Las dificultades de las familias homoparentales: críticas de las películas «Rara», «La otra familia», «Any Day Now» y «Los chicos están bien»
Aun cuando la ley está de su parte (que no suele ser el caso), las parejas homosexuales tienen grandes dificultades a la hora de disfrutar de la paternidad, tanto cuando los hijos son biológicos (por provenir de matrimonios anteriores, por fecundación in vitro o por paternidad subrogada), como cuando se recurre a la adopción. Aprovechando el estreno de la extraordinaria Rara, una de las películas LGTB más importantes de la historia (¡sí, sin exagerar!), voy a repasar otros interesantes títulos relacionados con este tema: la popular Los chicos están bien y las tristemente desconocidas Any Day Now y La otra familia, las cuales aprovecho para reivindicar.
En la excepcional Rara (2016), encantadora pero matona ópera prima de la chilena Pepa San Martín, encontramos un ataque frontal a la homofobia imperante ejercido mediante la mejor arma: la sutileza. Así, la historia de dos niñas (impagablemente espontáneas Julia Lübbert y Emilia Ossandon) que, desde el divorcio de sus padres, viven con su madre (Mariana Loyala) y la pareja de esta (Agustina Muñoz) es un ejemplo perfecto de cómo la sociedad nos inculca homofobia desde que nacemos (lo cual, sobra decirlo, hacemos sin ella). De hecho, la película parte del —polémico, mas no lo suficiente— caso real de la jueza Karen Atala, a la que fue arrebatada la custodia de las hijas por el mero hecho de ser homosexual. La fresca naturalidad desprendida, tanto por el guion, como por las interpretaciones, da lugar a acogedoras instantáneas de vida familiar que echaremos de menos nada más terminar tan maravilloso visionado. Entre otros muchos merecidos reconocimientos, Rara se hizo con el Premio Horizontes y el Sebastiane Latino del pasado Festival de San Sebastián. Por cierto, lo que convierte Rara en una cinta única en su especie es que, a diferencia de los otros tres títulos que componen este artículo, no pone el foco de atención en los padres (o madres), sino en una de las hijas, denunciando así cómo la homofobia (que no la homosexualidad) tiene efectos terribles en los más inocentes.
Aunque ser gay no es una opción, la sociedad se empeña en marginar a las personas que lo son, llegando al punto de hacer daño a otras personas para llevar a cabo esa marginación. Al final, todo el mundo pierde. Esta es la triste situación que refleja Any Day Now (2012), primera y única película hasta la fecha de Travis Fine, lo que supone una verdadera pena considerando el positivo recibimiento crítico del que gozó en su día. Sus protagonistas (Garret Dillahunt y un radiante Alan Cumming más conocido por su papel en la notable serie The Good Wife) tan solo desean una cosa: adoptar a un chico con Síndrome de Down para darle la familia que merece (Isaac Leyva). Y es que su madre (Frances Fisher) es una drogadicta que no se preocupa por él (una realidad bastante recurrente en el séptimo arte, sencillamente porque también lo es en la vida real). Por desgracia, la justicia —por decir algo— no está a favor de esta pareja por mucho que demuestre que quiere al chico más que nadie y que no hay nadie mejor para él. Un excelente guion que George Arthur Bloom escribió hace ¡treinta años! sirve de base para una fresca película que causa gran conmoción sin caer en la lágrima fácil.
La otra familia (2011), del mexicano Gustavo Loza, muestra los conflictos de dos parejas homosexuales, una gay y otra lesbiana. Ni Ivana (Ana Serradilla) ni Gloria (Ana Soler) tienen problemas para dar a luz al propio hijo, pero la duda puede ser crítica: ¿cuál de las dos debe ser la madre biológica? Y, ¿a quién recurrir para obtener la necesaria “aportación” masculina? El camino es duro y difícil, y puede acabar destrozando un matrimonio. En el caso de Jean-Paul (Jorge Salinas) y Chema (Luis Roberto Guzmán), las dificultades parecen solventarse cuando el pequeño Hendrix (tierno Bruno Loza) aparece en su camino por sorpresa y los convierte en padres de la noche a la mañana. Pero, claro, no todos ven con buenos ojos que un niño sea criado por dos hombres, ni siquiera cuando sus verdaderos tutores son una drogadicta (Naila Norbind) y un delincuente (Andrés Almeida), con lo que ambos deberán enfrentarse la incomprensión y el odio. Pese a la melodramática e inexperta realización, la entretenida cinta da en la diana. Advertencia: «verla puede cambiar tu punto de vista, no tu sexualidad», rezaba el cartel.
Inmediatamente anterior a las tres cintas mentadas, Los chicos están bien (The Kids Are All Right, 2010) cuenta con un reparto de ensueño formado por Annette Bening y Julianne Moore como una pareja homosexual en crisis, Mia Wasikowska y Josh Hutcherson como los hijos de ambas, deseosos de conocer a su padre biológico pese a amarlas con locura, y Mark Ruffalo como el padre cuya inesperada aparición pone patas arriba el apacible hogar que tanto ha costado a sus matriarcas construir. Tan hilarante como desgarradora, esta cinta consiguió situar el tema de las familias homoparentales en el punto de mira, obteniendo sendos Globos de Oro a mejor comedia y mejor actriz de comedia (Bening) y cuatro nominaciones a los Oscars —película, guion original, actriz (Bening) y actor de reparto (Ruffalo)— que la convirtieron en una de las producciones LGTB más famosas de todos los tiempos. Y todo ello, partiendo desde el cine independiente y, lo que es más importante, la dirección de una mujer. Quizá a raíz de su incontenible honestidad, la obra cae en algunos “errores” que pueden provocar el efecto contrario al deseado (especialmente en lo relativo a la necesidad del personaje de Moore de un hombre para sentirse completa), pero en general se trata de una comedia dramática muy estimable idónea para atraer al público heterosexual (y, de paso, hacerle reflexionar).
De una forma u otra, Rara, Any Day Now, La otra familia y Los chicos están bien reflejan la problemática atravesada por las parejas homoparentales a la hora de formar una familia, digamos, convencional. Las parejas que las protagonizan luchan con uñas y dientes por mantener tanto la custodia como el cariño de sus hijos, los cuales vivirían la situación con plena naturalidad de no estar tan empeñada la sociedad en recordarles una y otra vez, directa o indirectamente, cuán “raras” son sus familias. Ni Any Day Now ni La otra familia llegaron a las salas comerciales españolas, con lo que el estreno de Rara es un caso excepcional que no debéis dejar pasar. Celebremos que, por una vez, la cartelera se haya atrevido a ser rara.