Un periodista senegalés, condenado a seis meses de cárcel por homosexualidad
Una vez más nos llega una mala noticia desde África, en concreto de Senegal, donde el periodista Tamsir Jupiter Ndiaye ha sido condenado por segunda vez a prisión acusado de homosexualidad. Ndiaye deberá pasar seis meses en la cárcel, después de que un joven le acusara de intento de violación.
La situación de vulnerabilidad de las personas homosexuales, solo por el hecho de serlo, en países como Senegal, que persiguen las relaciones entre personas del mismo sexo, las convierte en blanco fácil. La historia, de hecho, es sospechosamente confusa. La acusación, intento de secuestro y violación de un adolescente y conducir bajo los efectos del alcohol. Algo difícil de creer si se tiene en cuenta que el propio Ndiaye se vio obligado a buscar refugio en una comisaría de Dakar después de ser reconocido por la multitud en una gasolinera en la que supuestamente habría contactado con dos jóvenes con intención de mantener relaciones sexuales. Existen incluso dudas de que el adolescente al que habría querido secuestrar, que asegura tener 16 años, sea realmente menor de edad. Por cierto que el joven, menor o no, le robó al propio Ndiaye su teléfono móvil.
El periodista ya fue condenado en 2012 a cuatro años de prisión por mantener relaciones con otro hombre al que agredió cuando al parecer este le reclamó dinero a cambio. En su momento, el caso fue utilizado por medios de comunicación y líderes religiosos para desatar una nueva campaña de odio homófobo. Finalmente Ndiaye fue indultado en 2013, pero no ha dejado de ser un personaje relativamente conocido, lo que hace aún menos creíble la historia. De hecho, el tribunal que lo ha juzgado le ha condenado a seis meses de prisión, en lugar de los cinco que pedía la fiscalía. Solo lo ha considerado culpable de actos «contra natura», pero no de intento de secuestro del menor ni de conducir bajo los efectos del alcohol.
Senegal: penas de hasta cinco años de cárcel por homosexualidad
Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación.
En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.
Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad. El último caso del que nos hicimos eco fue en febrero del año pasado la condena a seis meses de prisión a una pareja de hombres, denunciada por sus propios vecinos.