La homosexualidad en el África más «moderna»: críticas de «Los blancos estáis locos» y «La herida»
En lo que a la comunidad LGTB respecta, los países africanos son los grandes olvidados, bien porque en ellos no se le presta atención, bien porque directamente se la sanciona. Por supuesto, hay regiones más modernas que otras. Hoy hablo de Guinea Ecuatorial y Sudáfrica a raíz, respectivamente, de un libro recién publicado (Los blancos estáis locos) y un film recién estrenado (La herida), perfectos ambos para reflexionar y abrir la mente. Por cierto, esta última acaba de colarse en la shortlist del Óscar a mejor película extranjera, donde también ha entrado Una mujer fantástica [crítica] pero lamentablemente no 120 pulsaciones por minuto [crítica] ni Tom of Finland [crítica].
El título de Los blancos estáis locos (2017) hace colación al contraste de culturas al que se enfrentó día a día Luis Melgar durante los tres años que estuvo al mando de la segunda jefatura de la Embajada de España en Guinea Ecuatorial (entre agosto de 2013 y julio de 2016). Nos hallamos ante una especie de novela autobiográfica donde el 90% es exacto y concordante con la realidad y el 10% todo lo real que el recuerdo y las licencias literarias permiten, tal y como el propio autor afirma. Aunque este diplomático es ahora mismo el primer secretario de la embajada española en Venezuela, también ha dedicado largo tiempo de su vida a la escritura, desde la literatura infantil y juvenil hasta enciclopedias temáticas y libros de consulta. Pero la Los blancos estáis locos es su gran salto al mundo literario: una interesante mirada tanto a la vida diplomática como a la realidad africana, así como un entretenido relato colmado de ingenio, humor y honestidad. Por la novela circula todo tipo de personajes reales a los que el autor retrata con cariño y franqueza, pero el motivo por el que nos interesamos por ella aquí es que Luis Melgar no fue solo hacia el sur, sino que lo acompañaron su perro Churchill y, sí, su marido, quien constituye con él un pack indivisible. De esta forma, esta obra nos ofrece un entretenido retrato de la existencia a menudo surrealista de una pareja gay en un país donde la homosexualidad, aun siendo legal, carece de protección alguna por parte de las instituciones, careciendo además las parejas del mismo sexo de los mismos derechos que las parejas heterosexuales. Asistimos así ante una perplejidad constante tanto en los ojos de Luis y su marido respecto a la realidad que los rodea como en los de Yolanda, la joven bubi que se encarga de su casa, para quien hilarantemente todo cuanto hacen y dicen ellos carece por completo de sentido.
Más conocida por su título en xhoba: Inxeba), La herida es un rarísimo caso de cine LGTB proveniente del continente africano. Con ella, John Trengove retoma un tema que ya exploró en su último cortometraje (iBhokhwe, 2014): el del contacto sexual entre varones nacido del dolor provocado por un rito iniciático de circuncisión del que supuestamente se sale como hombre tras entrar como niño. Que Kwanda (Niza Jay), un joven procedente de una familia acomodada de Johannesburgo, es homosexual no es ningún misterio, pero la relación entre su maestro (Nakhane Touré) y otro de los cuidadores (Bongile Mantsai) sí que lo es; y, aunque Sudáfrica ofrece uno de los pocos rincones africanos donde la comunidad LGTB puede vivir relativamente sin miedo, hay cosas que es mejor mantener en secreto. Cruda de principio a fin por las heridas figuradas y literales que refleja, esta cinta es un valiente estudio de la identidad en materia de raza, género y clase social, a la par que un impactante reflejo del contraste entre la aversión a lo que se es y la aceptación de uno mismo en un contexto de dualidades en perenne tensión: lo urbano y lo rural, lo antiguo y lo moderno, la riqueza y la pobreza, el brío y la debilidad. A priori, la homosexualidad y la masculinidad constituyen también elementos opuestos, pero, conforme el elegante —y premiado por el jurado del último LesGaiCineMad— guion de Malusi Bengu, Thando Mgqolozana y el propio Trengove avanza, ambos términos se desprenden de los tópicos y los prejuicios que los atañen, revelándose Sudáfrica como un mundo todavía harto exótico (para bien, como muestra el deslumbrante plano visual, pero también para mal) cuya legislación parece ir por delante de sus habitantes. Es curioso, por cierto, que haya que adentrarse en la selva para explorar la homosexualidad allí cuando hablamos del que fuera el quinto país del mundo en aprobar el matrimonio igualitario.
Mientras Los blancos estáis locos presenta la realidad africana desde una perspectiva simpática y esperanzadora, gracias a estar narrada desde el punto de vista de alguien en una situación claramente ventajosa, La herida nos recuerda lo duro que ser gay sigue siendo en el continente africano aun habitando en uno de sus países más liberales. Y es que una cosa es aceptar que blancos y extranjeros sean, sencillamente, “raros” y otra permitir esa “rareza” dentro de una cultura todavía estancada en el pasado.
Leí el libro. Me parece una maravilla. Te hace comprender que existen otros mundo muy diferentes al nuestro y que difícilmente cambiarán. Son años de prejuicios culturales imposibles de superar. Me refiero a LA HERIDA. El otro tampoco me lo perderé.
Saludos y gracias por compartir.
Carla Mila
http://www.carlamila.es