El fundador de Grindr dice estar “muy orgulloso” de que la app se utilice en países donde la homosexualidad es ilegal
El director ejecutivo y fundador de Grindr (una aplicación para poner en contacto a personas gais de una misma zona), Joel Simkhai, ha dicho que se siente “muy orgulloso” de que la app cuente con usuarios en países donde la homosexualidad es ilegal. No obstante, la app ha estado envuelta en la polémica hasta hace unos meses, puesto que fallos en su seguridad permitían la localización exacta de los usuarios, exponiéndolos a situaciones de riesgo (como denunció un informante anónimo en agosto de 2014). Para evitar sucesos desagradables, Grindr anunciaba el pasado septiembre la desactivación del posible uso de datos de ubicación y localización.
Joel Simkhai ha puesto como ejemplo de uso de Grindr estados como Irán o Afganistán y ha añadido que “en muchos lugares, Grindr es casi en exclusividad una forma de contacto para los hombres gais”. En más de 70 países “no hay bares gais, no hay vida gay”. Como consecuencia de esta utilización en países hostiles con la comunidad LGTB, el hecho de ofrecer una vía de contacto mediante Grindr a personas que no tienen apenas otra posibilitar de hacerlo hace sentir a Simkhai “muy orgulloso”.
Según argumenta el máximo responsable de Grindr, “ofrecemos un gran servicio, y eso es de lo que se trata todo esto. Estamos sobre nuestros clientes, sobre todo dándoles una experiencia que es útil para ellos, y así resolvemos un problema”.
Luces y sombras de las apps de citas
Desde dosmanzanas, desgraciadamente, nos hacemos eco a menudo de la violación de derechos que sufre el colectivo LGTB, muy especialmente en aquellos países donde existe persecución legal y social como consecuencia de la orientación sexual. Las aplicaciones (apps) y las redes sociales son herramientas útiles de sociabilización entre personas LGTB en estos países, ya que les permiten interactuar y pueden servir para evitar el aislamiento. Sin embargo, son un arma de doble filo ya que, un mal uso de esta y otras apps análogas, pueden suponer un riesgo para sus usuarios. Un ejemplo fue lo ocurrido en enero de 2012, cuando saltó a la luz una lista publicada por un cracker con información sobre miles de usuarios de Grindr australianos que permitía suplantar a cualquiera de ellos.
Asimismo, el mal uso no solo afecta a fallos de seguridad (que la propia app ya ha anunciado haber solucionado) sino a la “caza”, mediante engaños, a manos de grupos violentos y homófobos. El pasado mes de febrero recogíamos la alerta en Irlanda por la amenaza de un grupo ultra que utilizaba conocidas aplicaciones de contactos para contactar con jóvenes gais y lesbianas y atacarlos. En 2013 un joven era brutalmente agredido en Texas a manos de un desconocido con el que había entrado en contacto a través de MeetMe. Y la historia más terrible quizá sea la del asesinato a sangre fría de dos jóvenes gais en Seattle (Estados Unidos) tras contactar el verdugo por Grindr con sus víctimas.
Otro asunto preocupante, como decíamos, es la utilización de las redes sociales para localizar y detener a los ciudadanos LGTB, por parte de los Estados que castigan la homosexualidad como un delito. A este respecto, tanto en 2012 como el año pasado informábamos de fallos de seguridad en Grindr que permitían determinar la localización exacta de sus usuarios desde cualquier lugar del mundo, o acceder a sus datos de perfil y contraseña para suplantarlos. Una situación muy peligrosa en países como Arabia Saudí, donde las autoridades ya han utilizado Twitter y otras redes sociales para encontrar y castigar con cárcel y latigazos a hombres homosexuales.
Necesarias precauciones
En este sentido, y aún en sociedades menos hostiles con los derechos de las personas LGTB, conviene que los usuarios de las apps de contacto como Grindr tomen algunas precauciones a la hora de citarse con otras personas: no facilitar la dirección ni datos personales que puedan ser comprometedores a desconocidos y quedar la primera vez en un lugar público y concurrido. Por otra parte, en un post reciente publicábamos los resultados de una encuesta que revelaba los hábitos de los usuarios de las apps de citas gais, como que 3 de cada 10 admitía haber mentido sobre su edad, altura o peso o que el 83 % reconocía haber enviado fotos de su pene.