La comunidad LGTB de Aceh (Indonesia), atemorizada tras la aprobación de ley homófoba
La provincia indonesia de Aceh aprobó en septiembre de 2014 una ley que castiga las relaciones homosexuales. Se trata de una provincia en la que rige la sharía gracias a la autonomía concedida por Indonesia al firmar la paz con los separatistas en 2005, poco después del tsunami que asoló la región. Las personas LGTB se han visto obligadas a replegarse y esconderse, mostrando de nuevo qué fácilmente se convierten en víctimas “colaterales” de acuerdos que dicen beneficiar a la mayoría.
La ley entrará en vigor a finales de 2015, pues las autoridades locales dicen querer “dar tiempo” a los residentes para que “se preparen”, y castigará las relaciones homosexuales con cien azotes en público con una vara de ratán. Como señalábamos en septiembre, el castigo se aplicará a los casos, explícitamente descritos, de sexo anal entre hombres y de “frotamiento de partes del cuerpo entre mujeres para la estimulación”. Los azotes en público ya se aplican a los condenados por juegos de apuestas, consumo de alcohol y adulterio o muestras de afecto entre personas de distinto sexo fuera del matrimonio. La pena podrá ser conmutada por una multa de mil gramos de oro puro o cien meses (más de ocho años) de prisión y se aplicará tanto a musulmanes como al resto de la población, incluidos extranjeros.
La aprobación de la norma ha provocado miedo entre las personas LGTB de la región. El grupo Violet Grey, por ejemplo, ha recomendado a sus 47 miembros que mantengan un perfil más bajo y que eviten mostrarse en público con sus parejas. “Tenemos más miedo, claro”, ha declarado uno de los miembros del grupo mientras quemaba los folletos, actas de reuniones y demás documentos que puedan resultar comprometedores para los socios.
Como es costumbre, las autoridades locales se justifican aludiendo motivos homófobos como que las personas LGTB suponen un riesgo para la comunidad. “Está prohibido [tener relaciones homosexuales] porque en el contexto de la sharía es algo vil. Tiene un impacto negativos en el desarrollo humano y afectaría a la comunidad”, ha afirmado Syahrizal Abbas, jefe del Departamento para la sharía de Aceh.
Con todo, la situación de las personas LGTB en esta provincia ya era difícil antes de la aprobación de esta ley. Aceh se encuentra entre las zonas más religiosas y conservadoras de Indonesia, donde la comunidad LGTB es objeto continuo de acoso. Un peligro adicional viene dado por la posibilidad de que otras provincias con un perfil social y religioso parecido, como Sumatra Meridional o Java Oriental, sigan su ejemplo. Los colectivos LGTB esperan que el presidente indonesio, Joko Widodo, intervenga y solicite cambios en la legislación.
El origen de esta situación se remonta a 2005, año en el que el gobierno indonesio firmó la paz con la insurgencia separatista a cambio de la concesión de autonomía a la provincia que derivó en la introducción de la ley islámica (sharía). Este acuerdo de paz vino propiciado por el devastador tsunami que asoló la región a finales de 2004. Una circunstancia que curiosamente los medios de comunicación españoles han retratado de forma idealizada, olvidando que “la paz” propiciada por el tsunami ha permitido a los antiguos separatistas imponer la ley islámica y empujar a la marginalidad a la comunidad LGTB. No es el caso, por ejemplo, del británico The Daily Mail, que también han señalado esta circunstancia a propósito del aniversario del tsunami, aunque sí recogen el aspecto más oscuro.
Indonesia: una situación diversa para las personas LGTB
Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es precisamente la provincia de Aceh, a la que ya en varias ocasiones habíamos aludido antes de la aprobación de su nueva legislación homófoba. En el año 2010 recogíamos la indignación de grupos musulmanes ultraconservadores por la celebración de un certamen de belleza para mujeres transexuales, mientras que en 2013 nos hacíamos eco de la iniciativa del ayuntamiento de la capital de la provincia, Banda Aceh, de introducir también un castigo físico similar al aprobado finalmente por el Parlamento de la provincia.
En otros lugares del país, sin embargo, existe una actitud más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales en Indonesia no se limita por desgracia a Aceh. En la propia Yakarta las autoridades prohibieron hace dos años un concierto de Lady Gaga, abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso. Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos.
Indonesia también ha votado recientemente en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2 % opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.