La Corte de Apelaciones ordena repetir el juicio contra Dharun Davi, cuya actuación desencadenó el suicidio del joven gay Tyler Clementi
La Corte de Apelaciones de Nueva Jersey ha dictaminado que debe volverse a celebrar el juicio contra Dharun Davi, el que fuera compañero de habitación de Tyler Clementi, el joven que se quitó la vida en septiembre de 2010 después de que Ravi lo espiara a través de una webcam y difundiera sus encuentros homosexuales a través de internet. Según el tribunal, cuatro de los cargos por los que fue condenado han sido declarados inconstitucionales —en una sentencia sobre un caso distinto— por la Corte Suprema del estado, y, al constituir el principal argumento de la Fiscalía durante el juicio celebrado, vició el veredicto del jurado y se vulneró el derecho del acusado a un juicio justo. Sin embargo, los jueces de la Corte de Apelaciones estiman que una actuación como la que llevó a cabo Dharun Davi “debe ser inequívocamente condenada de la manera más contundente posible”.
Hace ya cuatro años que Dharun Davi fue condenado por hasta quince cargos por unas acciones que condujeron al suicidio al joven gay Tyler Clementi. A pesar de que el veredicto de culpabilidad podría haberle acarreado una condena de hasta 10 años de cárcel, Davi fue condenado tan solo a 30 días de prisión, de los que cumplió 20 por buena conducta, 300 horas de servicio a la comunidad y una sanción económica.
Tanto la Fiscalía como la defensa presentaron un recurso de apelación. La Fiscalía por considerar que el juez Glenn Berman, ya jubilado, se había extralimitado en sus funciones al dictar una condena tan leve. La defensa, con la intención de que se sobreseyeran los cargos, dado que Davi es de nacionalidad india y una condena por un delito grave podría ocasionar su expulsión del país.
Los cargos por los que fue condenado incluían el de “intimidación con trasfondo de prejuicios”, una figura legal por la que se tienen en cuenta los sentimientos de la víctima por la actuación del acusado, no las intenciones de este último. Sin embargo, en una sentencia sobre un caso distinto, la Corte Suprema de Nueva Jersey ha dictaminado la inconstitucionalidad de ese delito.
Teniendo en cuenta ese dictamen, la Corte de Apelaciones ha considerado que no basta con sobreseer al acusado de esos cargos, sino que debe repetirse el juicio en su totalidad, dado que la Fiscalía hizo especial hincapié en la intimidación con trasfondo de prejuicios durante todo el proceso, y especialmente en su alegato final. Según la Corte de Apelaciones, esa actuación de la Fiscalía “vició el veredicto del jurado por los cargos restantes, privando al acusado de su derecho constitucional a un juicio justo».
Así pues, el juicio debe repetirse, restando los cargos inconstitucionales de la acusación, pero manteniendo los demás, como el de invasión de la intimidad, ocultación de pruebas u obstaculización a la justicia. Los jueces de la Corte de Apelaciones, por otra parte, han querido dejar patente su preocupación por los hechos, al considerar que “el entorno social que transforma un acto de intimidad sexual privado en un espectáculo de grotesco voyeurismo debe ser inequívocamente condenado de la manera más contundente posible. El hecho de que ocurriera en un dormitorio de la universidad, que alberga a los estudiantes universitarios de primer año, tan solo agrava nuestro común sentimiento de incredulidad y confusión”.
La defensa de Dharun Davi ha expresado su satisfacción por el resultado de la apelación, sobre todo porque no se haya fallado a favor de la Fiscalía. Por su parte, los padres de Tyler Clementi, que crearon una fundación para luchar contra el acoso a las personas LGTB, estiman que el fallo de la Corte de Apelaciones “nos muestra lo mucho que queda todavía por hacer, y nos impulsa, con una determinación aún más fuerte, a trabajar para crear un entorno social más amable y empático, donde cada persona sea valorada y respetada”.
Un suicidio provocado por el acoso
La historia de Tyler Clementi, a diferencia de lo que ocurre con otros adolescentes LGTB que se suicidan, tuvo en su momento gran repercusión mediática. Sucedió en Nueva Jersey en septiembre de 2010. Clementi era un joven de 18 años que había conseguido una beca en la Rutgers University gracias a su virtuosismo como violinista. Según los hechos probados —que difieren ligeramente de la versión que inicialmente se dio de la historia— Clementi pidió un día a su compañero que le dejara disfrutar a solas del cuarto. Ravi le concedió el favor, pero lo espió a través de una webcam desde el cuarto de otra compañera, Molly Wei. A través de la cámara vio como Clementi se besada con otro hombre. Ravi, no contento con violar su privacidad, difundió, a través de Twitter, mensajes de texto y en persona, que había pillado a su compañero “haciéndoselo con otro tío”.
Dos días después, cuando Clementi le pidió de nuevo quedarse a solas, Ravi orientó la webcam hacia su cama e invitó a sus seguidores de Twitter a visualizar lo que estaba sucediendo a través de iChat, un servicio que permite visualizar vídeos. Clementi no pudo aguantar la presión que supuso convertirse en la comidilla de la universidad y finalmente se quitó la vida. Ha quedado probado además que Ravi quiso hacer desaparecer después docenas de tuits y mensajes e intentó convencer a Molly Wei, convertida en testigo de cargo, de que cambiara su versión de lo sucedido.
La defensa de Ravi utilizó diferentes argumentos para rebajar su responsabilidad, desde que había espiado lo que sucedía en su cuarto porque “no se fiaba” de la apariencia del amigo de Clementi, hasta que no tenía apenas conocimiento previo de la realidad homosexual. Sin embargo, pese a los esfuerzos de la defensa, el jurado encontró a Ravi culpable, total o parcialmente, de hasta 15 cargos, incluyendo violación de la privacidad de Clementi e intimidación con trasfondo de prejuicios. Una sentencia que podría haberle supuesto hasta 10 años de cárcel e incluso la deportación a su país de origen (Ravi es de nacionalidad india), que al final quedaron en 30 días de cárcel —de los que solo cumplió 20 por buena conducta—, 300 horas de servicio a la comunidad, la obligatoriedad de participar en un programa contra el ciberacoso y uma multa de 10.000 dólares, que Ravi tuvo que pagar a una organización de defensa de las víctimas de este tipo de delitos. El juez Berman, encargado de imponer la pena, consideró que, aunque Ravi cometió un acto de “colosal insensibilidad”, no creía que realmente “odiara a Clementi por ser homosexual“.
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Acerca del Author
Calibán
...así que despierto y lloro por seguir soñando.
Que acepte las consecuencias de su acto vil y rastrero. Hijo de mala madre….
¿La inducción al suicidio no es delito en los USA?
Iesod, precisamente lo que no se ha podido demostrar legalmente es la intencionalidad de Dharun Davi, es decir, que su propósito fuera que Tyler Clementi se suicidara. Quizás porque realmente no fuera esa su intención, claro. Sin embargo, los cargos por «intimidación con trasfondo de prejuicios” caminaban en ese sentido: independientemente de la intención de Davi, Clementi sufrió indeciblemente por su actuación hasta terminar suicidándose.
Pero la Corte Suprema de Nueva Jersey ha dictaminado que ese delito es inconstitucional, porque lo que debe juzgarse es la intencionalidad del acusado, no el estado de ánimo que provoca en la víctima. Así que ya no se puede seguir ese camino.
No sé si sería aplicable jurídicamente en este caso un cargo como negligencia dolosa, es decir, que, a pesar de no haber una intencionalidad expresa de provocar un suicidio, el hecho es que unos actos negligentes lo han provocado… Tampoco sé qué tipo de pena correspondería a un cargo así.
Lo que espero es que en el nuevo juicio se le declare culpable de los cargos que sean, y que la pena que el nuevo juez le imponga sea muy superior a los 30 días de prisión que impuso el anterior. Aunque los cargos ahora sean menos y menores.
Aunque lo más lamentable es que los padres de Clementi se vean obligados, seis años después, a revivir todo aquello…
Pues la Molly Wei aparece como testigo pero fue por un trato.Fue complice y se fue de rositas.