La muerte de Alan, un mazazo que pone sobre la mesa la necesidad de actualizar las leyes en materia de transexualidad
Un emocionante minuto de silencio frente a la sede del Ayuntamiento de Rubí, seguido de una larga serie de aplausos, han servido este lunes de recuerdo a Alan, el adolescente transexual que se quitó la vida el pasado día 24. Los convecinos del chico se sumaban así a los múltiples homenajes que han tenido lugar en otros rincones de España. Pero la muerte de Alan pone además sobre la mesa la necesidad de actualizar el marco legislativo español en materia de transexualidad.
El acto de Rubí tenía lugar pocas horas después de que a lo largo y ancho de la geografía española se desarrollaran numerosas concentraciones. Las más numerosas, las de Barcelona y Madrid, en la Plaça de Sant Jaume y en la Plaza Pedro Zerolo, respectivamente. Pero no fueron las únicas. También hubo muestras de dolor en Benalmádena, en Binéfar (Huesca), en Burgos, en Cartagena, en Coruña, en Gijón, en Maspalomas, en San Sebastián, en Sevilla, en Valencia, en Zaragoza… Otras localidades, como Logroño, celebrarán concentraciones en próximos días.
Unas concentraciones en las que ha actuado como catalizador Chrysallis, la Asociación de Familias de Menores Transexuales, a la que la madre de Alan comunicaba la terrible noticia el mismo día de Navidad. “Siento en el alma tener que dar esta terrible y triste noticia. Nuestro hijo Alan se quitó ayer su corta vida de 17 años. No pudo con la presión de la sociedad y nos ha dejado para siempre. Muchas gracias por todo vuestro apoyo recibido”, era el estremecedor mensaje con el que Chrysallis daba a conocer la muerte de Alan. Una muerte que desde Chrysallis no dudan en calificar de auténtico «asesinato social», como bien dejan claro en el manifiesto hecho público para su lectura en las diferentes concentraciones:
Esta era la primera Navidad que Alan, un chico transexual de diecisiete años de Barcelona, vivía de acuerdo a su identidad. Era también la primera en la que celebrar un DNI recién estrenado. Pero trágicamente ha resultado ser la última. La transfobia en el ámbito escolar ha podido con Alan. Sufrió mucha transfobia a lo largo de su vida; como su madre dice, lo ocurrido no es responsabilidad de una sola persona, sino que cada día durante años alguien se ocupó de que supiera que su diversidad no era aceptada. Entre todos le mataron. No ha sido un suicidio, sino un asesinato social. Las personas transexuales y sus familias sufrimos cotidianamente actos de microviolencia tanto social como institucional, que se acumulan, sumándose a los obstáculos que supone vivir esta situación y que, como le pasó a Alan, se convierten en una carga insoportable.
Desde Chrysallis exigimos a los poderes públicos, a las administraciones educativas y sanitarias, a los encargados de los registros civiles, a los grupos parlamentarios y partidos políticos, y en general a toda la sociedad, que se proteja a los menores transexuales, haciendo que se reconozca y respete su identidad sexual, y que se ataje la transfobia en todos los ámbitos.
La transfobia NOS mata a todos. Todos somos Alan.
Chrysallis no es la única entidad que se han manifestado en estos términos. También desde el Observatori Contra l’Homofòbia han querido expresar su «total repulsa por el asesinato social de Alan». «Es inadmisible que la transfobia y la violencia que herían cada día la vida y la dignidad de Alan puedan producirse en nuestras escuelas. No podemos permitirnos la falta de políticas contundentes y rigurosas contra el bullying a los menores transexuales. Es imprescindible implementar medidas urgentes que erradiquen las violencias LGTBfóbicas», continúa el comunicado, que exige a las administraciones públicas «que activen todas las herramientas necesarias para combatir esta lacra social, no podemos esperar más. Hace falta priorizar la lucha contra la transfobia como una emergencia social». En concreto, la entidad catalana pide desarrollar en su integridad la ley contra la LGTBfobia que el Parlamento catalán aprobó en 2014 y suprimir a todos los efectos cualquier referencia a la «disforia de género».
También la Plataforma por los Derechos Trans #NadieSinIdentidad ha querido denunciar las que considera causas estructurales que hay detrás de tragedias como las de Alan, y en concreto lamenta que los menores transexuales permanezcan excluidos de la Ley 3/2007 reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, «lo que lejos de atender a su interés superior, tal y como impone a los órganos legislativos la Convención sobre los Derechos del Niño, obstaculiza el respeto a sus derechos fundamentales, que son menoscabados al obligarles a exponer públicamente que su nombre y sexo registral no coinciden con el sexo que sienten y muestran». «Desde la Plataforma por los Derechos Trans exigimos urgentemente un cambio en la Ley 3/2007 que incluya a los menores y que se elimine cualquier procedimiento o requisito médico que coarte la identidad libremente determinada», continúa el comunicado, que pide también «la inclusión en los currículos académicos y en la educación el respeto a las identidades y cuerpos diversos» y que se logre un consenso político para la tramitación urgente de una ley estatal de transexualidad y de una ley contra los delitos por LGTBIfobia.
Un consenso político al que aludía también la activista trans y diputada socialista en la Asamblea de Madrid, Carla Antonelli, que en un artículo de opinión titulado Alan: cuando la vida ya no importa nada, publicado por varios medios (también por dosmanzanas) hace un llamamiento a todos la fuerzas políticas, «sean del color que sean y al conjunto de la sociedad para que realicemos un enorme ejercicio de empatía hacia personas que gritan —aunque no los oigas— que quieren respeto y tener su espacio en esta sociedad, al igual que el resto. Que integremos las diferencias en nuestros círculos de convivencia. A los partidos políticos, para que saquen adelante todas aquellas legislaciones que lo faciliten y a las personas para su plena concienciación, ya que los unos sin los otros seguirían siendo un puzle incompleto».
Otros países ya han dado pasos adelante
Países como Irlanda, Argentina, Dinamarca o Malta han modernizado ya sus legislaciones consagrando el principio de autodeterminación de género, de forma que sea cada persona, en uso de su libertad individual y sin necesidad de justificación médica o psicológica alguna, quien decida cómo quiere ser reconocida legalmente. El modelo de la «muy católica» Malta, de hecho, está considerado por las organizaciones trans como el más aventajado, al ni siquiera establecer límite de edad inferior para proceder a la modificación del sexo registral y por tanto extender ese principio a los menores. Malta, precisamente, dio a conocer hace meses sus nuevas directrices en materia educativa para combatir la discriminación de las personas trans e intersexuales (puedes descargar aquí el documento). También Noruega planea un cambio similar que sería extensivo a menores, con ciertas limitaciones.
No debería ser complicado que España siguiera esta nueva senda. El nuevo Congreso de los Diputados salido de las pasadas elecciones arroja, en teoría, una clara mayoría favorable a la aprobación de estas leyes. A lo largo de estos días numerosos representantes políticos de diversos partidos han mostrado públicamente su dolor por la tragedia de Alan. Esperemos que ese dolor, seguro que sincero, se traduzca en hechos.
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Flick no es más que el "nick" con el que empecé a comentar (y discutir, y razonar...) en dosmanzanas, allá por 2006. Me sabía a poco, por eso decidí colaborar y compartir mi pasión por estar informado. Y aquí sigo.
Telefónica ficha al directivo de Metro bajo cuyo mandato se ordenó perseguir a gays y mendigos:
http://www.eldiario.es/economia/Telefonica-directivo-Metro-responsabilidad-mendigos_0_465804110.html