Chelsea Manning es ingresada en un hospital tras un intento de suicidio en prisión
La soldado Chelsea Manning fue conducida al hospital desde la prisión militar donde cumple condena tras un intento de suicidio. Aunque ya ha regresado al centro penitenciario sigue siendo monitorizada. Días atrás, Manning se había mostrado muy crítica respecto a la nueva normativa que permite prestar servicio militar a las personas transexuales, al considerar que exige requisitos muy difíciles de cumplir y poco de acuerdo a la realidad transexual. También mostraba su escepticismo a que se pueda aplicar a las personas transexuales ingresadas en centros penitenciarios militares.
Según fuentes del medio TMZ, el pasado martes la soldado Chelsea Manning intentó ahorcarse en la celda donde cumple condena. Fue inmediatamente conducida a un centro hospitalario, donde recibió tratamiento de las heridas producidas durante el intento de suicidio. Posteriormente, fue ingresada de nuevo en prisión, donde está siendo monitorizada. Detenida en 2010, tras un largo proceso fue condenada en 2013 a 35 años de prisión, acusada de filtrar a la web WikiLeaks un gran número de documentos que comprometían a la diplomacia estadounidense.
Desde el día siguiente a su condena, Chelsea Manning se declaró públicamente como una mujer transexual, expresando su intención de iniciar el tratamiento hormonal necesario. Sin embargo, tuvo que demandar al Gobierno estadounidense por la negativa de las autoridades penitenciarias a ofrecerle la asistencia precisa para su reasignación. Finalmente, en abril de 2015 consiguió la autorización del Gobierno e inició el tratamiento hormonal.
Sin embargo, la dirección penitenciaria siguió poniendo todo tipo de trabas al reconocimiento de su identidad de género. Le denegó el permiso para algo tan poco peligroso como poder dejarse el pelo largo, como se permite a las mujeres ingresadas en prisión. También ha sido frecuentemente condenada a largos períodos de aislamiento por distintas faltas, que no se pueden considerar más que de carácter leve. Sirva de ejemplo que a finales de 2015 se le restringió durante 21 días la salida de su celda por poseer una portada del ejemplar de la revista Vanity Fair en la que aparecía Caitlyn Jenner y un tubo de pasta de dientes vacío. Ese ensañamiento en endurecer las condiciones del encarcelamiento, con esos largos períodos de aislamiento, se ha ligado repetidamente a un mayor índice de depresión e intentos de suicidio entre el personal recluso.
Crítica con las nuevas medidas integradoras
Chelsea Manning ha continuado alzando su voz a favor de los derechos de las personas transexuales, aun estando en prisión. El pasado 1 de julio publicaba un artículo en The Guardian, en el que se mostraba muy crítica con la medida adoptada recientemente por la Secretaría de Defensa para acabar con la exclusión del ejército de las personas transexuales.
Según Manning, “la política esbozada por el secretario de Defensa Ashton Carter requeriría a los nuevos reclutas que fueran ‘estables en el género con el que se identifican durante 18 meses, según un certificado emitido por su médico, antes de que puedan servir en el ejército’. ¿Cuántas personas transexuales jóvenes como yo cumplirían con este criterio? La idea de tener que pasar por un proceso de certificación de género es un mal uso de los estándares aceptados de atención médica. ¿Qué es la estabilidad género? ¿Acaso el concepto de género no es inherentemente inestable, al estar siempre limitado por los diferentes contextos y normas bajo los que vivimos? Me preocupa que este tipo de requisitos afiance todavía más el concepto binario de género y legitime aún más el control que los administradores y los proveedores de servicios médicos tienen sobre nuestros cuerpos y nuestras identidades”.
La soldado también se muestra muy escéptica respecto a la aplicación de la nueva normativa a las personas transexuales que están ingresadas en prisiones militares: “Y ¿qué pasa con aquellos de nosotros que estamos encarcelados? ¿Esta normativa también se aplica a nosotros? Estoy profundamente preocupada por que, al igual que muchas de las políticas, el impacto de este cambio no traspase los muros de la prisión. ¿Significa que los militares reconocerán nuestro género al menos hasta que seamos detenidos?, ¿y después qué? ¿Nuestra identidad básica se evapora y después se nos impone de nuevo el sexo asignado en nuestro nacimiento?”.
Chelsea Manning concluye haciendo un poderoso alegato a favor del respeto a la identidad de género: “Definirnos a nosotros mismos por lo que somos es uno de los derechos más poderosos e importantes que tenemos como seres humanos. Nadie conoce mi género mejor que yo. Vosotros no conocéis mi género mejor que yo. Un médico no lo conoce mejor que yo. Mis padres no lo conocen mejor que yo. Nadie experimenta mi género en la forma en que yo lo experimento. Presentarme a mí misma y a mi género tiene que ver con mi derecho a existir. Con esta política, el ejército esencialmente está diciendo ‘puedes existir, pero únicamente bajo nuestros términos’. Lo que están haciendo es quitarnos el control de nuestra identidad”.