Dos figuras del espectáculo checas abiertamente gais apoyan a Dolce y Gabbana
Las declaraciones de Domenico Dolce y Stefano Gabbana contra las familias homoparentales no solo han encontrado comprensión en entornos socialmente conservadores. También hay personas abiertamente LGTB que les han mostrado apoyo e incluso suscriben sus palabras. Es el caso de Pavel Kortan y Filip Vaněk, de la República Checa.
La controversia por las declaraciones de Dolce y Gabbana en la revista Panorama aún sigue viva. En el entorno LGTB la gran mayoría de las reacciones han sido, desde luego, de repulsa. Pero tampoco faltan quienes les apoyan y suscriben sus opiniones. Es el caso de dos personajes checos conocidos, el estilista Pavel Kortan y el maquillador Filip Vaněk, los dos abiertamente gais y reconocidos profesionales en su país. Ha sido en unas declaraciones a medios checos, publicadas el 24 de marzo. Así, Kortan, después de señalar su sorpresa por la reacción ante la entrevista a Dolce y Gabbana, señala que «¿Acaso no puedes tener otra opinión sólo porque pertenezcas a la minoría? Pues yo, aunque no me gusta nada su moda, estoy completamente de acuerdo con Dolce y Gabbana«.
Filip, por su parte, declara también su apoyo, «decididamente, vestiré la ropa de DG«, afirma, discrepando de su colega, «y también estoy de acuerdo con su opinión de que los gais no deben educar niños. Ya me he llevado palos por decir esto pero lo mantengo«, añadió.
República Checa: un país que acepta a las personas LGTB
Estas declaraciones tienen lugar en un país que, dentro del contexto del antiguo bloque comunista, es bastante favorable a las personas LGTB. En el año 2006 se aprobó una ley de unión civil (registrované partnerství) que reconocía derechos a las parejas del mismo sexo y que era similar a la ley alemana. En cuanto a la aceptación social, presenta unos índices algo más bajos que en Europa occidental, pero notablemente mayores que lo habitual en Europa central y oriental. Así, por ejemplo, según una encuesta reciente, un 56% se mostraba de acuerdo con la adopción de niños por parejas del mismo sexo mientras que un 51% aprobaba que las parejas de mujeres tuvieran hijos por inseminación artificial. Curiosamente, donde había menor aceptación era con que una persona homosexual sola pudiera adoptar un niño de un centro de menores: sólo un 33% lo aprobaba, lo que contrasta con un 47% que lo respaldaba si la adopción la hacía una pareja del mismo sexo y no una persona sola.
Además, desde 2011 se organiza una manifestación del Orgullo LGTB en Praga (Prague Pride), que ha alcanzado unas dimensiones notables. Por otro lado, hay un festival de cine LGTB, Mezipatra, que lleva varios años en Praga y Brno. Asimismo, hay en marcha una campaña en internet de visibilización del colectivo LGTB (Pride Voices) por parte de la misma organización que coordina el Orgullo de Praga. En definitiva, difícilmente puede interpretarse la posición de Kortan y Vaněk como motivadas por la presión de amoldarse a un entorno hostil.
Dolce y Gabbana se retractan… parcialmente
Volviendo a los iniciadores de la polémica, Dolce y Gabbana se han visto obligados a retractarse parcialmente, tras la reacción en su contra personificada en el boicot a su marca promovido por Elton John. Aunque inicialmente su reacción fue la de enrocarse en sus declaraciones, el impacto internacional que alcanzó la noticia les llevó a conceder una entrevista a la CNN, en la que matizaban sus palabras. Domenico Dolce, el autor original de las declaraciones contra el uso por las parejas del mismo sexo de la gestación subrogada o de las técnicas de reproducción asistida, que según él daban lugar a «niños sintéticos», insistía en que sus opiniones eran estrictamente personales y se basaban en su visión tradicional de la familia, resultado de la educación «siciliana» que había recibido, pero que en ningún momento pretendió dar lecciones a nadie. «Quizá escogió las palabras equivocadas», le apoyaba su colega (y expareja), Stefano Gabbana.
«Nos encantan las parejas gais. Somos gais. Nos encantan las parejas gais, la adopción gay, todo… Solo expresaba mi punto de vista privado», añadía Gabbana. Los diseñadores intentaban además rebajar la tensión hacia Elton John, del que aseguraban «aman su música». Eso sí, insistían en verse como víctimas de una supuesta intolerancia hacia las opiniones diferentes. «¿Boicot a Dolce & Gabbana por qué? ¿Porque no pienso como tú? ¿Es esto correcto? No es correcto, estamos en 2015. Esto es medieval», insistía Gabbana.
Una forma de pensamiento, por cierto, que parece haber calado entre algunos articulistas. El pasado sábado, el diario El País sorprendía por ejemplo con un artículo de opinión titulado La polémica sinceridad de Dolce y Gabbana, en el que su autor presentaba a los diseñadores como víctimas de la intransigencia de la red social Twitter solo por expresar una opinión que consideraba políticamente poco correcta. Como si el llamamiento a un boicot por parte de un padre que vio como llamaban a sus hijos «niños sintéticos» -y que sus seguidores tienen la libertad de seguir o no seguir- no fuera al fin y al cabo ejercicio de la misma libertad de expresión a la que apelan los diseñadores.
No, si en toda casa hay un tonto.
Los que parecen que se enfadan porque Elton John pueda expresar su opinión son ellos. Dolce y Gabbana son los que quieren censurar la libertad de expresion y hasta querer obligarnos a comprar su ropa hortera y sobrevalorada. Lo que les jode es que todo el mundo les critique ( menos dos checos y algún matao más). Que vayan a rascarla
A estos checos apoyar a D&G les hace publicidad gratis y los saca del anonimato; está claro que sólo les importa el negocio
Bueno, les saca del anonimato internacional. Pero en su país son conocidos. Son tan anónimos como muchas de nuestras superestrellas españolas a las que fuera no conoce nadie
Señores Dolce y Gabbana, por lo visto son tan lerdos y cortos de miras que aún no se han dado cuenta del alcance y gravedad de sus palabras.
Además, si como usted dice, sus palabras al transmitirlas a un medio de comunicación dejan de ser privadas y pasan a ser públicas. PÚBLICAS… y ahí hay que medir muy mucho lo que se dice.
¿Estamos, tontitos? De nada.