Spanbauer

Tom Spanbauer ha sido desde siempre un autor de referencia para los de mi generación. Ya lo he contado muchas veces: si ahora se liga con el móvil, antes se ligaba con El hombre que se enamoró de la luna. Uno lo llevaba en el metro y zas: era automático.

Literatura Random House acaba de editar en un formato precioso dos libros de Spanbauer. Yo te quise más es su nueva (y maravillosa) novela. Leer a Spanbauer es una experiencia que queda fuera de la lectura. Yo diría que es otra cosa, algo que sobrevuela. Durante las horas que uno le dedica es como si el mundo se parara y solo tuviera sentido el mundo de Spanbauer, el lenguaje de Spanbauer. Incluso uno cierra el libro y comienza a hablar como Spanbauer y se enamora siempre del primer indio que pasa por la calle y le lleva a la cabaña de sudar.

En esta nueva historia también hay indio, pero hay muchas más cosas: hay un escritor (¿bisexual? tengo mis dudas) que se enamora de otro (¿heterosexual? también las tengo) y mantienen una relación intermitente a lo largo de más de veinte años que es el hilo conductor de la novela, pero además, el primer escritor recorre los bares gays del Nueva York de los 80 y enferma de SIDA. Y luego se enamora de una mujer en Portland, en la América rural y profunda. Lo que oyen.

Por algún motivo me he sentido tremendamente cercano a este libro de Spanbauer, mucho más que en otras ocasiones. Yo diría que es su mejor novela. Y eso es mucho decir.

Ahora es el momento se reedita ahora aprovechando la edición de la nueva. Os dejamos enlace a la reseña que hizo un lector en 2007 y os recomendamos su lectura (de la reseña y del libro). En Ahora es el momento Spanbauer relata la historia de una huida, el protagonista huye de todo (menos de sí mismo): de su familia, de la religión, del colegio, de todos los que se burlan de él y le oprimen, de las ataduras de una futura vida familiar, de su novia… Con la ayuda de un indio borracho y homosexual se ha dado cuenta de que él pertenece a otro sitio, de que no todo tiene que ser como parece. Y si para ello hay que huir, se huye.

Campos agostados de heno, la iglesia dominical, las borracheras en la ciudad provinciana, el descubrimiento del amor y de la felicidad (el agua como símbolo de la entrada a un nuevo mundo de placeres), y esas comidas y cenas familiares cuyo ambiente tanto recuerdan a la novela de Édouard Louis Para acabar con Eddy Bellegueule.

Lo que está claro es que Spanbauer domina las técnicas de una narración con constantes flashbacks y flashforwards que hacen que mantengamos la tensión a lo largo de las más de quinientas páginas.

Ahora es el momento de leer a Spanbauer.

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