La activista ugandesa Kasha Nabagesera, premiada con el Nobel alternativo
La activista LGTBI ugandesa Kasha Nabagesera ha sido galardonada con el premio Right Livelihood 2015. El jurado destacó «su valentía y persistencia, a pesar de la violencia y la intimidación, en trabajar por el derecho de gais y lesbianas a una vida libre de prejuicios y persecuciones«, en un acto celebrado este jueves en Estocolmo. La ceremonia de entrega se celebrará el próximo 30 de noviembre en el Parlamento sueco.
Kasha Jacqueline Nabagesera nació en Kampala, capital de Uganda, hace 35 años. Fue expulsada de varias escuelas, y a punto estuvo de serlo de la universidad en la que estudiaba para ser contable en 2002, por su condición de mujer lesbiana. Este incidente la motivó a convertirse en una activista de derechos humanos a los veintiún años y, tras varios cursos de derecho internacional en derechos humanos y una pasantía en una organización LGTBI sudafricana, decidió fundar la ONG Freedom and Roam Uganda (FARUG) en 2003. Después de diez años al frente de la organización, Nabagesera decidió dejar el cargo de Directora Ejecutiva de FARUG para centrar sus esfuerzos en la construcción y promoción de la comunidad LGTBI.
Desde que comenzase su andadura en el activismo, Nabagesera ha participado en diversos encuentros y congresos internacionales, hablando de la difícil situación que viven en su país las personas LGTBI. Su labor le ha reportado reconocimiento y diversos galardones. Pero también le ha traído más de un quebradero de cabeza. Sin ir más lejos, tras participar en el Foro Social Mundial de Nairobi 2007, fue acosada y amenazada en varias ocasiones. Sin desanimarse, continuó su lucha por la aceptación del colectivo LGTBI en su país. En 2011 recibió el Premio Martin Ennals de Derechos Humanos, y en 2013 logró el Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg.
Nabagesera ha sufrido agresiones verbales y físicas en multitud de ocasiones, lo que le obliga a ocultar su rostro y esconderse con frecuencia. Estos días, apenas puede salir de casa pero, a pesar de ello, se muestra optimista y ve el lado positivo de esta situación: la gente ya no puede negar la existencia de gais y lesbianas en Uganda. “Estoy muy, muy esperanzada con el movimiento en Uganda. Incluso cuando algunos se van, otros vienen a bordo”, señala. La activista ugandesa tiene pensado seguir viajando por toda África, como embajadora de una nueva confianza dentro del movimiento LGTBI: «el reto está ahí, pero también registramos algunos éxitos que nos mantienen en la lucha”, dice. Cabe recordar que las relaciones homosexuales son ilegales en Uganda, país donde además reina una fuerte homofobia social.
Activismo y batalla judicial
Nabagesera es una de las pocas activistas en Uganda que ha participado en el proceso judicial para avanzar en los derechos de la comunidad LGTBI. Cuando un tabloide ugandés publicó los nombres y fotos de supuestos gais y lesbianas, ella fue una de las tres personas que denunció al periódico ante los tribunales y ganó el juicio. Y no solo eso. Cuando en 2012 el Ministro de Ética cerró un taller en el que participaban varias organizaciones LGBTI, con la excusa de que tales reuniones eran ilegales, Nabagesera formó parte del grupo que demandó al ministro por violar su libertad de reunión. Este y otros episodios contribuyeron a cambiar la opinión pública de una parte de la sociedad ugandesa, que comenzó a tomar conciencia de que las personas homosexuales también poseen derechos constitucionales. La activista es también miembro del Comité directivo de la Civil Society Coalition on Human Rights and Constitutional Law, que engloba a más de sesenta organizaciones ugandesas que colaboran para detener el progreso de la ley antigay vigente en el país.
En agosto de 2014, dosmanzanas se hacía eco de la decisión del Tribunal Constitucional de Uganda de anular la ley aprobada en diciembre del año anterior por el Parlamento de ese país y que endurecía el trato penal a las personas homosexuales, con penas que pueden llegar a la cadena perpetua, y castiga a las personas y organizaciones que les presten ayuda o soporte. Nabagesera fue una de las diez personas que presentaron una petición contra esa ley.
Pero además, Nabagesera decidió vengarse de la cruzada antigay llevada a cabo en su país en los últimos cuatro años, a través de varios medios de comunicación locales que contribuyeron a la intimidación y el acoso de las personas LGTBI, proporcionando sus datos personales y avergonzándoles. Por ello, a finales de 2014 decidió contraatacar lanzando Bombastic, una nueva revista de 72 páginas publicada y distribuida de forma privada. En ella, se pueden encontrar ensayos, historias personales y poemas escritos por gays, lesbianas, bisexuales y transexuales ugandeses, algunos de ellos utilizando seudónimos. La creación de la revista ha permitido a la activista poder sentarse y dialogar con funcionarios del gobierno. Nabagesera también ha puesto en marcha una web, Kuchutimes, donde se ofrece información y acceso a la revista.
Premios Nobel: activistas LGTB no, homófobos sí
Resulta, cuando menos llamativo, que en toda su historia el Premio Nobel de la Paz «oficial» jamás haya sido concedido a alguien que luche en favor de los derechos de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales. En cambio, sí ha premiado a homófobos, como el ex presidente de Polonia Lech Wałęsa, ganador del Nobel en 1983 y que en una entrevista concedida en 2013 no dudaba en afirmar que los diputados homosexuales debían sentarse “en la última fila, e incluso más allá, al otro lado de la pared”. Para rematar, Wałęsa añadió que era “de la vieja escuela” y que no pensaba cambiar. “Entiendo que hay gente diferente, diferentes orientaciones y que tienen derecho a su identidad. Pero que no cambien el orden establecido desde hace siglos. No quiero ni oír hablar de eso. Que lo hagan entre ellos y que nos dejen en paz a mí y a mis nietos”, añadía. Y en 2011 una de las ganadoras del Nobel de la Paz fue la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, que solo unos meses después se posicionó en contra de la despenalización de la homosexualidad en su país, declaraciones que luego matizó.
Este año, las apuestas señalan a Angela Merkel como una de las grandes favoritas al Nobel de la Paz, por su gestión en la crisis de refugiados. La canciller alemana ha manifestado públicamente su posición contraria a la adopción homoparental y al matrimonio igualitario. “Para mí el matrimonio es entre hombre y mujer”, ha señalado en más de una ocasión.
Se merece todos los premios es una de los habitantes mas valientes e interesantes de este mundo