Conchita Wurst desvela que tiene el VIH para «dar un paso más en contra de la estigmatización»
La artista que logró conquistar a Europa con su mensaje de tolerancia y en contra de la discriminación LGTBfóbica ha utilizado su cuenta de Instagram para admitir que convive con el VIH. Al hacerlo, según sus propias palabras, pretende «dar ánimos» a las personas seropositivas en situaciones parecidas y también «dar un paso más en contra de la estigmatización». Pero su anuncio se ve empañado por su propia denuncia. Y es que, al parecer, habría estado recibiendo amenazas por parte de un antiguo novio de desvelar esta información (desconocemos por qué motivos). En este sentido, Conchita Wurst ha decidido tomar la delantera y hablar ella misma sobre su estatus serológico, ya que, tal y como alega, «no le daré a nadie el derecho de asustarme e influir en mi vida en el futuro». Desde España, la Coordinadora estatal de VIH y sida (CESIDA) recuerda que hacer público el estado serológico debe ser una decisión personal y que «en el momento en que se es víctima de chantaje o extorsión, como ha sido el caso de Wurst, se debe denunciar a la Policía».
«Ha llegado el día de liberarme por el resto de mi vida de una espada de Damocles: he sido VIH positivo durante muchos años. Esto es realmente irrelevante para el público, pero un exnovio me amenaza con hacer pública esta información privada, y no le daré a nadie el derecho de asustarme e influir en mi vida en el futuro», ha publicado la polifacética cantante austriaca en Instagram. También ha explicado que su carga viral es indetectable porque «desde que recibí el diagnóstico, estoy en tratamiento médico» de tal forma que «no puedo transmitir el virus». No está de más recordar, en efecto, que las personas con carga viral indetectable no transmiten la infección a sus parejas sexuales.
Aunque la familia y el círculo de amigos de Conchita Wurst ya conocía su estatus serológico, según argumenta la eurovisiva artista, revelar a la sociedad uno mismo este tipo de información privada «es mejor que ser descubierta por terceros». Por ello, dice querer «dar un paso más en contra de la estigmatización de las personas que se han infectado por el VIH». Asimismo, Conchita ha lanzado un mensaje a sus fans: «la información sobre mi estado del VIH puede ser nueva para vosotros, ¡mi estado no lo es! Estoy bien y soy más fuerte, estoy más motivada y liberada que nunca. ¡Gracias por vuestro apoyo!».
Combatir el estigma del VIH/Sida
Desde España, la Coordinadora estatal de VIH y sida (CESIDA) recuerda que hacer público el estado serológico debe ser una decisión personal y que «en el momento en que se es víctima de chantaje o extorsión, como ha sido el caso de Wurst, se debe denunciar a la Policía». En todo caso, han aprovechado la revelación de la cantante para felicitarla, ya que «estos gestos son muy importantes para dotar de mayor normalidad a esta infección y reducir el estigma y la discriminación. Además, el efecto conseguido es infinitamente mayor cuando se produce a través de una figura de relevancia internacional».
Por otra parte, CESIDA urge a agilizar el Pacto social por la no discriminación asociada al VIH y al sida, anunciado por la propia coordinadora tras reunirse con la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, para erradicar situaciones de serofobia y dar atención legal, psicológica y social a las personas con VIH.
Para el presidente de la citada coordinadora, Ramón Espacio, «el Pacto Social es un documento que propone un paquete de medidas para reducir la discriminación hacia las personas con VIH. De especial importancia son todas aquellas medidas destinadas a acabar con las restricciones de acceso a servicios y funciones públicas consecuencia de la catalogación del VIH como enfermedad infectocontagiosa».
Este documento, promovido por el Ministerio de Sanidad, involucra en la consecución de sus objetivos a distintos ministerios, administraciones públicas y otros sectores gubernamentales y no gubernamentales. Cabe destacar, en cualquier caso, que el activismo lleva reclamando un pacto de Estado sobre el VIH/Sida en las últimas legislaturas y, hasta fechas recientes, no había habido una respuesta firme por parte del Gobierno de Rajoy en este sentido.
Conchita Wurst, una triunfadora comprometida con la igualdad
Dosmanzanas ha seguido de cerca la trayectoria de Conchita Wurst, desde antes de su sonado triunfo en el festival de Eurovisión en 2014. De hecho, tuvimos la oportunidad de hacerle una de las primeras entrevistas publicadas en España, en marzo de aquel año (dos meses antes de la gran final eurovisiva). Entonces declaró que «la homofobia y la intolerancia son temas candentes ahora mismo. Yo diría también que lo son los derechos humanos en general. Debido a todo este odio, me reafirmo en lo que hago. Todos tenemos que contribuir a cambiar esta situación y yo, personalmente, lucho todo lo que puedo para alcanzar la meta de la aceptación».
Solo unas semanas después, pudimos volver a entrevistarla (esa ocasión en persona, durante una presentación de su actuación en Madrid). Wurst dijo querer «aprovechar la oportunidad que tengo como artista para trasladar mi mensaje a tantísima gente y transmitirle fuerza, especialmente a aquellos que sufren la intolerancia. Por ejemplo, a las víctimas de las estúpidas leyes rusas [anti-LGTB]. Ante este tipo de actitudes es fundamental que hablemos sobre la tolerancia y sobre la necesidad de encontrar la aceptación global. Entre todos tenemos que propiciar el cambio social y yo tengo la ocasión de hablar con muchas personas al respecto para aportar mi granito de arena».
Todo ese compromiso hecho público en numerosos foros y medios de comunicación europeos atrajo las críticas de la casta LGTBfóbica más reaccionaria. El promotor de las leyes homófobas rusas, Vitaly Milonov, llegó a pedir el boicot al festival de Eurovisión, al que calificó de «espectáculo de Sodoma». Pero a pesar de esta y otras salidas de tono con tintes LGTBfóbicos, Conchita Wurst fue la tercera artista más votada en Rusia, además de ser la ganadora del festival. El viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, dijo que «el resultado muestra a los partidarios de la integración europea cual es su futuro europeo: una mujer barbuda». Por su parte, el líder ultranacionalista Vladimir Zhirinovski declaró que «es el fin de Europa. Ya no tienen hombres ni mujeres. Tienen ‘eso’».
Pero lejos de amedrentarse, la artista austriaca siguió utilizando su privilegiada posición mediática como artista para combatir la intolerancia y la discriminación. A finales de 2014 envió un mensaje a la conferencia promovida en Bruselas por la Agencia para los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y por la presidencia del Consejo de la Unión sobre discriminación y solo unos días más tarde se reunía con el entonces secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el que este le manifestaba su empeño personal en seguir combatiendo la LGTBfobia.