Variopintos romances lésbicos: críticas de las novelas «Será nuestro secreto» y «Un pavo rosa»
El pasado 26 de abril fue el Día de la Visibilidad Lésbica, movimiento originado en nuestro país en el año 2008 con el objetivo de instar a las lesbianas que trabajan en el ámbito público a convertirse en referentes que terminen de una vez por todas con los prejuicios. La existencia de este día como complemento al Orgullo se debe, precisamente, a que, si bien este incluye a toda la comunidad LGTB (y, de hecho, poco a poco se intenta denominarlo «Orgullo LGTB»), suele relacionarse a nivel popular con la homosexualidad masculina. De hecho, el lesbianismo sigue estando en segundo lugar en el imaginario colectivo, como refleja, por ejemplo, el título del libro Chicas que entienden. In-visibilidad lesbiana [crítica], o que el filme De chica en chica [crítica], único ejemplo de cine de ficción LGTB español estrenado comercialmente en salas el año pasado, pasase tan desapercibido, o incluso que la aclamadísima Carol [crítica] se quedara fuera de la lucha por el Óscar a mejor película. En celebración de este día y el propio lesbianismo, hoy voy a hablaros de dos recientes novelas de temática lésbica que comparten la característica de alternar entre los puntos de vista de sus dos (enamoradas) protagonistas: la delicada Será nuestro secreto, de Emma Mars, y la gamberra Un pavo rosa, de Diana Gutiérrez.
Será nuestro secreto (2015) es la cuarta novela de la escritora, periodista y empresaria Emma Mars, pero curiosamente se trata de la primera que escribió y la primera editada por Egales (las anteriores, autoeditadas, sólo están disponibles en Amazon: 101 razones para odiarla, Políticamente incorrectas y Políticamente incorrectas 2). Nos encontramos, por tanto, ante una obra muy personal cuyas dos protagonistas tienen indudablemente parte de la autora. Estas son: Sarah Swan, inteligente, reflexiva y muy celosa de su intimidad, y Rachel Long, divertida, despampanante y objetivo de los flashes del mundo entero como la gran estrella que es. Aunque la escritora es española, la acción se sitúa en Inglaterra, principalmente en la relajante mansión donde acontecen los preparativos de la boda de Rachel con un hombre al que ama menos aún que Sarah a su propio novio. Sobra decir que el nudo no podría ser más previsible, pero es el desarrollo lo que importa, siendo la lectura del libro verdaderamente agradable y seductora gracias a que la narración, aun partiendo de la tercera persona, se introduce siempre en la mente de una de las dos protagonistas. Atrapadas en un amor pasional del que no podrán escapar por mucho que lo intenten (¿acaso no es siempre así el amor verdadero?), Sarah y Rachel se convierten rápidamente en amigas del lector, que recorrerá con avidez la obra prácticamente sin darse cuenta. No nos encontramos ante un ejemplo de literatura lésbica especialmente compleja u original, pero sí ante una delicada historia muy bien contada que debería contentar a todos los públicos independientemente de su edad o condición sexual. [Será nuestro secreto en Amazon]
Por su parte, Un pavo rosa (Acto I) ¿A quién llamas tú Dulcinea? (2016) es la primera novela de la escritora, guionista y traductora Diana Gutiérrez, quien, no obstante, ha publicado al unísono Sí, mi capitana (2016), habiendo hecho anteriormente lo propio con dos antologías de relatos: Cuando calienta el sol (2014) e Instinto animal (2015). En palabras de la propia editorial (Meracovia), se trata del primer acto de “una personalísima comedia musical que pretende conquistar tanto los corazones nostálgicos como los de los jóvenes millennials”, ciertamente una buena definición para un romance lésbico adolescente ambientado en los noventa que juega en todo momento con el lenguaje más gamberro sin dejar de lado la ternura a la hora de reflejar a sus dos protagonistas: la gótica —o quizás grunge— Alejandra Blanco y la rapera —o quizás bakala— Verónica Harrington. Tal es el aroma adolescente de la narración, que la frescura se torna por momentos en saturación para los lectores más experimentados, si bien la singularidad permanente capta bien la atención. Además, su peculiar estructura, que alterna constantemente entre distintos momentos en el tiempo a modo de destartalado diario, dota a la obra de una inesperada complejidad. Aun resultando momentáneamente confusa, esta decisión acentúa el interés de la lectura incluso para aquellos a priori poco interesados en las desventuras de un grupo de adolescentes enfrentados a la creación de un musical de instituto. [Un pavo rosa (Acto I) ¿A quién llamas tú Dulcinea? en Amazon]
Frente a un drama romántico elegante y delicado acontecido en la Inglaterra más chick, tenemos una comedia romántica ambientada en la España más cañi; frente a la correctísima convencionalidad del primero, nos encontramos ante la impetuosa originalidad de la segunda. Ambas comparten, eso sí, el principal defecto: la falta de desarrollo de los personajes secundarios, convertidos en meros instrumentos para la historia de las protagonistas. Estas últimas se muestran carentes de libertad por motivos opuestos: Sarah y Rachel (Será nuestro secreto) se ven privadas de ella a raíz de sus propios miedos y el qué dirán de un mundo donde el glamour siempre esconde hipocresía; Álex y Nick (Un pavo rosa (Acto I) ¿A quién llamas tú Dulcinea?) la echan en falta como todo adolescente ha hecho alguna vez al sentirse atrapado en un contexto familiar y estudiantil que parece castigar a todo aquel sumido en la diferencia. En ambos casos, asistimos al desarrollo de un romance que florece de la nada y termina… Bueno, esta frase mejor la completáis vosotr@s.