El primer ministro de Bélgica denuncia la homofobia ante los dirigentes africanos en la IV Cumbre Unión Europea-África
De nuevo Bélgica vuelve a protagonizar positivamente la actualidad en temas LGTB. El primer ministro de ese país, Elio Di Rupo, aprovechó su discurso del pasado miércoles ante la IV Cumbre Unión Europea-África para defender los derechos de las personas LGTB y denunciar su discriminación.
Bélgica fue el segundo país del mundo en aprobar el matrimonio igualitario y es de los pocos con un jefe de gobierno abiertamente gay. Se trata de Elio Di Rupo, cuya homosexualidad es conocida desde 1996, lo que no le ha impedido ser dirigente del Partido Socialista (francófono), presidente de la región valona, alcalde de Mons y finalmente primer ministro belga. Di Rupo no duda además en aprovechar las tribunas que se le ofrecen para defender los derechos LGTB, como hizo por ejemplo en 2012 ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Y lo hace incluso en foros hostiles. Es el caso de la IV Cumbre Unión Europea-África, en presencia de los presidentes de países con legislaciones homófobas que han sido tristemente noticia en tiempos recientes. Estaban por ejemplo el presidente de Uganda Yoweri Museveni, que ha firmado una ley que condena la homosexualidad a cadena perpetua y a delatarlas; o también Goodluck Jonathan, de Nigeria, donde está en vigor otra ley que castiga cualquier actividad relacionada con la realidad homosexual.
En ese marco, no precisamente receptivo, Elio Di Rupo pronunció un discurso en el que recordó las persecuciones y genocidios de la historia europea y africana: “En nuestros dos continentes ha habido los horrores del genocidio, de la depuración étnica. Pienso en la Shoah, evidentemente. Y al genocidio ruandés. Pienso también en la guerra de los Balcanes y a lo que puede que se esté produciendo ahora en el Sahel. No podemos tolerar en ningún lugar que algunos se vean privados de sus derechos y perseguidos por sus orígenes, su orientación sexual, su religión o sus convicciones (…) Aún hay demasiados hombres y mujeres en el mundo que tienen que luchar por su dignidad y sus libertades. Demasiadas minorías son despreciadas, demasiados derechos quedan negados”.
En cuanto a la declaración final de la cumbre, la homofobia ha sido uno de los factores que ha llevado a que resulte bastante descafeinada. Por parte europea se intentó hacer una referencia vaga al respeto “de la igualdad de los sexos y de los grupos más vulnerables, incluyendo a quienes pertenecen a las minorías”, de acuerdo a un borrador del que France-Presse obtuvo una copia. Pero ni eso fue admitido, quedando en la redacción final un compromiso para “combatir todas las formas de discriminación, de racismo, de xenofobia y todos los actos de intolerancia en los dos continentes”.
En este contexto, la figura de Elio Di Rupo se suma a la del candidato a la presidencia de la Comisión Europea, Martin Schulz, en la defensa de los derechos LGTB ante líderes de países con leyes homófobas. Una postura que hubiera sido deseable que estuviera presente en más dirigentes. En este sentido, y aunque no nos sorprenda, no está de más señalar que Mariano Rajoy en sus declaraciones sobre la cumbre no hizo mención alguna a la realidad de las personas LGTB en África.