Un tribunal de Huelva condena a prisión a dos individuos por un delito de lesiones en el que aprecia además un contexto homofóbico
Importante sentencia la que ha emitido la Audiencia Provincial de Huelva, que ha condenado a dos hombres a dos años de prisión y al pago de una indemnización de 5.495 euros a la víctima de un delito de lesiones. Lo novedoso es que el tribunal ha valorado el «contexto homofóbico» en el que se produjo la agresión.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Huelva ha considerado probado que en la noche del 1 de marzo de 2014, mientras participaba en el pasacalles del carnaval de Cartaya, el joven agredido fue «reiteradamente molestado» por un grupo de personas (entre las que se encontraban los ahora condenados) que lo increparon con insultos homófobos al mismo tiempo que le tiraban de la capucha del disfraz. Más tarde, mientras el joven se encontraba con unos amigos en una plaza del pueblo, algunos de los componentes de ese mismo grupo acabaron golpeándole. La víctima sufrió lesiones diversas, entre ellas la pérdida de un diente.
Pese a que los condenados han negado los hechos, asegurando que simplemente intervinieron para detener una supuesta pelea, el tribunal ha dado validez al testimonio de víctima y testigos y los ha condenado a dos años de prisión por un delito de lesiones con el agravante de abuso de superioridad y de obrar por motivos que obedecen a la discriminación por identidad u orientación sexual de la víctima, además de al pago de la mencionada indemnización. El juez considera en su sentencia que dado que no existían relaciones previas entre agresores y agredido lo único que podía mover a los primeros era su actitud de desprecio hacia el segundo debido a su condición sexual y a un «ánimo mantenido de humillarle por ello».
No podemos sino aplaudir la sensibilidad del tribunal en este caso, muy distinta a la de por ejemplo la jueza de Almería que ha imputado a un matrimonio gay que sufrió una agresión de tintes homófobos en la playa de Torregarcía, en el parque natural del Cabo de Gata (Almería), por un supuesto delito de exhibicionismo. Un caso escandaloso que se encuentra aún pendiente de resolución y que se ha convertido en una auténtica pesadilla para las víctimas.