La Corte de Casación de Francia falla por fin a favor de las madres lesbianas a las que se negaba su derecho a adoptar a sus propios hijos
Una buena noticia para las familias homoparentales francesas. La Corte francesa de Casación ha confirmado el derecho a que, en el seno de los matrimonios de mujeres lesbianas que se ven obligadas a acudir a otro país para concebir a sus hijos, la madre no gestante adopte al hijo de la madre gestante. Un derecho que hace varios meses un tribunal de Versalles negaba a una mujer a la que no permitió adoptar al que al fin y al cabo no es otro que su propio hijo, un niño de 4 años concebido en Bélgica por su esposa, al considerar que la pareja cometía «fraude de ley». La situación, sin ser óptima, queda al menos clarificada en un sentido favorable.
Lo sucedido a finales de abril pone de manifiesto el preocupante nivel de homofobia institucional existente en Francia. La negativa a que la madre no biológica pudiera adoptar a su hijo (pese a que las dos mujeres habían decidido conjuntamente ser madres y que incluso contrajeron matrimonio una vez que ello fue posible para facilitar el proceso de adopción) se basó en que la ley francesa no permite a las lesbianas acceder a la reproducción asistida (ni siquiera en centros privados). El fallo seguía la línea argumental de algunos fiscales de la que ya en febrero se hacía eco Le Monde: dado que Francia no lo permite en su territorio, el hecho de acudir a otro país para concebir un hijo y solicitar luego la filiación en Francia es “fraude de ley”. Según esta interpretación, no puede dejar de considerarse madre legal a la madre biológica, pero sí negarse la adopción a la otra madre.
Después de que el artículo de Le Monde desatara las alarmas, el propio ponente de la ley francesa de matrimonio igualitario, el diputado Erwann Binet, explicaba en un comunicado que uno de los objetivos del texto legal fue precisamente acabar con la discriminación que sufren las familias homoparentales en Francia, muchas de las cuales están constituidas por parejas de lesbianas que han viajado a otros países (como Bélgica o España) para poder gestar a sus hijos. Es por eso que al tiempo que se aprobaba el matrimonio igualitario Francia legalizaba tanto la adopción homoparental conjunta como la adopción por parte de uno de los cónyuges de los hijos del otro cónyuge. La sentencia de Versalles, sin embargo, obviaba esta circunstancia ante el supuesto «fraude de ley».
La sentencia de Versalles, aunque no obligaba a otros tribunales, suponía un preocupante precedente que ahora la Corte de Casación (similar al Tribunal Supremo español) despeja, al examinar las dudas al respecto de dos tribunales de Poitiers y Avignon y establecer de forma general que el recurso a la reproducción asistida en el extranjero por parte de las parejas de lesbianas no viola «ningún principio esencial del derecho francés» y que la legislación que permite adoptar a parejas del mismo sexo no establece restricción alguna por lo que a la forma de concepción del menor se refiere. La Corte de Casación deja claro que en este tipo de casos no debe existir limitación alguna a la adopción siempre que esta cumpla los requisitos legales y sea en beneficio del menor.
Una lección a la clase política francesa
La sentencia de la Corte de Casación supone toda una lección a la clase política francesa. Sobre todo a la derecha, que en un afán de superar en radicalidad a la extrema derecha no dudó en aprovechar el larguísimo proceso de aprobación del matrimonio igualitario para hacer de la oposición a los derechos LGTB una de sus señas de identidad.
Pero en cierto modo supone también un toque de atención a los socialistas, que pese a llevarlo en el programa electoral con el que ganaron las elecciones legislativas han renunciado a modificar la ley para permitir el acceso a la reproducción asistida a las parejas de lesbianas o a las mujeres solas. Y es que tras su giro derechista el gobierno socialista francés parece haber optado por congraciarse con la Iglesia católica, e incluso ha llegado a mostrar algún signo de acercamiento a la Manif pour tous, el movimiento homófobo que lideró las protestas contra el matrimonio igualitario y que sigue muy activo en Francia (prepara de hecho una gran manifestación para el 5 de octubre).
Ello no ha impedido tanto a la portavoz del Partido Socialista francés Corinne Narassiguin como a la que sigue siendo ministra de Justicia, Christiane Taubira (una de las principales artífices de la ley de matrimonio igualitario) felicitarse por la decisión de la Corte de Casación, que en palabras de la propia Taubira «pondrá fin a muchos meses de inseguridad jurídica para las familias homoparentales».
Menos entusiastas se muestran las organizaciones LGTB, que aunque ven positivo que la Corte de Casación llame al orden a los jueces y fiscales más reaccionarios, recuerdan que incluso así será obligado que las madres no gestantes tengan que iniciar un proceso de adopción de los que al fin y al cabo son sus propios hijos. «Nunca deberíamos haber llegado a esto», se lamenta Inter-LGBT, que pide que sean los legisladores los que se pongan manos a la obra para poner fin a estos sinsentidos y no se parapeten detrás de decisiones judiciales.
Y Sarkozy reaparece ofendiendo a homosexuales
La casualidad ha querido que la noticia tenga lugar un par de días después de que haya hecho su reaparición Nicolas Sarkozy, que pese a los escándalos de corrupción que le persiguen se anuncia dispuesto a retomar el liderazgo de la UMP, principal partido de la derecha francesa. Y lo ha hecho por la puerta grande de la homofobia.
En una entrevista concedida el domingo a France 2, le preguntaron por el proceso de aprobación del matrimonio igualitario, que Sarkozy consideró que ha dividido a la sociedad francesa y que «ha humillado a la familia». «Yo nunca utilizaría a las familias contra los homosexuales como sí se ha utilizado a los homosexuales contra las familias», llegó incluso a decir. Unas ofensivas declaraciones que han provocado la indignación de los colectivos LGTB franceses.
Sarkozy, eso sí, no aclaró si promovería la derogación de la ley de matrimonio igualitario en el hipotético caso de ganar las próximas elecciones presidenciales, previstas en 2017.