Un matrimonio de dos hombres católicos, personas del año para la principal publicación católica de Estados Unidos
Un matrimonio de dos hombres, Greg Bourke y Michael DeLeon, han sido nombrados personas del año por el National Catholic Reporter, una de las publicaciones católicas más prestigiosas de Estados Unidos. Michael y Greg son participantes activos de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en su ciudad y además fueron una de las parejas participantes en la demanda que llevó a la legalización del matrimonio igualitario en todo el país.
Llegados al final del año, llegan las habituales recopilaciones de noticias y, en especial, las propuestas de “personas del año”. Entre todas ellas, queremos destacar la del National Catholic Reporter, que ha señalado como personajes del año a un matrimonio de dos hombres, Greg Bourke y Michael DeLeon. Pareja desde hace 33 años, Bourke y DeLeon residen en estos momentos en Louisville (Kentucky) y tienen dos hijos. Son además católicos practicantes y miembros activos de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en Louisville desde hace 28 años. En 2004, viajaron a Ontario, en Canadá, para contraer matrimonio. La pareja fue una de las que presentaron ante el Tribunal Supremo la demanda que desembocó en la sentencia que el pasado junio extendió el matrimonio igualitario a todo el territorio de los Estados Unidos.
En un largo editorial, la publicación religiosa estadounidense explica sus motivos. El texto señala, en primer lugar, que la legalización del matrimonio igualitario será un acontecimiento histórico que se estudiará en el futuro. Tampoco le cabe duda del enorme impacto que tendrá entre los católicos estadounidenses. El editorial presenta, en este sentido, las diferentes visiones sobre este impacto. Si algunos, como el arzobispo de Filadelfia Charles Chaput, hablan de “consecuencias dolorosas”, otros dudan de que vaya a ser así, invitan a la serenidad y están incluso abiertos a ver los posibles beneficios, sobre todo en relación a las personas LGTB que viven en el seno de las comunidades católicas. Esta última es, de hecho, la posición del Reporter.
Greg y Michael, junto sus hijos, constituyen precisamente uno de los ejemplos que, a juicio del Reporter, invita a apreciar esos efectos beneficiosos: “Una pareja católica que puede contar la historia de los beneficios del matrimonio entre personas del mismo sexo —y así lo hacen— es la de Greg Bourke y Michael DeLeon (…) Desde cualquier punto de vista, se han hecho vitales para su comunidad”. Citando una entrevista que les hicieron en The Huffington Post en marzo, el Reporter destaca cómo los periodistas los encontraron de voluntarios tomando pedidos de comida en una actividad parroquial, y señala asimismo las palabras del párroco: “Sencillamente, son buena gente, y de eso al final va todo el asunto, ¿no?”. Una visibilidad que ha sido uno de los factores determinantes para ser nombrados personas del año. El otro ha sido su papel como demandantes ante el Supremo. “Por su papel histórico como demandantes en Obergefell v. Hodges y por su testimonio público y creyente como gais católicos, nombramos a Greg Bourke y Michael DeLeon personas del año del National Catholic Reporter”, concluye el editorial.
El National Catholic Reporter es una de las publicaciones católicas más prestigiosas de los Estados Unidos. Aunque no esté orgánicamente vinculada a la Iglesia católica, su influencia en el país norteamericano y más allá es indudable. Por ello, su decisión resulta muy significativa, aunque no deja de ser coherente con su tradicional línea de apertura a la realidad LGTB. Ya hace un tiempo la publicación se pronunció, por ejemplo, a favor de la permanencia de los trabajadores en instituciones católicas que estuvieran casados con otra persona de su mismo sexo (en 2015, al menos 10 personas perdieron sus trabajos en instituciones católicas de Estados Unidos por ese motivo).
Discriminados, pese a todo, por su iglesia
Esta defensa de la no discriminación hacia las personas LGTB en la iglesia católica tiene también relevancia para Greg y Michael. Y es que ser miembros activos y respetados de su parroquia no los ha librado de ser discriminados. En su caso, debido a la pertenencia de Greg a los Boy Scouts. Hace cuatro años Greg fue retirado de su posición de líder de tropa debido a su matrimonio con Michael. Durante ocho años había sido voluntario en la tropa donde estaba su hijo, seis de ellos como líder. Precisamente, el eco mediático que obtuvo su caso fue lo que atrajo la atención a quienes, por entonces, buscaban personas que se ofreciesen como demandantes en la causa que, años más tarde, dio como fruto la legalización del matrimonio igualitario.
Este año 2015, cuando los Boy Scouts levantaron la prohibición, Greg quiso recuperar su puesto. Sin embargo, permanece en vigor una cláusula que permite que ciertas ramas ligadas a comunidades religiosas tengan sus propias reglas de pertenencia. Aprovechando esto, el obispo de Louisville, Joseph Kurtz, ordenó a todos los sacerdotes de su diócesis que no aceptaran a personas abiertamente homosexuales como líderes, lo que ha impedido que Greg pueda volver a ser líder de tropa en los Scouts.
En definitiva, si la visibilidad de Greg y Michael ha dado frutos en la sociedad civil con el reconocimiento de su matrimonio, en la iglesia a la que pertenecen siguen siendo personas discriminadas. En el campo religioso, y a pesar de su posición más bien privilegiada (son voluntarios y no dependen de la iglesia para mantener sus puestos de trabajo), Greg y Michael tienen aún mucho camino por delante. Esperemos que el simbólico espaldarazo de una publicación como el National Catholic Reporter contribuya a cambiar algún día esta realidad.