones son odiosas, pero el tema no anda lejos de la obra maestra de Tsai Ming-liang, Goodbye Dragon Inn. También aquí tenemos a un cojo, esta vez uno de los guapísimos descendientes de la matriarca (Coco Martin, actor fetiche de Mendoza), que ha dejado embarazada a su novia y se pasea renqueante por los pasillos por culpa de un forúnculo en salva sea la parte y que generosamente enseña en uno de los primeros planos de un culo más turbadores de la historia del cine. Por otro lado, el chico demuestra ser un buen actor: en las escenas de sexo con su chica se empalma como cualquier hijo de vecino hetero.
Si bien El masajista no era una película desdeñable, nada hacía presagiar que Brillante Mendoza se iba a convertir en poco tiempo en uno de los niños adorados por los festivales de cine internacionales. Serbis fue presentada en Cannes 2008, festival de cuya sección oficial el cine filipino llevaba 24 años ausente (desde el gran Lino Brocka). Este año ha presentado también su nuevo film, Kinatay, por el que ha conseguido el premio al mejor director. Por aquí siguen las dos pendientes de estreno, para variar.
Nuevo cine filipino (¿he dicho ya alguna vez que me encanta Raya Martin?), rodado en doce días, con escaso presupuesto y alcanzando cotas de belleza plástica y hallazgos narrativos que otros no logran ni hartos de subvenciones. Y a pesar de haber sido rodado en digital, tiene un final que asombrará y encantará a los nostálgicos del celuloide.
Has conseguido que me la baje de la Mula. Lo malo de las pelis que recomiendas es que nunca especifícas si las podemos encontrar subtituladas.
Es que estoy asín de vago hoy, mi amol
pues imagínate:
¿tú crees que yo sé filipino?
aunque se entienden algunas palabras: trabajo, chuparla, problema ….
lo que sí es cierto es que puedo leer subtitulos en frances/ingles/italiano sin demasiados problemas
¿Algo así como «Tienes trabajo. Vas a chuparla. ¿Algún problema?», en fín, al final me he bajado (o más bien me estoy bajando EL Masajista), a ver si ésta tiene subtítulos
Oye, Jack, ya se que no tié ná que ver con lo gay, pero me han pasado un pase para ver Revolutionary
Road ¿Me aconsejas que vaya?
pero es bastante mejor Serbis que el Masajista, ya te lo advierto
No he visto Revolutionary Road.
A mi mamá no le gustó (pero vamos, que no sé)
Ya nos dirás
y eso de que no tiene nada que ver con lo gay…
Sam Mendes hizo American Beauty
Leonardo di Caprio la de Rimbaud y Verlaine
Kate Winslet Criaturas Celestiales
y no sigo porque me marcho 😉
siempre estais con los filipinos en danza
pareceis porcelanosa 😉
Guillermo, yo la ví y me gustó, pero esperaba mas de ella, la verdad.
Eso si, el trabajo de los actores, estupendo.
Dicaprio ha sabido dejar atrás su etapa de idolo adolescente y convertirse en un actor realmente serio y sólido.
A mi me gustaría ver alguna película protagonizada por algún hombre homosexual haciendo alguna gran azaña como grandes personajes de la historia tanto antigua como contemporanea y no solo ver tanta película de entornos oscuros, sexuales, decadentes… ¿Es que eso gusta tanto a una mayoría homosexual? yo estoy seguro de que no… pues manos a la obra y que veAMOS plasmada la pluralidad tambien positiva de grandes hombres que pueden mostrar grandes cosas
Lol: ¿te acuerdas de «Una mente maravillosa»? Pues ya se encargaron los productores de que TODAS las referencias homosexuales quedaran eliminadas de un «plumazo», y nunca mejor dicho. Y se me ocurre este ejemplo como se me podían ocurrir otros mil…
Ave: Y lo mismo ocurrió con Troya o con Alejandro.
Pero hay otras posibilidades. Aunque no sea como protagonista, no se ocultaba la homosexualidad o bisexualidad de Ricardo Corazón de León en «El León en Invierno», la ambigüedad a gritos de Tony Curtis en Espartaco también encajaría en el perfil de personajes. Y a lo mejor a lol no le parece un personaje heroico pero … hombre, que «Mi nombre es Harvey Milk» todavía está calentita.
Había que saber mucha historia, como para ver al Hopkins de Ricardo Corazón de León, y al fallido cero cero siete, de Rey de Francia, diciéndole «que asco me dábais».
En cuanto a lo de Alejandro, en Grecia y Macedonia amenazaron con quemar los cines si salía un revolcón entre Alejandro y Hefaisteón. Fíjate como el polvo con la Dawson (Roxana) es supererótico y larguísimo.
Joder Jack con ese razonamiento «Gladiator» es una peli de maricones, entre el Crowe, el «Claudio», el Phoenix, y el negro ese que parece un helado de chocolate.
lol: ¿un gran personaje de esos que van por ahí matando gente de batalla en batalla?
yo preferiría los entornos oscuros, sexuales y decadentes.
Guilllermoooooo!!! Que la peli que dices es la misma a la que se ha referido Rukaegos: «El león en invierno». Hablo de la versión clásica, inigualable, con Peter y Katharine (¿debería decir nuestro Peter y nuestra Katharine?)
Saludos
A ver cuando ves la peli «Tu n’aimeras point» (« Eyes wide open »), y nos la comentas. Es, por lo visto, el primer largometraje de Haim Tabakman, que ahora se estrena en Cannes. Homosexualidad y amor entre judios ortodoxos, rodada en Israel, la bomba….
Más bien era la DESCARADA ambigüedad de Laurence Olivier (que dicen que estuvo liado con Danny Key) con todo eso de los caracoles y las ostras, mientras el Curtis le pasaba la esponja por el lomo.
Mi queridísimo Carrintong, ya se que es el León en Invierno. Es más te diré que para mí supuso un shock (la pusieron en la tele siendo yo un tierno adolescente) el momento ese en que el Dalton (Felipe Augusto), le ronea al Hopkins (futuro Ricardo Corazón de León) haciendo una sútil labor de calientapollas mientras sus hermanos (El futuro Juan sin Tierra y Godofredo de Bretaña) alucinan tras las cortinas, en las que el propio Felipe Augusto los ha escondido.
Estoy de acuerdo, peliculón (así que suena a bóveda) total