Un estudio encargado por la propia iglesia católica desvincula la orientación homosexual de los sacerdotes de los abusos a menores
Un estudio encargado por la propia iglesia católica estadounidense niega que exista relación entre la orientación homosexual y los abusos sexuales cometidos contra menores por parte de sus sacerdotes, según el informe preliminar presentado esta semana en Baltimore a los obispos. El resultado final del estudio no se conocerá hasta el año que viene, pero sus conclusiones acerca de este punto parecen ya claras.
El estudio, con un coste cercano a los dos millones de dólares, fue encargado por la iglesia estadounidense a raíz de la crisis que supuso, a partir del año 2002, la salida a la luz de diversos escándalos de abusos sexuales a menores cometidos por su sacerdotes, y está siendo desarrollado por investigadores del John Jay College of Criminal Justice. «A partir de los datos que tenemos hasta el momento, no encontramos conexión alguna entre la identidad homosexual y la mayor probabilidad de cometer abuso», aclaró el pasado martes Margaret Smith a los obispos.
Según Karen Terry, otra de las investigadoras, es fundamental distinguir entre identidad sexual y conducta, así como tener en cuenta la facilidad de acceso a las víctimas por parte de los abusadores, lo que explicaría que la mayoría de ellas fueran chicos y no chicas. Terry explicó que sí han encontrado que muchos abusadores estaban confusos sobre su sexualidad y sus habilidades sociales eran más pobres, pero no que tuvieran un patrón definido de conducta homosexual.
Los resultados del estudio suponen un golpe a la estrategia seguida más recientemente por la iglesia católica para lavar su imagen, consistente en relacionar, de una forma cada vez menos sutil, los abusos sexuales con la homosexualidad. Hace poco más de año la iglesia reforzó su negativa a ordenar sacerdotes que presentaran «tendencias homosexuales fuertemente radicadas», en un movimiento que desde ciertas instancias fue justificado precisamente como una forma de prevenir los abusos. Más recientemente, el arzobispo Silvano Tomasi culpaba, ya sin pudor alguno, a los sacerdotes homosexuales de ser los responsables de la mayoría de los casos de abuso, matizando que, más que hablar de pederastia de lo que se debería hablar, en su opinión, era de “efebofilia”.
O sea, que básicamente lo que viene a decir el estudio es que si tienes a unos tíos sin sexo al final terminan tirándose a lo que tienen más a mano, ya sea una cabra o una gallina. Lo malo es que lo que tienen a su disposición estos tíos son niños y niñas.
Basicamente al. Pero te dejas un parámetro fundamental: son tíos sin sexo DE CONDUCTA SOCIAL «POBRE» los que se tiran cualquier cosa que se mueva. El resto de curas que no poseen tal peculiaridad ya se las arreglan para frecuentar saunas o prostíbulos, ya.
Ante la noticia no acabo de tener claro si alegrame o cabrearme.
¡Que manda narices que después de siete años y dos millones de dólares estos capullos «hayan llegado a la conclusión» que la pederastia nada tiene que ver con la orientación sexual!!!
En fin supongo que es como algo menos que nada. Pero vamos…
Una cosa es la orientación sexual (heterosexual, homosexual o bisexual) y otra muy distinta son las perversiones que en algunas personas reprimidas se generan, como la pedofilia, tan extendida entre los curas católicos.
Pues claro que no tiene nada que ver la homosexualidad con los abusos sexuales. Eso es capaz de adivinarlo la gente sin que la entrometida Iglesia nos abra los ojos. Lo que pasa es que algunos sacerdotes no aguantan el celibato y acaban explotando y abusan de quienes están más cerca de ellos: los inocentes niños.
Me temo que una pequeña parte de esos dos millones de dolares que se han gastado a lo tonto ha salido de mi bolsillo…
Ahora la pregunta esto saldrá a la luz para la gran masa o omitirá toda referencia a este estudio?