La reacción social doblega al gobierno de Rajoy, que permite entrar en España a la mujer camerunesa perseguida por ser lesbiana
La reacción social ha conseguido doblegar en esta ocasión al gobierno español, que tras mantenerla retenida en Barajas más de tres semanas y haber intentado deportarla ha accedido a que entre en España Christelle Nangnou, mujer camerunesa cuya vida corre peligro en su país debido a su condición de lesbiana, a la espera de que se resuelva su petición de asilo. El presidente del gobierno Mariano Rajoy confirmaba este miércoles en respuesta al diputado de ERC Joan Tardá que había dado ya órdenes de resolver «a la mayor celeridad posible ese tema por el que usted se ha interesado».
No ha sido hasta que la noticia saltaba a la opinión pública a través de eldiario.es que el gobierno español ha dado muestras de querer cumplir con su obligación de otorgar el asilo en un caso en el que hay claros indicios de que la vida de la solicitante corre peligro en su país debido a su orientación sexual. Así lo explicábamos en una anterior entrada en la que se detalla la difícil situación de las personas LGTB en Camerún -en general- así como las condiciones que rodean el caso particular de Christelle Nangnou, que incluyen la publicación de su fotografía en un periódico local, el repudio de su propia familia y amenazas de muerte. Hasta entonces, Nangnou ha permanecido 24 días en la sala de “no admitidos” de la Terminal 1 del aeropuerto de Barajas, en Madrid, e incluso se la ha intentado deportar en tres ocasiones, a lo que ella se ha resistido. «Tengo un golpe en el ojo derecho, una uña levantada, me duele todo el cuerpo y estoy mareada por todo el trajín. Les he dicho que no puedo volver a mi país porque allí no puedo tener vida», ha declarado en conversación telefónica a eldiario.es, el mismo medio digital que daba a conocer el caso.
Las primeras reacciones por parte de los colectivos LGTB se producían el mismo lunes, incluyendo una petición en la plataforma Change.org que ha reunido más de 65.000 firmas. Poco a poco se iban sumando las reacciones políticas. Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales del PSOE de Madrid, consideraba la situación «inaceptable» y exigía al gobierno «que cumpla y haga cumplir las resoluciones aprobadas por las Cortes Generales sobre la persecución de las personas LGTBI en África”. La eurodiputada de Izquierda Unida Marina Albiol lo denunciaba desde Bruselas a la Comisión Europea. Lo mismo hacía la eurodiputada de UPyD Beatriz Becerra, que pedía a la Comisión «garantizar una política común de asilo, haciendo efectivos los instrumentos ya existentes, también para aquellas personas perseguidas por su orientación sexual».
Estas eran algunas de las reacciones. Finalmente, un grupo de diputados de PSOE, IU, ERC, CiU, PNV, Amaiur y UPyD se reunían este miércoles en la Subdirección General de la Policía con responsables de la Oficina de Asilo y Refugio y expertos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para buscar una solución, consiguiendo que Christelle Nangdou pudiera acogerse a una autorización de entrada y estancia en España. El grupo se personaba después en el propio aeropuerto de Barajas para ver a Nangdou y transmitirle personalmente los avances.
No era sin embargo hasta la sesión parlamentaria en la que se debatía sobre el último Consejo Europeo que el republicano Joan Tardá preguntaba directamente sobre el tema a Rajoy, que de forma lacónica confirmaba la buena noticia. Nangdou podrá esperar en un centro de acogida la resolución de su proceso de asilo, negada por el gobierno español pero que sus abogados recurrieron ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que por el momento mantiene paralizada la expulsión. En cualquier caso todo apunta, vista la reacción del gobierno ante el revuelo causado, a que podrá finalmente ver reconocido el asilo.
¿Cabe felicitarse?
Cabe felicitarse, sin duda, por el éxito conseguido en el caso de Christelle Nangdou tras la movilización social de los últimos tres días. Rubén López, vocal de la FELGTB, se mostraba satisfecho y esperaba «que el caso de Christelle sirva como referente para casos similares tras innumerables casos rechazado en idénticas circunstancias”.
Lo sucedido, sin embargo, pone de manifestó una realidad sombría: la de la vergonzante actuación del Ministerio del Interior a la hora de conceder el asilo a personas LGTB perseguidas, derecho reconocido por la legislación española desde 2009. El de Christelle no es el primer caso que trasciende (ya en 2013 Interior denegó el asilo a otra mujer lesbiana de Camerún y expulsó a una ciudadana de Panamá que había sufrido malos tratos en su país debido a su condición transexual, pese a contar con informes favorables al asilo tanto por parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados como de CEAR) pero nos tememos que ha habido muchos otros que ni siquiera han tenido eco mediático. Las razones para felicitarse, por tanto, son limitadas.