Australia: diputados conservadores plantean un referéndum por correo sobre el matrimonio igualitario
El Gobierno liberal-conservador del primer ministro Malcolm Turnbull no ceja en su empeño de postergar la apertura del matrimonio para todas las parejas de Australia. Después de que la oposición tumbara en el Senado el proyecto de ley para permitir un referéndum sobre la cuestión, por considerarlo innecesario y divisivo, los de Turnbull plantean ahora que la consulta se realice por correo y de forma voluntaria. Pretenden así sortear la firme negativa de laboristas y verdes a que los derechos de una minoría se decidan en plebiscito.
Nueva vuelta de tuerca en el inacabable debate sobre la igualdad matrimonial en Australia. A la negativa de la oposición a apoyar la convocatoria de un referéndum como quiere el primer ministro, siguió la rebelión de un grupo de sus propios diputados, harto de dilaciones, que no logró sin embargo ningún avance. La última propuesta de los liberal-conservadores es convertir el plebiscito en una consulta por correo, de carácter voluntario (el voto en Australia es obligatorio). Confían de esta manera en sortear el veto del Senado, donde carecen de mayoría. Esta forma de participación, aseguran, no necesitaría la aprobación de una ley para su puesta en marcha.
La oposición y los activistas LGTB rechazan de plano este plan, que por otra parte deja abiertos interrogantes como qué sectores se movilizarían en la votación postal o si el resultado sería vinculante también en el caso de que ganara el «no». Para Alex Greenwich, de Australian Marriage Equality, se trata de una “estratagema desesperada” del partido de Turnbull para imponer su criterio, después de que la cámara alta tumbara el referéndum. Incluso el poder económico se ha puesto del lado de la igualdad. La semana pasada, veinte directivos de grandes empresas australianas pidieron en una carta la aprobación parlamentaria del matrimonio igualitario.
Nada de ello ha doblegado por ahora al Gobierno. El ministro de Inmigración, Peter Dutton, reaccionó airadamente instando a los empresarios a dejarse de “tonterías políticamente correctas”. Menos beligerante pero igual de firme, el primer ministro Turnbull se reafirmó en su empeño de impedir una votación libre en el Parlamento sin que previamente se haya celebrado un plebiscito, en la forma que sea. Un compromiso con el sector más reaccionario de su partido que pretende mantener a pesar de las crecientes voces dentro de su propia formación que le piden que dé un paso adelante.
En una situación de bloqueo como la actual, en la que la oposición rechaza el referéndum por innecesario y divisivo, estos críticos reclaman que el Partido Liberal deje de ser una barrera para la igualdad matrimonial. Pero los sectores más conservadores de la formación de Turnbull no piensan ceder fácilmente. El mes pasado, el ex primer ministro Tony Abbott instaba a su sucesor a mantener su promesa de campaña y no cambiar la ley sin antes celebrar un referéndum. Otros diputados de este sector inmovilista se sumaron a su petición de “no traicionar a los votantes” e intentar convencer a los laboristas de que la consulta es la mejor solución.
La oposición, sin embargo, insiste en reclamar una votación libre de disciplinas de partido en el Parlamento para aprobar por fin la medida, toda vez que existe una mayoría clara de diputados y senadores favorables a la misma. “Qué ‘traición’ tan justa y sensata sería, primer ministro”, tuiteaba hace unas semanas el senador Derryn Hinch. El líder laborista, Bill Shorten, también opina que “no hay razones para retrasar” la decisión que debe tomar Turnbull. El primer ministro llegó a amenazar en octubre del año pasado con dejar el asunto en vía muerta en lo que queda de legislatura.