Peticiones a la Casa Blanca para una ley contra las «terapias reparadoras» tras el suicidio de la adolescente trans Leelah Alcorn
Una petición ciudadana dirigida a la Casa Blanca y cuyo objetivo es la promulgación de una ley federal que prohíba la práctica de las llamadas «terapias reparadoras» ha alcanzado ya los 100.000 apoyos. A pesar de que la petición no garantiza que se legisle sobre este asunto, sí aumenta la posibilidad de que se tome algún tipo de acción. Una segunda petición con el mismo objetivo ha superado las 330.000 firmas en la plataforma Change.org.
La iniciativa se puso en marcha después del trágico suicidio de Leelah Alcorn, una adolescente transexual de 17 años que no pudo soportar la cruel incomprensión de su familia y entorno más cercano, hace poco más de un mes. Sus familiares, miembros de una comunidad religiosa, ignoraron durante mucho tiempo los cuadros depresivos que sufría su hija y llegaron a castigarle con la aplicación de «terapias reparadoras» por parte de un miembro de su confesión.
Cansada de soportar las continuas vejaciones a las que se veía sometida, decidió quitarse la vida. Para ello, programó una nota en la red social Tumblr para que se publicase justo después de que llevase a cabo su plan y el mismo día murió tras ser atropellada por un camión. Los investigadores que llevan el caso consideraron desde el primer momento que se trataba de un suicidio.
El texto de despedida de Leelah, totalmente desgarrador, comienza con un “Si estás leyendo esto, significa que me he suicidado y, obviamente, no he eliminado el comentario de mi cola de publicación. Por favor, no estés triste, es para mejor. La vida que viviría no es digna de vivirse… porque soy transexual”.
Acto seguido, Leelah relata parte de su calvario, confesando que lloró de felicidad al descubrir lo que significaba transexual y que su madre reaccionó muy mal cuando se lo dijo, llegando a comentarle que solo era una fase y que debía de estar equivocada, porque “Dios no comete errores”. Lo que vino después fue aún peor. Su madre decidió llevarla a un terapeuta cristiano que no paraba de decirle lo egoísta que era y, al cumplir los 16 años, se dio cuenta de que sus padres nunca cambiarían de parecer, y que tendría que esperar a la mayoría de edad para “empezar cualquier tipo de tratamiento de transición”, algo que le “rompió completamente el corazón”.
A partir de ese momento, decidió salir del armario como gay en el instituto -pensando que ello facilitaría las cosas después, cuando se revelara como una mujer transexual- ante lo que sus padres reaccionaron duramente sacándola del centro escolar y quitándole el ordenador portátil y el teléfono. En otras palabras, aislándola del resto del mundo durante varios meses. Este maltrato, unido a pensar que viviría el resto de su vida “como un hombre solitario que desearía ser una mujer o como una mujer solitaria que se odia a sí misma”, le llevaron a caer en una profunda depresión que no fue capaz de superar. A pesar de la muerte, Carla Alcorn, madre de la joven Leelah, continuó negándose a referirse a su hija por su identidad de género, alegando que “no apoyamos eso”.
La noticia del suicidio de Leelah, ocurrido el pasado 27 de diciembre, no tardó en difundirse por las redes sociales y los medios LGTB. Desde dosmanzanas nos preguntamos si su historia servirá al menos para que por fin se tomen cartas en el asunto y no tengamos que volver a hablar de la aplicación de las aberrantes «terapias reparadoras» o de otro caso de suicidio por parte de una persona transexual adolescente.
Considero apropiado (e imperativo) prohibir la aplicación de estas terapias para menores de edad, tal como se ha hecho en Nueva Jersey y California y penas de prisión en caso de que adultos obliguen a menores a someterse a estos infiernos en contra de su voluntad. Nunca más una Leelah!