Jóvenes de un instituto de Sevilla protestan contra los roles de género después de que un profesor recriminase a un alumno llevar un vestido
Bonita historia la que nos ha llegado a través de las redes sociales, protagonizada por los alumnos del Instituto San Isidoro de Sevilla. Os la contamos a continuación.
Lo primero que nos llamó la atención fue un tuit de la periodista Laura Santiago, fechado el pasado sábado, que terminaba por hacerse viral. Santiago difundía un pantallazo de una entrada de Facebook de Francisco Velasco, profesor del mencionado instituto, en la que este contaba lo sucedido, acompañado de la leyenda «Hay esperanza»:
Hay esperanza 👏🏼 pic.twitter.com/IE6dxSwlE6
— Laura Santiago (@L_Santiago_) 29 de octubre de 2016
El profesor contaba, en definitiva, cómo un grupo de alumnos había decidido hacer visible la relación entre la vestimenta y los roles de género como una forma de protesta contra el hecho de que otro profesor hubiera recriminado a uno de su compañeros que vistiese de una forma que simplemente no se ajustaba al rol de género que se le presuponía debía asumir.
Los propios representantes de los alumnos del IES San Isidoro explicaban lo sucedido en Twitter:
Explicación de lo que pasó el viernes pasado en el recreo. pic.twitter.com/yeZDGG3FaN
— IES San Isidoro (@iessanisidoro2) 31 de octubre de 2016
Reproducimos a continuación la explicación que dan los alumnos:
El pasado viernes 21 un alumno del centro acudió a clase con un vestido. Decidió vestirse así porque tenía una exposición sobre la visibilidad del colectivo LGTB+. En vez de quitarse el vestido al terminar la clase, se lo dejó puesto, porque sí, porque se veía bien con él. Al salir al recreo un profesor lo paró y le amenazó con ponerle un parte como no se quitara el vestido. A la pregunta de ‘¿por qué me tengo que quitar el vestido?’ el profesor respondió que los chicos no pueden llevar vestido ya que es una prenda de mujeres. El alumno decidió cambiarse de ropa ya que no quería volver a su casa con un parte.
Junto con el apoyo de sus amigos y los testigos que presenciaron el altercado, el chico acudió a hablar con nosotros, los representantes del centro. Quedamos en hablar con la jefatura de estudios que nos aseguró que según la norma el chico SÍ podía llevar el vestido. Sin embargo el jefe de estudios no dio credibilidad al alumno cuando le contó el problema que tuvo con el profesor implicado. El equipo directivo de nuestro instituto (IES San Isidoro) es muy protector con sus profesores y a los alumnos nunca nos dan la razón.
Ante esto, decidimos hacer el viernes siguiente una protesta ya que el profesor no fue sancionado, al chico no se le pidió disculpas y para colmo la jefatura de estudios cuestionó el testimonio de los alumnos que estuvieron presentes.
Nos pusimos de acuerdo e intentamos que se sumara el mayor número de alumnos posible. Nuestra protesta consistió en vestirnos con ropa que socialmente es considerada del otro género, es decir, «las chicas de chicos y los chicos de chicas». A la hora del recreo hicimos un corro, pusimos la bandera arco iris en el centro y tocamos las palmas mientras cantamos el a quién le importa’ de Alaska.
En esto consistió nuestra protesta. En manifestar nuestro desacuerdo con lo ocurrido y EXIGIR que la ropa no sea considerada ‘inapropiada’ únicamente por el género de la persona que la lleva.
Y esta es la historia, que ha acabado por saltar a la prensa. La edición sevillana del diario ABC lo publicaba ya ayer por la tarde y recogía, de hecho, la reacción de la Red de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Rampa), que se mostraba «satisfecha» y «muy orgullosa» de la reacción de los jóvenes.
Desde dosmanzanas felicitamos a los estudiantes de este instituto por la protesta, tan imaginativa como absolutamente respetuosa. Esperamos además que lo sucedido mueva a reflexión tanto a los profesores como a la dirección del centro, y que esta empiece a comportarse de una forma menos corporativa y más respetuosa con sus propios alumnos, sin duda lo mejor que tienen.
Enhorabuena, efectivamente, hay esperanza.
¡Qué gran reacción!
Maravilloso ver que existen personas así. Enhorabuena a estas alumnas y a sus padres y educadoras.