Un tribunal de Puerto Rico reconoce por primera vez una adopción homoparental
Nuevo avance de los derechos LGTB en Puerto Rico, apenas cinco meses después de que comenzasen las bodas entre personas del mismo sexo en el estado libre asociado, sujeto a la jurisdicción del Tribunal Supremo de los Estados Unidos (y por tanto a la histórica sentencia que consideró inconstitucional prohibir el matrimonio igualitario). En esta ocasión, una decisión judicial local ha reconocido por primera vez una adopción homoparental. Ya en julio el gobierno de Puerto Rico había ordenado no discriminar a las familias LGTB en el acceso a la adopción, pero es ahora cuando la justicia puertorriqueña falla por fin a favor de una familia cuya lucha se había convertido en todo un símbolo.
Ángeles Acosta y Carmen Milagros Vélez llevaban años intentando que Juliana, hija biológica de Vélez, fuera adoptada por Acosta (su pareja desde hace 25 años) de forma que la adolescente, de 15 años de edad, llevase los apellidos y fuese reconocida como hija de ambas en igualdad de condiciones. En el año 2013, sin embargo, el Tribunal Supremo de Puerto Rico les negó esta posibilidad pese a que el embarazo fue planificado por ambas y logrado mediante inseminación artificial, y que la pareja había contraído matrimonio un año antes en Nueva York (matrimonio que por entonces no era legalmente reconocido en Puerto Rico).
En aquella ocasión el Tribunal Supremo de Puerto Rico, por una ajustada mayoría de cinco votos a cuatro, consideró que la discriminación por razones de orientación sexual no estaba prohibido en la Constitución local, avalando además el criterio de que la familia tradicional era la que protegía mejor el bienestar de los menores. Una decisión que entonces recogimos en dosmanzanas y que fue considerada un duro golpe a la igualdad por los defensores de los derechos LGTB.
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos, catalizador del cambio
El contexto jurídico, sin embargo, ha dado un giro de 180 grados tras la decisión del Supremo estadounidense del pasado junio, y que ha generado una cascada de normas para eliminar la discriminación de las personas LGTB. Entre ellas la Orden Administrativa 2016-01, que fue emitida por la secretaria de Familia de Puerto Rico, Idalia Colón, que decretaba que los empleados de su departamento debían mostrar un trato igualitario a las familias LGTB y establecía, entre otras medidas, que “los trabajadores sociales y técnicos de servicios a la familia que de alguna y otra forma atienden a esta población en los programas de Protección de Menores y de Cuidado Sustituto y Adopción, tendrán la responsabilidad de realizar su trabajo de manera imparcial y sin prejuicios. La directriz aplicará de manera inmediata y de igual forma aplicará a todo el personal que procese solicitudes de servicios en el Secretariado, la Acuden (Administración para el Cuidado y Desarrollo integral de la Niñez), Adsef (Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia) y Asume (Administración de Sustento de Menores)”.
Sin embargo no ha sido hasta ahora, varios meses después, cuando un tribunal de primera instancia de San Juan ha concedido por fin la adopción a Ángeles Acosta de la que siempre ha sido su hija. “Es un día maravilloso para nuestra familia, pero pienso que también es maravilloso para todas nuestras familias, todas las familias diversas, para todos a los que nos han hecho sentir que no somos una familia legítima. Esta vista ha sido hermosa”, declaraba Carmen Milagros Vélez, una vez conocida le decisión. Una decisión que ha sido saludada por el propio secretario de Justicia de Puerto Rico, César Miranda, como «histórica» y como un nuevo logro de los derechos civiles en la isla caribeña.
«¡HISTÓRICO! Se logra la primera adopción por una pareja del mismo sexo en Puerto Rico. El Estado al fin reconoce -lo que siempre ha sido- que Juliana María Acosta Vélez tiene dos mamás: Angeles y Carmen Milagros. El amor siempre vence. #AmorEsAmor», se felicitaba en Facebook el activista puertorriqueño Pedro Julio Serrano.
Sin duda, un gran paso adelante que convierte en realidad lo que hasta ahora era un cambio legal. ¡Nuestra enhorabuena a la feliz familia! Os dejamos con un vídeo de El Nuevo Día con declaraciones de las dos madres: