El muftí supremo de Egipto rechaza los ataques a gais y lesbianas mientras defiende la condena de la homosexualidad
La máxima autoridad legal del islam en Egipto, el muftí supremo Shawki Allam, ha mostrado en una entrevista a un periódico alemán su total condena del terrorismo en nombre de la religión musulmana. Allam también ha rechazado los ataques a la población LGTB, si bien recordando que para su confesión la homosexualidad es una “práctica inaceptable”.
Dentro de los muftís, encargados de interpretar la sharía o ley islámica, los muftís supremos son la máxima autoridad legal en un territorio determinado. Además de responder a las dudas legales sobre la religión que se le presentan, cualquier sentencia de muerte (castigo vigente en Egipto), debe ser revisada por el muftí supremo. Shawki Allam, que ostenta el cargo desde febrero de 2013, está considerado como un moderado contrario al fanatismo e independiente desde el punto de vista político.
En una entrevista concedida al diario alemán Süddeutsche Zeitung, Allam ha reafirmado su oposición expresa a las atrocidades cometidas en nombre de la religión musulmana por el autodenominado Estado Islámico. Haciendo uso de una expresión bastante habitual en estos casos, el muftí supremo aseguró que estos actos “no tienen nada que ver con el islam”.
Con respecto al papel del odio homófobo en el ataque de Orlando contra una discoteca gay que dejó 49 muertos, Allam introduce matices. Cuando el periodista le pregunta cómo se puede conjugar un islam moderado con el rechazo a las personas LGTB, el muftí supremo recuerda que la homosexualidad “no está permitida según la religión y no es una práctica aceptable en un islam bien entendido”.
Allam considera las relaciones entre personas del mismo sexo como “un pecado religioso” que, según “algunas escuelas de pensamiento” puede ser merecedor de la pena de muerte. Eso sí, siempre en el marco de un “sistema legal que hay que respetar”. La autoridad islámica pone a la iglesia copta como ejemplo de otra confesión que “condena la homosexualidad”, sin que ello quiera decir que uno “pueda tomarse la justicia por su mano”. “Lo que ocurrió en Orlando es completamente inaceptable”, afirma Allam, porque “cada persona es igualmente inviolable”.
Egipto: un país inseguro para oriundos y extranjeros
Aunque las relaciones homosexuales no son ilegales en Egipto, sí están perseguidas socialmente y se castigan a través de otras figuras legales como la “indecencia o libertinaje”, la “conducta inmoral” o la “ofensa a los sentimientos religiosos”. Además, en abril de 2015 nos hacíamos eco de la nueva potestad que se arroga el Estado para deportar a extranjeros LGTB. Esta medida era ratificada por un tribunal que falló en favor de la decisión tomada por el Ministerio del Interior egipcio de extraditar y prohibirle la entrada al país a un ciudadano libio, por ser gay.
En junio de 2015, dábamos cuenta de la utilización que la “Policía de la Moralidad” hacía de apps de contacto para gais y redes sociales para engañar y detener a hombres homosexuales inocentes. La última víctima: un refugiado sirio que llegó a Egipto huyendo de las miserias y de la violencia de su país, para empezar una nueva vida, y que fue humillado, detenido y condenado a un año de prisión tras caer en una trampa policial.
Incluso algunos medios de comunicación se dedican a realizar “cacerías” contra homosexuales. Al Kahera Wal Nas emitía en diciembre de 2014 un reportaje de la denostada presentadora amarillista Mona Iraqi, que servía como excusa para detener a decenas de personas, vanagloriándose de la redada a una sauna gay de El Cairo (capital de Egipto). Un tribunal los absolvería a todos posteriormente. No obstante, siguió pesando sobre ellos otra condena que no se revoca: la estigmatización social. Un problema que a menudo deriva en violencia por parte de terceros o en intentos de suicidio. Uno de los detenidos en la sauna gay de El Cairo, por ejemplo, trató de quemarse vivo, tras difundirse las imágenes en televisión en las que se le reconocía.
En noviembre de 2014 dosmanzanas también se hacía eco de la condena de un tribunal de Egipto a tres años de prisión para ocho hombres por aparecer en un vídeo en el que presuntamente se representaba la celebración de “la primera boda gay” de este país. Sin embargo, los ocho acusados habían negado los cargos que se les atribuían, así como que la controvertida boda fuese una ceremonia real, ya que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es posible en Egipto.
Según la organización estadounidense de defensa de los derechos humanos Human Rights First, la policía egipcia ha detenido a más de ochenta personas durante el último año por el delito de ser LGTB. En abril de 2014 nos hacíamos eco de la sentencia de un tribunal egipcio que condenaba a cuatro hombres a varios años de prisión por crear una supuesta red de prostitución homosexual, después de que la policía encontrase ropa de mujer y maquillaje en la casa de uno de ellos. Y en abril de este año, once egipcios eran condenados a penas de hasta 12 años de prisión por practicar la homosexualidad.