La Asamblea Nacional de las Seychelles aprueba la despenalización de la homosexualidad
La Asamblea Nacional de las Seychelles ha aprobado una proposición de ley para eliminar del Código Penal el artículo que castigaba las relaciones homosexuales entre varones con hasta catorce años de prisión. La votación se ha saldado con un resultado de 14 votos favorables a la derogación del artículo homófobo y otras 14 abstenciones. Tras la derogación, las Seychelles han engrosado la exigua lista de países africanos que han despenalizado la homosexualidad recientemente.
El consejo de ministros de las Seychelles, reunido el pasado lunes 29 de febrero, aprobó una iniciativa de reforma del Código Penal destinada a eliminar el artículo 151, cuyo texto era el siguiente:
Cualquier persona que:
- a) Tenga conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza.
(…)
- c) Permita a un varón tener conocimiento carnal contra el orden de la naturaleza.
Será culpable de un delito grave, punible con pena de prisión de catorce años.
El artículo, herencia de la legislación colonial británica, únicamente era aplicable a los varones que mantuvieran relaciones con personas de su mismo sexo, mientras que las relaciones entre mujeres nunca fueron penadas.
El Gobierno encargó al fiscal general del Estado, Ronny Govinden, la redacción del texto del proyecto de ley, para que fuera sometido a votación en la Asamblea Nacional. La medida formaba parte del paquete de reformas propuesto por el recién elegido presidente James Michel.
Así, este 18 de mayo la Asamblea Nacional ha votado la iniciativa, en un pleno que ha reunido a 28 de los 32 diputados que la componen. El Partido del Pueblo, que ocupa 31 de los escaños, permitió en esta ocasión que sus representantes votaran en conciencia. Un total de 13 de los diputados del Partido del Pueblo votaron a favor de la propuesta ministerial, a los que sumó el voto de la única representante de la oposición, perteneciente al Movimiento Popular Democrático. Otros 14 diputados se abstuvieron, por lo que, por mayoría simple, la iniciativa quedó aprobada y el artículo 151 será derogado. Para que tome efectos, el fiscal general del Estado deberá publicar la ley en el Boletín Oficial, para posteriormente ser ratificada por el presidente Michel y respaldada de nuevo por la Asamblea Nacional.
Aunque el Gobierno había explicado que las leyes penalizadoras de la homosexualidad apenas si se habían aplicado en la práctica, su mera existencia era una espada de Damocles para los homosexuales. Ello repercutía en que fueran frecuentes víctimas de abusos policiales y chantajes, además de suponer un perjuicio para la defensa de los derechos de los homosexuales ante la opinión pública. Por ello, el presidente Michel prometió una reforma que permitiera que “todas las personas estén libres de discriminación a todos los niveles”.
Fuentes gubernamentales estimaban que la despenalización de la homosexualidad masculina era una consecuencia lógica de la adhesión de las Seychelles a tratados internacionales, como la Declaración de Derechos Humanos, que prohíbe toda discriminación.
Satisfacción en las asociaciones LGTB y decepción en las iglesias
Fabianna Bonne, fundadora de la primera asociación de defensa de los derechos LGTB de las Seychelles, se felicitaba por el resultado de la votación, e incluso consideraba positiva la abstención de los 14 diputados: “El mensaje más fuerte que han enviado quienes se han abstenido es que no iban a interponerse en el camino del cambio de la ley, y las personas LGBTI de las Seychelles lo apreciamos. Nuestro objetivo ahora será educar a toda nuestra sociedad sobre las personas LGBTI, porque hemos observado que en este asunto son muy amplios los estereotipos y las ideas falsas. Nuestra meta sigue siendo, sin embargo, la plena igualdad en todos los aspectos de la ciudadanía, porque, después de todo, también estamos obligados a pagar nuestra parte de los impuestos y participar activamente en el desarrollo de nuestro país».
Desde las iglesias, sin embargo, la postura es muy distinta. De los 93.000 ciudadanos de las Seychelles, el 76 % se declara católico, el 6 % anglicano, el 2,4 % hindú, el 1,6 % musulmán y el resto profesa otra confesión religiosa.
En los días previos a la votación, desde el obispado de la Iglesia católica se envió un mensaje a los diputados, en el que les instaban a “votar según su conciencia informada, libre de toda injerencia externa relevante y teniendo únicamente en cuenta el impacto que su voto tendrá en el futuro de nuestra sociedad». Es de suponer que entre esas injerencias externas indeseadas no estaba incluida la propia Iglesia católica, pues también les recordaban que tuvieran en cuenta que “la tradición bíblica y moral de la Iglesia es que los actos homosexuales son moralmente reprobables”.
Por su parte, el obispo anglicano James Wong expresaba su contrariedad con el resultado de la votación, aunque aseguraba que su confesión respetaría la decisión parlamentaria. “La iglesia está en contra de la derogación de la ley”, afirmaba el obispo, “pero la política de la iglesia es que, sea revocada o no, la vida sigue. No hay que discriminar a nadie». Aunque no parece haber demasiada coherencia entre esta última consideración antidiscriminatoria, y la oposición a que se derogue una ley que castiga con penas de 14 años de prisión a las personas con determinada orientación sexual.
El ministro de Justicia, Joel Morgan, se veía obligado a recordar a quienes afirmaban que la sodomía es un pecado que “lo que es pecado no lo determina el Gobierno, sino la religión. Cada individuo debe seguir su propia conciencia sobre este asunto”.
En todo caso, cuando la reforma del Código Penal tenga efectos, las Seychelles se unirán a Mozambique, que lo hizo el pasado 2015, en ser uno de los pocos países africanos que han despenalizado la homosexualidad recientemente. También dejará de formar parte de la infame lista de 79 países y territorios del mundo que siguen castigando las relaciones homosexuales.