La justicia tunecina dictamina que la asociación LGTB Shams se ajusta a la legalidad y puede continuar con sus actividades
La vista de apelación contra la suspensión cautelar de las actividades de la asociación LGTB tunecina Shams ha resultado exitosa. El Tribunal de Primera Instancia ha fallado a su favor y ha dictado que la asociación puede continuar con su actividad como organización no gubernamental, pues sus estatutos se ajustan adecuadamente a la ley. De esta manera, Shams podrá continuar con su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta tres años de prisión.
El Gobierno tunecino interpuso una demanda contra Shams, en virtud del artículo 45 de la Ley 88/2011, que regula las Organizaciones No Gubernamentales, el cual permite al Ejecutivo solicitar la suspensión de actividades de una ONG si demuestra que infringe las disposiciones legales. Según la administración, los estatutos de Shams no recogen su principal actividad, que es la defensa de los derechos de las personas LGTB, lo cual violaría el artículo 3 de la citada Ley 88/2011, que establece que “las ONG deben respetar en sus estatutos, actividades y principios de financiación el Estado de Derecho, la democracia, el pluralismo, la transparencia, la igualdad y los derechos humanos, tal como se definen en los tratados internacionales ratificados por Túnez”.
Para el Gobierno tunecino, además, defender la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que criminaliza la homosexualidad, iría en contra del respeto al Estado de Derecho recogido en el citado artículo 3 de la Ley 88/2011. De conseguir sus propósitos el Gobierno tunecino, Shams se enfrentaría a su completa disolución. Al admitir la demanda, el Tribunal de Primera Instancia emitió una orden el pasado 4 de enero, por la que suspendía cautelarmente durante un período de 30 días las actividades de Shams, fijando para el pasado 18 de febrero la audiencia en la que la asociación podía presentar sus alegaciones.
Tras la vista, este 23 de febrero el Tribunal de Primera Instancia ha fallado a favor de Shams, y ha dictaminado que, al cumplir con todos los requerimientos legales, la asociación puede continuar con su actividad. El Tribunal ha valorado que en los estatutos de Shams se define su actividad como de defensa de los derechos de las minorías sexuales. Según Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de Shams, “es un término que engobla por esencia a los homosexuales, transexuales, etc.”.
Los responsables de Shams han comunicado desde su página de Facebook la victoria en los tribunales, con gran satisfacción, a lo que han añadido que «nos felicitamos por la independencia del poder judicial en Túnez y agradecemos a la sociedad civil que ha luchado a nuestro lado. Es una victoria para la consagración de la universalidad de los derechos humanos y para Túnez».
El escritor y cineasta marroquí abiertamente gay Abdelá Taia, desde su exilio en Francia, otorgaba a la sentencia la mayor de las relevancias con las siguientes palabras:
Este es un día histórico. Por primera vez en la historia del mundo árabe, una asociación homosexual ha logrado que un tribunal reconozca su derecho a existir. Aprecio plenamente el significado de una victoria semejante, que, estoy convencido, ayudará a los militantes homosexuales árabes en la valiente y arriesgada lucha que mantienen a diario. No puedo evitar el hacer una conexión entre este avance y los obtenidos en los años 70 por el legendario activista gay estadounidense Harvey Milk. ¡Enhorabuena a Shams! Siempre contarán con mi admiración y aliento.
Una referencia en la lucha por los derechos LGTB
Después de registrarse en mayo de 2015, Shams fue la primera asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez en lograr la legalidad, lo que la convirtió en una referencia en el norte de África y en los países de cultura árabe. Su destacada lucha en el caso del joven Marwen, condenado al 1 año de prisión por practicar la homosexualidad (condena luego reducida a dos meses), le otorgó cierta relevancia social que la puso en el punto de mira del Gobierno, cuyas amenazas se vieron cumplidas con la demanda interpuesta el pasado mes de enero.
Pero también ha causado que sus miembros se conviertan en víctimas de la implacable LGTBfobia social, por lo que algunos, como el vicepresidente de la asociación Hedi Shaly, se han visto obligados a exiliarse tras recibir continuadas y serias amenazas de muerte. Ahmed Ben Amor, a su vez vicepresidente y fundador de Shams, recibe también amenazas de muerte a diario y ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, que le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.