Amor, intriga y lesbianismo en cárceles de mujeres: críticas de «Vis a vis» y «Orange Is the New Black»
En 2013, Orange Is the New Black avivó el interés por un tema al que nadie había prestado atención con anterioridad: el de las cárceles de mujeres. Así, aunque el drama carcelario ha estado siempre en el mundo de mira del mundo audiovisual, los protagonistas siempre habían sido ellos, como si ellas no cometiesen crímenes o, de hacerlo, terminaran en lugares etéreos sin relación alguna con la dura experiencia a la que se exponen a menudo los hombres tras ser condenados a pasar la vida entre rejas. Orange Is the New Black puso las cárceles de mujeres en el punto de mira de la parrilla televisiva internacional, desembocando en múltiples productos que, sin ser estrictamente remakes, deben mucho al fenómeno de Netflix. Entre ellas cabe destacar la española Vis a vis, que ha sabido conjugar la originalidad del show estadounidense con una esencia propia y, para bien y para mal, patria. A ambas series, muy recomendables, me dedico hoy.
Orange Is the New Black es una serie estadounidense creada por Jenji Leslie Kohan, producida por Lionsgate Television y emitida por primera vez en Netflix el 11 de julio de 2013. Está basada en el libro Orange Is the New Black: Crónica de mi año en una prisión federal de mujeres, de Piper Kerman, quien relata en él sus propias memorias sobre la vida en la cárcel. Ella misma, con nombre y apellido, pero interpretada por Taylor Schilling, es la protagonista de la serie, una mujer encarcelada por transportar dinero proveniente del narcotráfico, mundo donde fue introducida por Alex Vause (Laura Prepon), su hipnótica examante. Entre el rico elenco de personajes secundarios también encontramos a Sam Healy (Michael Harney), el consejero de la prisión; Red (Kate Mulgrew), la dura cocinera; Larr Bloom (Jason Biggs), el inocente novio de Piper, y Sophia Burset (Laverne Cox), quien sigue siendo uno de los escasos personajes trans destacables de la historia de la televisión. Fantásticamente escrita, dirigida e interpretada, la serie se mueve entre la comedia disparatada (y verdaderamente hilarante) y el drama carcelario, fomentando risas, lágrimas y tensiones a partes iguales. En su corazón encontramos un peculiar triángulo amoroso que sitúa a la protagonista entre el novio perfecto y la amante imperfecta, con el aliciente de que el primero está fuera de la cárcel (y por tanto lejos de ella) y la segunda, no sólo está dentro de la cárcel, sino que es responsable de que la propia Piper lo esté. Si esto no ha captado vuestra atención, nada lo hará… Año a año la serie capta la atención de los Globos de Oro y los Emmys, pero aún no se ha llevado el gato al agua.
Dos años después de que Orange Is the New Black viera la luz, Globomedia y FOX Networks Groups España produjeron el drama carcelario Vis a vis. La serie se estrenó el 20 de abril de 2015 en Antena 3, dando lugar su éxito a la renovación para una segunda temporada pero no a una tercera, lo que llevó a un acuerdo entre Atresmedia, FOX España y Globomedia para llevar la tercera temporada a FOX España en 2018. En un principio, Vis a vis fue tachada de mero plagio de Orange Is the New Black, y ciertamente, aparte del tema carcelario, hay bastantes puntos en común (a destacar el motivo por el que la protagonista termina en prisión, que no es otro en ambos casos que el amor, con la diferencia de que en la serie española el culpable es un hombre que sí ha logrado evitar la cárcel), mas el misterio central dota a Vis a vis de una esencia distinta, más cercana a los habituales programas españoles, pero evitando los perezosos clichés que lamentablemente caracterizan a nuestra cartelera. Otro asunto que distingue a Vis a vis de su hermana estadounidense es la inteligente decisión de presentar algunos momentos a modo de falso documental, permitiendo a las presas expresar sus sueños y ansiedades con plena espontaneidad. Para ello resulta de vital importancia la sabresaliente frescura interpretativa de Maggie Civantos, Najwa Nimri, Alba Flores, Inma Cuevas, Marta Aledo, Berta Vázquez y María Isabel Díaz. Es una pena, no obstante, que la calidad interpretativa se limite a las presas, estando todas ellas a años luz del resto del elenco (sean los trabajadores de la cárcel o los familiares de la protagonista), aun incluyendo este los nombres propios de Carlos Hipólito, Alberto Valasco y Cristina Plazas. La propia serie es mucho más efectiva cuando desarrolla con naturalismo la vida en prisión que cuando se deja llevar por el suspense de la trama principal, pero sigue siendo una de las producciones televisivas patrias más redondas que se recuerdan.
Tal y como las cárceles masculinas llevan a los presos a explorar la homosexualidad, aunque sea como único remedio para su lujuria, las cárceles femeninas de Orange Is the New Black y Vis a vis se convierten en un lugar donde las mujeres, apartadas de las convenciones sociales del mundo exterior, tienen una ocasión perfecta de lidiar con su sexualidad de formas que nunca imaginaron. Así, no sólo ambas cárceles están colmadas de personajes LGTB, sino que las propias protagonistas inician un interesante camino de autodescubrimiento tras el que no volverán a ser las mismas. Ello convierte Orange Is the New Black y Vis a vis en dos series muy complejas con las que explorar las relaciones femeninas del siglo XXI en un contexto fuera de lo común.
Murió Pierre Bergé, algo más que el amor de Yves Saint Laurent.
París, 8 sep (EFE).- El nombre de Pierre Bergé estará siempre unido al del icono de la moda Yves Saint Laurent, con quien compartió medio siglo de vida y amores, y a la pasión por la creación que les llevó a alumbrar juntos una de las casas más influyentes de la alta costura francesa.
Pero la vida de este empresario, fallecido hoy a los 86 años tras una larga enfermedad, fue mucho más allá de ser la pareja de Saint Laurent y el cerebro que dirigió el talento del artista por los raíles del éxito.
Bergé se convirtió -a golpe de buena mano para los negocios, su compromiso con los derechos de los homosexuales y con la izquierda y una visión empresarial decidida- en una de las figuras más influyentes del universo artístico y mediático de la Francia de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI.
El año pasado, su fortuna se calculaba en unos 180 millones de euros.
Admirado y criticado, Bergé fue siempre una voz escuchada, un referente muy seguido que deja un legado de obras y acciones impresionante, «un hombre que hacía nacer allí donde era posible la belleza y la excelencia», en palabras del presidente francés, Emmanuel Macron.
Hasta que en 1958, con 28 años, su vida se cruzó con la de Saint Laurent, ese oriundo de la isla de Olerón de curiosidad inquieta y ambición asumida, había tenido tiempo para dejar su casa en el Atlántico y entrar en contacto con el bullicioso universo cultural de la postguerra en París.
Hijo de un funcionario y de una soprano aficionada, Bergé se trasladó a la capital con 18 años con la idea de convertirse en escritor y periodista y, fruto del azar -tras caer de la ventana de un edificio en plenos Campos Elíseos-, se encontró con el poeta Jacques Prévert, que le introdujo en el universo cultural, a través de la actividad de marchante de libros.
Así entró en contacto con nombres como Jean Cocteau y se hizo con derechos sobre las obras de autores como Louis Aragon, Albert Camus o Jean-Paul Sartre.
Pero fue de la mano de Yves Saint Laurent como su vida cobró una nueva dimensión. Junto a él creó una de las marcas más afamadas de la costura francesa y se convirtió en el principal sustento de una mente tan genial como atormentada.
Tras la muerte del modisto en 2008, fue el mejor albacea de su obra y de su memoria.
Infatigable emprendedor, Bergé no se quedó sólo en el negocio de la moda y diversificó sus actividades en la edición, la cultura, el coleccionismo o la política, en tanto que uno de los principales apoyos financieros del Partido Socialista.
Amigo personal de François Mitterrand, apenas abandonó las causas de la izquierda y fue una voz muy visible en algunos movimientos, sobre todo cuando se trataba de defender los derechos de los homosexuales.
Para la lucha contra el sida, fundó la asociación Sidaction, una de las más importantes y activas.
Director durante años de la Ópera de la Bastilla, embajador de buena voluntad de la Unesco, militante de asociaciones antirracistas, Bergé se lanzó en los años ochenta a la actividad de prensa, que le llevó a ser uno de los principales accionistas del vespertino Le Monde.
(Luis Miguel Pascual)
http://www.lavanguardia.com/vida/20170908/431129774076/pierre-berge-algo-mas-que-el-amor-de-yves-saint-laurent.html